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Mujer Azteca


Enviado por   •  30 de Enero de 2014  •  4.045 Palabras (17 Páginas)  •  199 Visitas

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A lo largo de mi carrera profesional como alumna, y de manera personal, me pude percatar del lugar que la misma sociedad nos ha asignado a las mujeres, tanto en el hogar, en la escuela, en el trabajo, en el noviazgo, en la familia y en el matrimonio. La mujer ha sido calificada como un objeto de trabajo, de deseo, encargada de conservar la riqueza de un país, una nación o bien de una familia, a cambio de su felicidad y su propia dignidad. Esta idea ha sido propagada por el catolicismo, ya que algunos teóricos de la misma religión, como San Agustín de Hipona, San Anselmo, San Gregorio, entre otros, han visto a la mujer como aquella "persona" encargada de procrear hijos y que, si no fuera por esa "sencilla" labor, no tendría porque aparecer en el terreno celestial y, mucho menos, se tendría porque tomar como objeto de estudio.

Tal ha sido el impacto de esta ideología que ha llegado a pleno siglo XXI, en la actualidad se observan casos de homicidio, intimidación, humillaciones, entre otras cosas, contra mujeres de todo tipo, pues no se respeta ni la condición social a la que pertenecen, ni mucho menos la edad. Tal es el caso tan mencionado de Ciudad Juárez, Chihuahua, en donde a diario se cometen crímenes contra mujeres y no se cuenta con apoyo ni del gobierno, ni de los propios hombres de la región. Esta situación ha ido aumentando, gracias a que

término mujer, en aquel lugar, ya no significa nada, matar a una mujer en Ciudad Juárez es una cosa que se ha vuelto común.

Esta problemática y el afán de encontrar una respuesta que me pueda explicar el porqué de la situación de que estemos abnegadas las mujeres, me llevó a localizar en el siglo XIX la viva expresión de la violencia, la cohibición, la falta de conciencia, el sometimiento, la abnegación y la desesperación que sufrían las mujeres de aquella época, pues "a la mujer como a la naturaleza, se le admira pero se le teme, se le sublima pero se le desprecia". Claro está que el siglo XIX fue una época que llevó en sus entrañas el catolicismo, éste se encargó de denigrar el papel que les correspondía a las mujeres, para ellas no existía otro camino que el claustro o el matrimonio. ¿Qué otro camino podría quedar?, cuando sólo eran consideradas un integrante más de la sociedad, un integrante que le pertenecía al varón tanto en cuerpo como en alma, por lo que le debía obediencia, abnegación y rectitud.

Es en el matrimonio, en la familia y en la religión en donde se puede observar con mayor claridad lo que la mujer vivía y sufría al lado de un hombre, que empapado por la época y la religión, carecía de criterio y entendimiento para comprender la verdadera función de su compañera desde su creación.

La presente ponencia tiene como función rescatar el verdadero valor de la mujer,

se casaban con cuantas mujeres querían, haciendo de ellas sus esclavas en todos los sentidos, al mando de todas ellas estaba la primera; también se casaban con las mujeres comprándolas desde pequeñas a sus padres y poseyéndolas hasta que tenían su primera menstruación, la cual menciona María de la LuzParcelo era celebrada con un baile en el que participaba la novia. Las mujeres de las tres clases sociales (baja, media y alta) existentes en la primera mitad del siglo XIX, padecían una angustia en común: el matrimonio por conveniencia.

Otro claro ejemplo son las mujeres de clase media que reunían las características típicas del momento: abnegada, sumisa, respetable y respetuosa. En la familia veía el santuario del respeto y reconocimiento social. Su vida no tenía más horizontes, por lo regular, que la ciudad o el campo, condenada a servir a su marido, a educar a los hijos de acuerdo a los ideales de categoría y religiosos. Aunque debemos de rescatar un punto fundamental en estas mujeres de clase media, pues es aquí donde surgen los ideales femeninos vinculados con la educación, la participación económica y política. No debemos olvidar a sus figuras contemporáneas como es el caso de Sor Juana Inés de la Cruz y, para su tiempo, de Josefa Ortiz de Domínguez, entre otras, que lucharon por los ideales negados para la mujer. No obstante que las mujeres de la clase media se dedicaban a la crianza

de los hijos, a su educacióny a efectuar labores del hogar, también se encargaban de ir a rezar y pedir a dios la compresión de su situación económica, política y social.

El dineroy el poder que de él emanaba, y que regía aquella época, influyó de manera particular en la clase alta, ya que la mujer sufrió la esencia de aquel pensamientovaronil, en el que se respiraban aires de inferioridad con relación a lo femenino.

Las mujeres indias y mestizas servían a las "niñas" ricas, permaneciendo a su lado para cuidarlas y atenderlas en todo la necesario, para que ellas solamente se ocuparan de las tareas propias de su clase. Eran labores de su clase: bordar, coser, pasear por las alamedas e instruirse en la religión católica.

La familia las preparaba para el matrimonio o para el claustro, con la finalidad de servir ya sea a dios o a su marido. La mujer de clase alta fue sometida al igual que las demás mujeres, presa de su época y su riqueza, encerrada en la ambición y el poder, nunca vio un amanecer más allá de lo que su clase le permitía. La mujer de alcurnia era educada con más rigurosidad que la mujer de las otras clases, ya que ella representaba el honor y el respeto del país, además pertenecía a lo máximo de la población y, por lo tanto, no debía permitírsele caer en la perdición.

La influencia de la familia y la iglesia en su vida tenía un gran peso para su formación matrimonial

ya que estos dos elementos le proporcionaban los ideales para ser "feliz". Ella nunca conoció el verdadero amor, aunque siempre lo soñaba, pues desde pequeña era "vendida" al mejor postor con la finalidad de salvar de la ruina a su padre o a su futuro marido.

Cuando la mujer de clase alta se unía en matrimonio al hombre, iba carente de amor y sentimientos, la procreación de los hijos se tenía que dar por procesonatural para conservar la sangre; pero nunca por amor. Si la mujer procreaba hijos varones tenía mayor aceptación y adquiría una posición de valor y presunción.

En general, la clase alta fue la que más dinero y poder poseía dentro del ámbito social, pero la mujer siguió sufriendo los penares del momento histórico, la abnegación, las buenas costumbres y el porte eran considerados propios de su clase, por ello tenían que conservarlo a como diera lugar.

La iglesia, su moral y el comportamiento social

La mujer durante la primera mitad del siglo XIX, se encontraba empapada y regida por la religión católica, en donde la conservación de los valores religiosos

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