ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Museo Enrique Bruning

efragireta9 de Abril de 2013

3.483 Palabras (14 Páginas)1.193 Visitas

Página 1 de 14

Facultad de Ingeniería Civil, Arquitectura y Urbanismo.

Escuela Profesional de Ingeniería Civil

“Año de la Integración Nacional y El Reconocimiento de Nuestra Diversidad”

Curso:

 Cátedra Señor de Sipán

Docente:

 Esquén Perález Nélida Pilar

Responsable:

 Villacrez Altamirano Sandra Yessenia

Ciclo:

 2012 – II

Chiclayo; Mayo de 2012

PRESENTACIÓN

El presente trabajo ha sido realizado con esfuerzo, dedicación, y con mucha paciencia por parte mía.

La visita al museo arqueológico nacional Bruning de Lambayeque lo considero muy importante porque nos permite tener un conocimiento más a fondo sobre nuestro legado cultural y mejor aún si lo realizamos personal y directamente.

Este proyecto nos permite hacer una introspección sobre nuestra cultura y diversos periodos.

Considero importante que el profesor nos incentive a la realización de dicho trabajo y pueda comprender mis errores que cometa en la elaboración de mi trabajo.

DEDICATORIA

Este trabajo lo dedico a mis padres y profesor por haberme ayudado incondicionalmente con la elaboración de dicho trabajo.

Sandra

AGRADECIMIENTO

Agradezco a la U.S.S., en especial a la profesora ESQUEN PERALEZ NÉLIDA, por la motivación que ha ocasionado en cada uno de nosotros y en particular a mi persona sobre lo referido a nuestra cultura.

I. INFORME SOBRE EL MUSEO BRUNING

1.1 Datos Biográficos de Enrique Bruning:

Nació Hans Heinrich Brüning el 20 de agosto de 1848 en el poblado de Hoffeld, cerca de Bordesholm (Holstein), en el seno de una familia de labradores aparceros de moderada condición económica. Sus padres le costearon los estudios en la Real Escuela Politécnica de Hannover, donde estuvo entre los años 1865 y 1869, cursando materias de historia natural, química, matemáticas y tecnología de máquinas. No consta documental-mente que hubiese obtenido ningún grado académico, pero durante su larga estadía en el Perú llevó el título de «ingeniero» y fue integrado al Cuerpo de Ingenieros de nuestro país.

Después de una primera experiencia laboral en el ámbito de la marina mercante, el joven Brüning decidió abandonar el norte de Alemania y lanzarse a la aventura de un mundo enteramente distinto. Aunque no está bien determinado por qué resolvió encaminarse a las costas del Perú, es evidente que aquí poseía contactos entre la colonia de inmigrantes alemanes; así fue como llegó en septiembre de 1875 al puerto del Callao y se dirigió enseguida a la hacienda azucarera de Pátapo (provincia de Chiclayo) para trabajar en la instalación y mantenimiento de maquinaria. Pasó los años siguientes laborando en diversas plantaciones de la región septentrional del país, al mismo tiempo que recogiendo objetos arqueológicos, tomando fotografías y realizando inspecciones de carácter etnográfico.

Poseía ya una buena colección de testimonios del pasado y de la cultura muchik cuando en 1897, a los 49 años de edad (siendo aún soltero), emprendió la navegación de retorno a su patria. Pero la visita que efectuó a sus familiares y relacionados fue breve: en el lapso de un año y medio se dedicó a completar su biblioteca, adquirir instrumentos de medición científica y establecer vinculaciones institucionales de primer rango. Abordó en octubre de 1898 el vapor Amasis para regresar a la tierra que lo había encandilado por su civilización milenaria y donde, además, era ampliamente reconocido como técnico y hombre de negocios.

A fin de garantizar su subsistencia, don Enrique —como era llamado por los lambayecanos en señal de respeto— se dedicó a la compra y venta de maquinaria agrícola y a tareas de administración en diversas haciendas. Parece que laboró por tiempo especialmente largo en los complejos azucareros de Pomalca y Laredo, aunque la información al respecto es fragmentaria.

Sólo sabemos con certeza que el personaje se movía frecuentemente de un lugar a otro de esta región, pues le encontramos efectuando negocios y trabajos de investigación (alternadamente) en Moche, Palpa, Chiclayo, Eten, Lambayeque, Jayanca, Motupe, Olmos, y otros lugares.

En 1902, Brüning fue llamado a participar de una expedición oficial auspiciada por la Junta de Vías Fluviales, a fin de encontrar el camino más corto entre la cuenca del Marañón y el litoral del Pacífico. Desarrolló esta arriesgada expedición junto con el ingeniero Eduardo de Habich, el hacendado (educado en Alemania) Manuel Antonio Mesones Muro y varios hombres más, montados a mula y a caballo. Lograron arribar en unas seis semanas hasta el pongo de Manseriche, al lugar denominado Puerto Meléndez; pero el viaje de regreso se presentó más complicado y dramático, debido a que las continuas lluvias hicieron crecer la corriente del río. Brüning aprovechó la ocasión para redactar un informe del viaje y una descripción etnográfica de las tribus aguarunas.

En el campo de la investigación científica, no hay duda de que el éxito de nuestro personaje era creciente. Su correspondencia particular revela que mantuvo contacto asiduo con los más importantes americanistas y peruanistas de aquel tiempo. Pero su mismo espíritu inquieto, andariego, le llevó quizá a sufrir algunas penurias en los tramos finales de su estadía en el Perú. En 1922, al conceder una entrevista a un periódico chiclayano, don Enrique Brüning brindó una sincera introspección de sí mismo: «Los anticuarios, los amantes de la arqueología, los enfermos de la manía de escribir y revivir el pasado, nos convertimos al fin y al cabo en una paradoja del loco que, en medio de su desgraciada anormalidad, vive en el delirio de las grandezas...» (cit. en Schaedel 1988: 224). La realidad de las cosas es que Brüning, tras haberse formado para una carrera de profesional y técnico, descubrió que esto era solamente una forma de adquirir el sustento para su verdadera pasión: la actividad de científico social.

Establecido desde 1909 en una casa grande que compró en la calle San Roque de Lambayeque, llegó a hacer vida familiar junto con su esposa, Sofía Hormann (una arequipeña de origen germánico), y sus dos hijos que pronto vinieron al mundo. Al mismo tiempo, se dedicó a organizar su colección de ceramios, tejidos y piezas metálicas precolombinas, buscando a través de contactos en el Perú y el extranjero

la manera de venderla a un precio razonable. Se sabe de las negociaciones que sostuvo con un agente establecido en Hannover, con el coleccionista Rafael Larco Herrera y, finalmente, con el gobierno del Presidente Augusto B. Leguía. Casi el 90 por ciento de las piezas coleccionadas por Brüning —unas cinco mil en total— eran originarias de los valles bañados por los ríos Zaña, Lambayeque y La Leche.

Grande fue naturalmente su alegría cuando el régimen de Leguía decidió adquirir esa colección, fundando el primer Museo Regional del país (con el propio nombre de Brüning), mediante resolución suprema del 16 de julio de 1921. Se acordó pagar la suma total de 60.000 soles, de la cual se ofreció al coleccionista una sexta parte al contado; la suma restante debía cubrirse en un plazo de dos años, a razón de 2.000 soles por mes. El propio Brüning fue nombrado primer director del Museo, para el cual se acondicionó su casa de Lambayeque.

Casi no podía el ingeniero alemán tener motivo de queja frente al tratamiento que se le dispensó en aquellos años del leguiísmo, plenos de éxito académico y de reconocimiento material para él. Un grave problema de salud, a los 76 años de edad, empero, lo decidió a buscar mejoría en su país nativo. Brüning se despidió del Presidente Leguía en una emotiva carta y abandonó definitivamente el país, en barco, el 17 de junio de 1925. Poco después de su llegada a Hamburgo fue víctima de un derrame cerebral; mas al recuperarse moderadamente, siguió trabajando en la clasificación de sus papeles y la redacción de ensayos, a la vez que negociando con los directivos del Museo de Etnología hamburgués la venta del resto de sus colecciones peruanas.

Corinna Raddatz (en una conferencia inédita de 1996) ha explorado las circunstancias a través de las cuales se produjo la venta del resto de las piezas arqueológicas y etnográficas de Brüning al museo de Hamburgo. La demanda de nuestro personaje ascendía al monto de 30.000 marcos, y encontró una favorable acogida de parte de la dirección del museo, no obstante que la situación financiera del Estado alemán hacía entonces muy difícil cualquier desembolso extraordinario. Su sobrino Hans J. Brüning ayudó al anciano coleccionista en las negociaciones con los representantes burocráticos. Se hallaba éste aún en plena tarea creativa cuando falleció el 2 de junio de 1928, en una clínica de Kiel, como consecuencia de un ataque cardíaco, a los 79 años de edad. El funeral se llevó a cabo el 6 de junio en el crematorio de Kiel y la sepultura de la urna con sus cenizas se realizó el 14 de julio siguiente en Bordesholm.

Su obra:

 “Ecos

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (23 Kb)
Leer 13 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com