MUJER MESOPOTAMICA

MUJER MESOPOTAMICA

Orden Social:

• Jerarquía social: no entrañaba más que un doble nivel: las mujeres, al igual que los hombres, podían ser esclavas o libres.
• Esclavas: provenían del extranjero, de donde podía haber sido arrancada como botín de guerra o donde podía haber sido comprada por mercaderes. Las mujeres esclavas siempre tuvieron además, la ventaja de que podían llamar la atención del dueño, resultarle atractivas y entrar en su cama, en su harén e incluso pasar a ser simples concubinas, o ser elevadas al rango de esposas.
• Libres: Por más que eran libres seguían teniendo un “dueño” el hombre. Siempre en segundo plano de la sociedad, la mujer podía poseer un bien mueble o inmueble y disponer a su voluntad de lo que poseyera. Podía  aumentar su dinero del mismo modo que los hombres,
• Vida política: Las mujeres parece que nunca ocuparon el primer lugar frente al estado. Sin embargo las mujeres e hijas del rey no siempre quedaron en la sombra del harén. A veces desempeñaron una función importante al lado del rey.

Rol:

• La primera función de la mujer, en el hogar era ayudar a su marido, asegurando el trabajo doméstico; cuidar de la casa, preparar la comida y el vestido. Esto suponía gran cantidad de distintas ocupaciones: preparar la harina, hacer el pan, hilar la lana y tejer.  
• La cualidad de esposa daba a la mujer ciertos derechos  y le imponía ciertos deberes. El código la autorizaba incluso a entrar en la casa de otro hombre, libre de tener hijos, si su marido al marchar al extranjero la había dejado abandonada. El código también decía que la mujer debía “hacer economía”. El código no admitía que fuera mala administradora del hogar y que por consiguiente ocasionaría el desprecio para su marido. También consideraba mal que saliera con frecuencia.
• Monogamia y Poligamia: En teoría la única limitación establecida sobre el número de concubinas legales y esposas secundarias jerarquizadas derivaba de los recursos del marido. Para las gentes más ricas el número de tres o cuatro era lo normal.

Actitudes y mentalidades:

• No hay mucho información acerca de las actitudes y mentalidades de las mujeres mesopotámicas debido a la posición socio-cultural reprimida casi en totalidad, pero podemos hacernos una idea de ello, comprendiendo sus aptitudes en vestimenta:
• Vestidos: El adorno del cuerpo completaba los buenos efectos de la higiene y los cuidados médicos, para presentar a la mujer en todo su esplendor sana y a la vez admirable y deseable. No solo fuera sino también en su casa, la mujer debía ir vestida. Con respecto a los materiales del vestido, el material básico era la piel y sobre todo la lana  de cordero y cabra, también el lino.

La túnica desprovista o provista de mangas cortas, que  se ciñe a la cintura mediante un cinturón de tela o cuero.

Los pobres vestían de modo muy modesto por no decir con harapos.

• Joyas: Pendientes, collares y carlancas, anillos brazaletes para brazos y pies y “cubre-senos”. Esas piezas eran de metal precioso: oro plata y estaban distintamente adornadas o compuestas por piedras preciosas.

Representación – Imágenes (Artístico/literarias):

• El idioma sumerio no indica diferencias de sexo en el plano gramatical: se ignora un  “género femenino” que se oponga morfológicamente al “masculino”.
• Entre los semitas se halla cierto desprecio por lo femenino mayor que el existente entre los sumerios: la mujer no es igual al hombre, sino algo secundario e inferior en relación a él.
• Mientras en las estatuas y relieves las mujeres están siempre vestidas, casi siempre están desnudas en las figurillas.
• Representación de ideales de belleza: El alargamiento de la pelvis y los muslos, a veces muy marcado, otras veces apenas se señala; que los senos apenas indicados en una estatuaria y discretos en otra pueden también ser enormes, en punta o redondeados. En cuanto a la cara en la estatuaria se la encuentra más trabajada, principalmente los ojos. Cuando están esculpidos en la masa son con frecuencia grandes, pero preferían darles más realismo vaciando la órbita y colocando allí una piedra blanca en forma de pupila con una perla azul o verde para formar el iris.
• Documentos escritos: se hallan datos que indican la preferencia por caras alargadas, por la piel y cabellos claros, también gustaban de los cabellos negros, o las cejas largas, y su desagrado por las caras pálidas o muy oscuras.

Se diría que esas gentes antiguas no consideraron útil describir a la mujer.

El termino preferido para indicar la belleza es banu, cuyo primer sentido parece fue “bien hecho”.

Los antiguos mesopotámicos preferían en la mujer cierta luminosidad en la mirada y desarrollo de la vida, que atraía a la vez el deseo sexual y la admiración, mezcla si se quiere de lozanía y sensualidad.

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