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Nellie Bly


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  Informes  •  1.402 Palabras (6 Páginas)  •  231 Visitas

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Sucedió hace 120 años. Julio Verne en persona le dijo en su casa de Francia: "Si consigues dar la vuelta al mundo en 79 días, te aplaudiré con ganas". ¿79 días? No sabía con quién estaba hablando. Ella era Nellie Bly, joven, guapa, decidida. Una intrépida periodista norteamericana -rareza de un oficio entonces sólo de hombres- que se había hecho famosa escribiendo en el New York World (de Joseph Pulitzer) con sus reportajes de investigación en primera persona: se hizo pasar por empleada en una fábrica de cajas, por criada de familias ricas y por loca, llegando a estar internada diez días en el manicomio de la isla de Blackwell en Nueva York. Y ahora se disponía a batir el récord del héroe literario de Verne, Phileas Fogg, quien había cruzado el globo en 80 días.

"Es imposible que des la vuelta al mundo, eres mujer y necesitas gran equipaje", le dijo su editor. Ella lo hizo"No podíamos creer que esta autora, mujer, feminista, influyente, precursora, no hubiera sido traducida al castellano"

"Me alegra que gracias a mí Nueva York dé un millón de dólares más al cuidado de enfermos mentales"

"¿Cómo surgió la idea del viaje?", contaría más tarde Bly en el relato de los hechos. "Es difícil a veces explicar cómo surge una idea... En este caso, un domingo, como era mi costumbre, estaba pensando en algo que ofrecerle el lunes a mi editor y no me salía nada, así que, cansada, me dije: 'Ojalá me encontrara ahora en el otro lado del globo...". Y ahí estaba. Se hizo la luz.

Nellie Bly tenía ya mucho background cuando se entrevistó con el famoso escritor en Francia. Su nombre verdadero era Elisabeth Jane Cochran, nacida acomodada en Pensilvania allá por 1864 en el fragor de una Norteamérica viva, tumultuosa, diferenciada y clasista, adonde llegaban inmigrantes a miles cada día y donde ni el sistema social ni el Estado ni la democracia eran lo bastante maduros para responder a tanta necesidad. En medio de esta marabunta se movían mujeres que trabajan sin descanso, como hormigas, de aquí para allá, esclavas blancas de fábricas y casas, dependientas, empleadas... mujeres conquistando poco a poco derechos inexistentes. Entre ellas, Nellie. Ella estaba entrenada para los retos. Había crecido en un ambiente familiar cargado de vaivenes económicos (nació rica, pero no le duró) y de desgracias personales (su padre murió pronto); tuvo que buscar empleo desde adolescente para poder estudiar. Y uno de sus trabajos la marcó: empezó a escribir en un diario del industrial Pittsburgh. Quisieron colocarla en las tradicionales secciones femeninas, pero ella se negó a limitarse a asuntos de moda, dinero, cocina y similares. Incluso se hizo corresponsal beligerante en un México convulso y corrupto. Más tarde dejó Pittsburgh y se mudó a Nueva York en busca de otras oportunidades y periódicos.

Nellie Bly se presentó ante su editor del World con su idea de viaje global. Pero éste le soltó: "Es imposible para ti hacer un viaje alrededor del mundo. Primero porque eres una mujer y necesitarías protector, y además, aunque pudieras viajar sola, necesitas tanto equipaje que te sería imposible ir rápida...". Ella respondió: "Muy bien, manda a un hombre, que salga ya... Yo partiré el mismo día y lo escribiré para otro diario...". Lo consiguió.

Así que, superadas las reticencias y ya iniciado su viaje, Nellie Bly miró detenidamente a Julio Verne, el autor que tanto admiraba, y sonrió pensando que se equivocaba en su cálculo. Ella iría mucho más rápido que Phileas Fogg. Y salió corriendo para no perder el tren hacia su siguiente destino. Lo consiguió en 72 jornadas, 6 horas, 11 minutos y 14 segundos. Su gira batió el récord del momento. Había comenzado el 14 de noviembre de 1889 en Hoboken y terminó en Nueva York el 25 de enero de 1890. Pasó por Londres, Calais, Brindisi, Port Said, Ismailia, Suez, Adén, Colombo, Penang, Singapur, Hong Kong, Yokohama, San Francisco... y vuelta a casa.

Lo que trajo consigo Bly de su travesía fue un relato rico en encuentros (diplomáticos, capitanes, mujeres ricas y pobres, familias extravagantes, empleados poco serviciales, habitantes de mundos exóticos...), muchas experiencias y reflexiones que fue escribiendo como en una bitácora (hoy,

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