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Oncenio De Leguia


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2013  •  2.036 Palabras (9 Páginas)  •  9.177 Visitas

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Se denomina el Oncenio de Leguía a la época de gobierno dictatorial ejercida por Augusto Bernardino Leguía en el Perú, entre 1919 y 1930 caracterizado por una ruptura con algunas ideas del civilismo y el culto a la personalidad promovido por Leguía y su entorno, con un estilo de gobierno populista.

Régimen dictatorial, corrupto y entreguista instaurado por Augusto Bernardino Leguía luego de derrocar al gobierno de José Pardo y Barreda poniendo fin de este modo a la República Aristocrática.

El Oncenio De Leguía

(1919 – 1930)

La presencia de Leguía en el escenario político representó la aparición de nuevos grupos e intereses locales, burocráticos, profesionales, estudiantiles, etc. Era el tiempo de la clase media urbana para modernizar al país que la oligarquía civilista no había conseguido.

Con la crisis y fragmentación del civilismo, Leguía aparecía como la alternativa viable por su origen mesocrático y su amplio conocimiento de las finanzas empresariales internacionales con lo que podría superar la crisis de la primera guerra mundial.

A este nuevo régimen caracterizado por el personalismo y carácter autocrático de Leguía se le denomina “El Leguiísmo” como referencia a su concepción política. Se le llama “El Oncenio de Leguía” en alusión a los años de gobierno que alcanzó el gobierno.

En esta etapa de nuestra historia se acentuaron los cambios manejados desde la república aristocrática. Se produce el apogeo y la crisis del modelo exportador de materias primas, se consolidan las nuevas clases sociales: el proletariado y la clase media, los partidos de masas (el APRA y el Partido Socialista) toman la representación del proletariado.

Durante el Oncenio también se produjeron cambios, algunos irreversibles como la demarcación territorial mediante la firma de tratados limítrofes con Colombia y Chile y la sesión de propiedades a las empresas norteamericanas mediante contratos vergonzosos como El Laudo de París.

El leguiísmo ingresó a una dramática y devastadora crisis económica producto de la crisis del capitalismo mundial acentuado con el crack de 1929. Esta depresión económica desarrolló la participación de las masas en la vida política nacional y desembocó en una delicada guerra civil durante los años próximos.

Al concluir el Oncenio se percibían dos fenómenos: la alianza política entre los militares y la vieja oligarquía conformada por civilistas y no civilistas para acceder al poder.

El otro fenómeno fue la guerra civil que dividió a los peruanos en partidarios y detractores del Partido Aprista Peruano (PAP) que terminó en un enfrentamiento entre el Ejército y los militantes apristas.

ASPECTO POLÍTICO.

El oncenio de Leguía, bautizado por él mismo como "La Patria Nueva", significó el final de la supremacía política de la oligarquía civilista, la cual pasó a ser hostilizada duramente por el régimen.

Significó un intento de acabar con las tradicionales formas de hacer política; sobre todo se buscó dar participación en la política a sectores sociales históricamente marginados como eran la clase media y el pueblo.

Se intentó, sin éxito, modernizar al Estado, lo cual, como dijimos antes, significaba una voluntad de ruptura con los viejos esquemas políticos del Perú del siglo XIX.

Otra muestra de este intento de querer dejar atrás los viejos esquemas políticos del siglo XIX fue la derogación de la Constitución de 1860 y la promulgación de una nueva Carta Magna en 1920.

El jurista Mariano H. Cornejo es considerado como el padre de esta nueva Constitución. En esta nueva constitución se elevó el período presidencial de cuatro a cinco años, asimismo el Estado reconoce y protege a las comunidades indígenas, se prohíben los monopolios y se someten las propiedades a las leyes del Estado. Por otro lado, quedaba prohibida la reelección presidencial inmediata; sin embargo, Leguía pudo ser reelegido dos veces: en 1924 y 1929, gracias a las reformas constitucionales de 1923 y 1927 con las cuales quedó legalizada la reelección.

El "oncenio" fue una dictadura civil disfrazada de democracia la cual se caracterizó por una constante persecución y hostilización a los opositores al régimen, principalmente líderes del Partido Civil, a quienes se les aplicaba duras sanciones que iban desde la deportación hasta los encarcelamientos e inclusive, en algunos casos se habría llegado hasta los asesinatos extrajudiciales.

Dentro de esta actitud de falta de respeto a las libertades democráticas, la censura a los diarios de oposición al régimen destacó nítidamente; así tenemos, por ejemplo, el caso del diario "El Comercio" de marcada filiación civilista, el cual fue saqueado e incendiado por los simpatizantes del gobierno sin que las fuerzas del orden hiciesen algo para evitarlo. Pero todo este aparato represivo del "oncenio" estuvo coordinado por la policía secreta, la cual estuvo dirigida por el primo del dictador, Germán Leguía. Por otro lado, los movimientos obreros también sufrieron los embates de la represión con lo cual terminaron sumamente debilitados, ocasionando que el anarquismo perdiese fuerza dentro de las organizaciones obreras.

A pesar de este panorama sombrío para las libertades políticas, se van a dar los espacios para la aparición de nuevos movimientos, inicialmente clandestinos, que en el futuro se convertirían en los referentes políticos más importantes del siglo XX.

Hablamos por un lado del A.P.R.A. (Alianza Popular Revolucionaria Americana) fundada en 1924 en México por el exiliado joven sanmarquino Víctor Raúl Haya de la Torre. El A.P.R.A era un movimiento de juventudes de clases medias con una marcada posición antiimperialista norteamericana. En 1930, luego de regresar de su exilio, Haya de la Torre fundó el Partido Aprista Peruano. Por otro lado, en 1928, el joven autodidacta de origen pobre, José Carlos Mariátegui, fundó el Partido Socialista Peruano, cuyo planteamiento era transformar desde sus bases a un país semi colonial como era el Perú, con una economía semi feudal y que estaba sometido a presiones del imperialismo capitalista del occidente.

En 1923, se permitía la reelección presidencial para un solo período, mientras que con la encomienda de 1927 no se ponía límite al número de veces que podía reelegirse al presidente.

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ASPECTO ECONÓMICO.

Por otro lado, la economía peruana, durante los años del "oncenio" va a virar drásticamente, después de haber estado vinculada principalmente a los intereses de la economía inglesa durante casi cien años, pasó a depender de la economía estadounidense.

Esto se produjo debido al fortalecimiento de la economía norteamericana luego de la Primera Guerra Mundial, lo cual le permitió el control de las economías de casi todos los países de Latinoamerica.

La penetración de inversiones norteamericanas se dio principalmente en el sector minero: Cerro de Pasco Mining Co., Mininig and Smelting Co; Petróleo: Internacional Petroleum Company; y textiles: W.R. Grace and Co. y Duncan Fox. Asimismo hay presencia de capitales norteamericanos en actividades de comercio y comunicaciones. Para 1921, las importaciones norteamericanas significaban el 45% del consumo interno. Por otro lado, el Estado levantó enormes empréstitos con los Estados Unidos, los cuales hicieron que la deuda externa con los Estados Unidos se elevase en sólo diez años de diez millones de dólares a más de cien millones.

Con el importe de estos créditos, el gobierno se dedicó a la realización de obras públicas tanto en Lima como en provincias. Asimismo, se crean bancos estatales como el Banco de Crédito Agrario y el Banco Central Hipotecario, a través de los cuales el gobierno va a transferir muchos de los recursos económicos obtenidos de los empréstitos, a manos de los sectores de clase media. Se crea también el Banco Central de Reserva como el ente financiero peruano.

ASPECTO INTERNACIONAL.

En el aspecto internacional, el gobierno de Leguía va a procurar solucionar los problemas limítrofes aún pendientes.

Así pues, se firmó con Colombia el Tratado Salomón-Lozano en 1922 con el cual se cerró al viejo problema fronterizo sobre la selva norte en disputa con el vecino del Norte desde fines del siglo XIX. Lamentablemente la solución no fue positivista para el Perú; el gobierno de Leguía entregó a Colombia los territorios comprendidos entre los ríos Caquetá y Putumayo y el llamado Trapecio Amazónico, a cambio los colombianos nos cedieron el Triángulo de Sucumbios.

Este tratado fue lesivo para los intereses del Perú, pero permitió a Colombia tener acceso a la libre navegación por el Río Amazonas. Además, se puso fin al tema de Tacna y Arica, ya que Chile no había mostrado voluntad para la realización del plesbicito. Con la firma del Tratado de Lima de 1929: Rada Gamio-Figueroa Larraín; el Perú recuperaba Tacna y Chile se quedaba con Arica a perpetuidad.

Por otro lado, se va a producir el Laudo de París sobre los yacimientos de la Brea y Pariñas en manos de las empresas New Jersey Oil Company y Estándar Oil Company.

La Corte internacional de París falló a favor de las petroleras norteamericanas. Así el Perú renunciaba a los impuestos que las petroleras debían pagarle durante cincuenta años, así como renunciaba al canon petrolero y se comprometía a no elevar en veinte años los impuestos a la exportación del petróleo.

Asimismo, en este gobierno, se amplió la concesión de los ferrocarriles del Perú a noventa y nueve años a la Peruvian Corporation.

El Presidente de Estados Unidos Calvin Coolidge había propuesto que Tacna y Arica pasasen a manos de Bolivia, cosa que ni el Perú ni Chile aceptaban.

ASPECTO SOCIAL.

El gobierno de Leguía trató de reivindicar la situación de la población indígena con una serie de dispositivos como fueron la creación del Patronato de la Raza Indígena, el reconocimiento a las comunidades indígenas, la instauración del Día del Indio el 24 de junio, la creación de la Dirección de Asuntos Indígenas en el Ministerio de Fomento, etc.

Sin embargo, todo esto fue solo letra muerta pues en la práctica, el régimen leguiísta sometió a la población indígena a mayores maltratos a través de la llamada ley de Conscripción Vial.

Con dicha ley, el gobierno obligaba a todos los varones entre 18 y 60 años, que vivieran en pueblos por donde se estaban construyendo carreteras, a trabajar gratuitamente por doce días al año en su ejecución.

Aquellos que no quisieran realizar este trabajo debían abonar al Estado un impuesto exoneratorio. Obviamente los indios, que no contaban con los recursos para exonerarse, debieron acudir a este tipo de trabajo forzoso; por esta razón a la conscripción vial se le ha llamado también la "mita republicana".

PRINCIPALES OBRAS.

Las principales obras públicas ejecutadas y sucesos producidos en el "oncenio" fueron los siguientes:

- Construcción de la Plaza y el monumento a San Martín con el motivo de celebrarse el centenario de la independencia.

- Restablecimiento de la "Orden del Sol del Perú".

- Las celebraciones por el centenario de la batalla de Ayacucho en 1924.

- La irrigación del Olmos.

- La irrigación Cañete-Imperial, construcción de la Atarjea de Arequipa.

- Irrigación de La Chira y Sechura en Piura.

- Construcción de la Atarjea de Lima: Las avenidas Leguía, La Unión, Progreso, etc.

- Creación de nuevas urbanizaciones como Santa Beatriz, Jesús María, San Isidro, Lince, etc.

- El inicio de la construcción del nuevo Palacio de Gobierno y del nuevo Palacio de Justicia.

- Inicio de la aviación comercial.

- Asimismo, se puso mucho énfasis en la defensa nacional, prueba de ello es la construcción de la Base Aérea de Las Palmas.

- la llegada de los primeros aviones de guerra.

- Creación de la Escuela de Policía

- Organizada por la Guardia Civil española, con lo cual se creó la Guardia Civil del Perú.

- Llegan también los primeros submarinos R1 y R2 comprados en Alemania.

LACAÍDA DEL ONCENIO.

En 1929, estalló la crisis económica mundial fruto del colapso de la Bolsa de Valores de New York. Esto trajo consigo el desplome de las economías latinoamericanas, incluida la peruana.

Los efectos fueron muy graves: paralización de obras públicas; crisis de la agro industria costeña, desaparición de la Libra Peruana (la cual fue reemplazada por el Sol de oro en 1930), desabastecimiento y carestía de los productos de primera necesidad lo que trajo consigo el colapso del gobierno en agosto de 1930.

El día 22 de agosto de 1930, se produjo el pronunciamiento militar de Arequipa, dirigido por el Comandante Luis M. Sánchez Cerro. En Lima, el General Manuel María Ponce se hace cargo de la ciudad ante la dimisión de Leguía, quien fue capturado, traído a Lima, internado en la prisión del Panóptico y finalmente murió en 1932, víctima de una penosa enfermedad.

De esta manera, llegaba a su fin el gobierno más largo de la historia republicana del Perú, dándose inicio a una nueva etapa conocida como el Tercer Militarismo.

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