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Piratas Y Bucaneros Mas Famosos Del Siglo XVII Y XVIII


Enviado por   •  1 de Abril de 2014  •  2.729 Palabras (11 Páginas)  •  940 Visitas

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Piratas y Bucaneros famosos de los siglos XVII y XVIII

Los siglos XVII y XVIII son los siglos del apogeo y muerte de la piratería, el declive del imperio español y el establecimiento de nuevas colonias de otras potencias generó un gran aumento de la piratería. Los piratas no solo se dedicarían a atacar los barcos y ciudades españolas como los corsarios del siglo XVI, ahora se dedicarían a atacar barcos y ciudades de todas las naciones y no solo en América, sino también en Asia y África. En esta época surgen piratas míticos que lograron grandes hazañas y riquezas pero que casi siempre sufrieron un trágico fin. El ataque indiscriminado a todas las naciones supuso que estas se unieran para acabar contra la piratería. El apogeo de la piratería marcó también su fin. Pero los denominados “reyes del mar” nunca serán olvidados gracias a las leyendas de fabulosos tesoros y hazañas míticas de estos lobos de mar.

Piratas y Bucaneros eran dos tipos de delincuentes que operaban en el mar, los piratas se dedicaban a robar barcos mercantes y asaltar ciudades costeras para enriquecerse, los bucaneros se dedicaban al contrabando, la trata de esclavos y a la captura de pequeños mercantes, su nombre proviene del vocablo francés “boucan”; un tipo de carne ahumada de res con la que hacían contrabando. La principal zona de operaciones de los piratas era el mar Caribe, ya que desde esa estratégica zona podían asaltar los barcos que usaban la ruta de comercio entre América y Europa. Además de barcos mercantes, sus principales objetivos eran las ricas colonias españolas en América. En contra de lo que se cree, los piratas no solían atacar las flotas españolas que transportaban metales preciosos y joyas, ya que estas estaban fuertemente protegidas por poderosos navíos de guerra. El margen de capturas de barcos de la flota era menor al 1%. Las únicas oportunidades que tenían los piratas para capturar los preciados cargamento de oro y plata era aprovechando las tormentas que dispersaban los barcos de la flota y hacían rezagarse a los lentos galeones, los cuales eran presa fácil cuando no tenían escolta de buques de guerra. Las principales presas de los piratas eran los mercantes que provenían de Europa y transportaban cargamentos de herramientas, telas, animales, ect…mercancías que una vez capturadas eran revendidas en las colonias. Una de las principales bases de los piratas era la Isla de la Tortuga, cercana a Haití, en esta isla se fundó una curiosa asociación entre piratas de distintas nacionalidades, la denominada “Cofradía de los Hermanos de la Costa”. La asociación creó sus propias leyes, recogidas en el Código de honor de los Hermanos de la Costa, destinado a resolver los conflictos entre los distintos piratas. El código promulgaba la igualdad entre todos los piratas asociados, la propiedad colectiva de la isla y sobre todo el derecho de todos a la libertad. Todas las decisiones se tomaban de forma democrática, mediante votación universal y siempre se pactaba el reparto del botín antes de zarpar en busca de presas.

A diferencia del siglo XVI, a mediados del siglo XVII y sobre todo en el XVIII, los piratas ya no eran corsarios, es decir sus actividades no estaban promocionadas ni costeadas por sus respectivos gobiernos. Ahora no eran militares irregulares, sino simples ladrones que no creían en gobiernos ni leyes, solo querían riqueza, libertad y la oportunidad de ser alguien. Los piratas y bucaneros se componían básicamente de ex marinos mercantes o ex militares desempleados, a los que se sumaban gente de diversa procedencia: esclavos fugitivos, forajidos, aventureros, inadaptados….Todos ellos tenían una cosa en común: querían ser libres y sobre todo ricos, algo que en aquella época era casi imposible para la gente de condición humilde. La vida de los piratas siempre ha sido vista de forma romántica, héroes populares que decidían arriesgar su vida para tener una oportunidad de enriquecerse, personas carismáticas que no aceptaban las leyes de sus naciones, solo sus propias leyes. Pero dejando a un lado el aspecto romántico que nos ha trasmitido el cine y la literatura, la mayoría de los piratas eran idénticos a cualquier banda de asaltantes de tierra firme, solo querían obtener riquezas sin importarles la vida de las personas que robaban. Incluso había piratas que eran auténticos psicópatas que violaban, torturaban y mataban por simple placer.

La mayoría de piratas actuaban en solitario y empleaban para sus fechorías barcos pequeños y muy rápidos, los denominados “Fly Boats” (barcos voladores) de los cuales proviene la palabra filibusteros, con la que se denomina también a los piratas. Estos barcos estaban armados con 10 o 20 cañones y su presa más común eran los pesados y lentos mercantes. La rapidez de sus embarcaciones les permitía atacar y desaparecer rápidamente, esquivando cualquier navío de guerra que pretendiera darles caza. Su principal táctica era usar balas de cañón unidas con cadenas, las cuales al ser disparadas se extendían, causando grandes daños en el velamen y los aparejos de sus víctimas, lo cual obligaba a la presa a detenerse y ser así fácilmente abordada. Tras combatir con la tripulación rival los piratas siempre daban la oportunidad de unirse a ellos a los marineros capturados (la otra opción era la muerte, así que la mayoría decidía unirse a la tripulación pirata).

Pero aparte de estos piratas comunes, hubo otros que alcanzaron fama eterna por sus temerarias acciones, su valentía, su arrogancia, su promiscuidad, su crueldad y sobre todo por sus legendarios tesoros. A continuación expondré la vida de algunos de los piratas más famosos:

El olonés

François l’Olonnais, más conocido por “El Olonés”, fue un famoso pirata nacido Les Sables d’Olonne, Francia, en el siglo XVII. Temido por su extrema crueldad, “El Olonés” hizo fortuna en aguas del Caribe, saqueando a un buen número de pequeños barcos mercantes que surcaban el mar frente a las colonias españolas.

“El Olonés” viajó por primera vez a las Antillas para hacer el servicio militar. Allí conoció a otros piratas de la zona y decidió instalarse definitivamente. Su fuerte personalidad y la ausencia de escrúpulos le convirtieron muy pronto en un líder indiscutible.

Este pirata francés no dudaba en despedazar a algunos de sus rehenes a modo de advertencia antes de hacerse con los botines. Más aún, dicen de él que era un psicópata y que llegaba incluso a masticar públicamente el corazón recién extraído de algún marino para infundir miedo en los demás.

Los españoles no pudieron vencerle, pero en una de sus huidas se adentró en plena selva y fue capturado por indígenas caníbales de una tribu kuna, quienes le pagaron

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