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OBJETIVOS Y MÉTODOS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL


Enviado por   •  28 de Agosto de 2013  •  4.775 Palabras (20 Páginas)  •  760 Visitas

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El Objeto del Derecho Constitucional

El objeto del derecho constitucional se puede definir; en un sentido muy amplio, como el encuadramiento jurídico de los fenómenos políticos.

Esta fórmula, para ser bien comprendida, exige dos clases de explicaciones: ¿qué hay que entender por fenómenos políticos? Y ¿En qué consiste el “encuadramiento jurídico” de una categoría de fenómenos determinados y, en particular, de los fenómenos políticos?.

1. Los Fenómenos Políticos:

El término “político” es de difícil definición. Proviene de la palabra griega polis, que significa ciudad y, por consiguiente, su origen nos advierte que se trata de relaciones interhumanas en el marco de una sociedad organizada. La Ciudad antigua, pese a su exigüidad y a la institución de la esclavitud, era, en efecto, una organización política perfeccionada que, en cierta medida, prefiguraba el Estado moderno.

Pero, a decir verdad, esta primera indicación resulta insuficiente debido a que en el marco de una sociedad organizada también se inscriben diversos tipos de relaciones humanas, como pueden ser las familiares, las comerciales, las sociales, etc.

En realidad, los fenómenos propiamente políticos pueden abordarse a partir de tres planos diferentes:

_ El del reconocimiento total del hombre por el hombre.

_ El de la determinación de lo que es bueno para la sociedad.

_ El de las relaciones entre dirigentes o gobernantes y gobernados.

La Política Proceso de Reconocimiento Total del Hombre por el Hombre.

Esta afirmación puede parecer extraña en una época en la que el término “igualdad” figura inscrito en el frontispicio de muchos pórticos. Sin embargo, para darse cuenta de su grado realidad basta con recordar la esclavitud, el fenómeno colonial o la discriminación racial.

Actualmente, las manifestaciones de los negros en Estados Unidos, o las reivindicaciones de trabajadores emigrantes a Europa occidental, son evidentemente expresiones políticas, unas veces pacíficas y otras violentas. Tienen por objeto – y, quizá, el único objeto por parte de los interesados -su pleno “reconocimiento” en cuanto hombres omnidimensionales. Para no hablar más que de los primeros, mientras que, teóricamente, tienen los mismos derechos que los blancos, en la práctica están en un estado de marcada inferioridad, del que pretenden liberarse.

Por lo tanto, en un primer nivel, las relaciones políticas son distintas de las que se producen en el marco de la familia o con motivo del intercambio de bienes o en el proceso de fabricación de mercancías o de productos. Las relaciones políticas tienen como primer objetivo el reconocimiento del hombre por el hombre, tomando en su totalidad y en su libertad, es decir, presentándose cada uno frente al otro como un absoluto.

La Política, Búsqueda de lo que es Bueno para la Sociedad.

El reconocimiento del hombre por el hombre, con ese carácter fundamental que le hemos asignado, no se puede nunca en abstracto, sino en el marco de la sociedad y, por ello, está vinculado al lugar que ocupa el hombre en la misma y en su organización.

La política es, por tanto, la búsqueda de lo que es “bueno” o “útil” para la sociedad. Es la determinación del “bien común”. Por otra parte, en eso consiste la acción política habitual. Los partidos políticos, en particular, buscan, a través de sus programas de gobierno, lo que es “bueno” para la sociedad política y se esfuerzan por imponerlo.

La Política, Relaciones entre Gobernantes y Gobernados.

La determinación de lo que es “bueno” para la sociedad y el gobierno de ésta no puede ser obra de todos los hombres, al menos habitualmente. Esto pasa, sobre todo, cuando la sociedad de que se trata adopta la forma de un “Estado – Nación, o sea, un grupo humano de grandes dimensiones que a menudo abarca decenas e incluso centenares de millones de habitantes.

Política y Estado:

La sociedad que nos interesa prioritariamente e nuestras investigaciones de Derecho constitucional es el Estado. Hasta tal punto, que los fenómenos políticos que vamos a considerar se hallan, ante todo, referidos a él. Más tarde estudiaremos con calma el Estado, su territorio, su población, la cohesión política que expresa o provoca, el poder que emana de él y, en particular, la facultad que tiene de emitir, en régimen de monopolio, una serie de reglas de Derecho obligatorias para los individuos y sancionadas, en caso necesario, por la coerción. Digamos provisionalmente ahora que el Estado es una sociedad organizada, fijada en un territorio determinado y que posee el monopolio de la emisión de reglas de Derecho y de su sanción.

Sin embargo, recordemos que si el Estado es la sociedad más perfecta, no es la única en la que los hombres se encuentran integrados. Existe una gran cantidad de asociaciones, clubs, partidos políticos, sindicatos, iglesias y grupos en cuyo interior se producen amplios fenómenos de afirmación individual, de búsqueda del bien común y de dirección de unos hombres por otros. Todos estos fenómenos tienen, por tanto, un carácter político, en el amplio sentido de la palabra.

El Poder Político:

Se establece, pues, en todas las sociedades, una distinción entre los que conducen la sociedad – los gobernantes – y los que son conducidos – los gobernados -.

Los actos políticos, normalmente, corresponden a los gobernantes. Sin duda, los gobernados participan en la vida política, al menos en los países democráticos (adhesión a un partido, participación en reuniones públicas, en manifestaciones, expresión de su voluntad o de su opción en el curso de unas elecciones o de un referéndum). Pero, sin embargo, lo más usual es que sean los gobernantes los que realicen actos políticos. Por eso se ha afirmado que los fenómenos políticos son los que se refieren a la conducción de los hombres que viven en sociedad.

Los que ejercen una acción sobre otros hombres, los que les impulsan a adoptar tal o cual actitud o, por el contrario, a abstenerse en tal o cual circunstancia, son considerados como detentadores de “poder”. Un jefe de empresa, el presidente de un club deportivo, un secretario de sindicato, el dignatario de una iglesia organizada detentan poder porque pueden lograr que otras personan actúen en un determinado sentido. Ya volveremos con sus manifestaciones en el marco del Estado. De momento, nos

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