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Contrabando Siglo XVII Y XVIII


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2013  •  1.473 Palabras (6 Páginas)  •  960 Visitas

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El contrabando fue el principal método de vida en Puerto Rico. La Isla podía hacer negocios únicamente con España y sólo con los puertos de Sevilla desde el puerto de San Juan. Era completamente ilegal negociar con países extranjeros o con cualquiera de las otras Antillas, españolas o extranjeras. Pero, había traición por los habitantes de la Isla ya que no existía discusión alguna entre ser leales a España por un lado y traficar con sus enemigos por otro. Era cuestión de supervivencia y las razones fueron muchas.

A principios del siglo 17, la Isla se encontraba en un estado económico y social malísimo, “luego de un siglo de ataques extranjeros que había culminado con el ataque holandés de Balduino Enrico en el 1625. La producción de azúcar había mermado de 250 toneladas a mediados del siglo dieciséis a sólo 38 a principios del diecisiete. El país también estaba casi despoblado como resultado de la emigración que comenzó a mediados del siglo dieciséis.”

El problema económico difícil en el país fue con un mayor aislamiento de España. A mediados del siglo 16 por razones de seguridad y otras razones, bajo el número de barcos españoles que venían a la Isla. Eran muchas las quejas de los colonos por los incumplimientos del contacto comercial entre ambos países. “ Hubo períodos, como el del 1651 al 1662, durante los cuales no pasó barco alguno. La falta de contacto se explica también porque las autoridades españolas veían a Puerto Rico en esa época como un puesto militar de limitado potencial comercial.”

Sin embargo, la política mercantilista de España de mantener un monopolio comercial con sus colonias continuó durante la mayor parte del siglo 17. Mientras España decaía, sus principales rivales, Inglaterra, Francia, y luego Dinamarca comenzaban a poblar permanentemente las Antillas Menores. Contrario a la experiencia de España con sus colonias, los otros países de Europa Occidental experimentaron en sus colonias un crecimiento económico, particularmente en la producción de azúcar. A estos nuevos vecinos les interesaba mucho negociar con las colonias hispanas e hicieron varios esfuerzos en el siglo diecisiete por establecer una relación de comercio legítima con las colonias españolas. Pero España no quiso hacer más contratos. Al no poder establecer lazos legales de intercambio, estos nuevos vecinos se convirtieron en los principales contactos “ilícitos” para los puertorriqueños, quienes podían vender sus productos agrícolas y cueros a cambio de esclavos, productos manufacturados, comidas y bebidas europeas. En general, los extranjeros ofrecían más y mejor variedad de productos y a mejor precio que los comerciantes legítimos españoles, dado que no se pagaban aranceles.

Una de las primeras medidas restrictivas tomadas por España fue la veda de la producción de jengibre en 1602, producto que, junto a los cueros, era de los que más estimulaba el tráfico clandestino. Al igual que hicieron con la mayoría de las restricciones españolas, los colonos ignoraron la orden y siguieron sembrando jengibre hasta que las fuerzas de mercado a mediados de ese siglo disminuyeron los precios y la rentabilidad del producto.

Se intentó reducir el contrabando a través del establecimiento de rutas legítimas de abastecimiento. Ejemplo fue el asiento (contrato) de 1713 a los ingleses que les permitía importar esclavos como resultado de la Paz de Utrecht.

Una de las medidas más creativas de los españoles para acabar con el comercio clandestino fue otorgar patentes de corso, primero a españoles y luego a criollos, a finales del siglo diecisiete. En teoría, estas licencias de corso permitían interceptar naves que transportaran mercancía de las colonias hispanas, capturar la mercancía para la corona, así como quedarse con parte de las ganancias. En realidad, esta práctica fue una gran oportunidad de lucro para individuos ambiciosos y especialmente para oficiales del gobierno.

Otra estrategia para bajare el contrabando fue la liberalización y reforma, que probablemente reflejaba las tendencias racionalistas de la Ilustración. El proceso de reforma comenzó bajo el reinado de Felipe V (1700-1746) cuando se fomentó la construcción de barcos para viajar a las colonias, se abrió el puerto de Cádiz a operaciones comerciales con posesiones en ultramar y se crearon compañías monopolistas. Estas medidas hicieron poco por acabar con el contrabando y la prueba es que, según relata el Mariscal Alejandro en su informe al Rey, a su llegada a la Isla el tráfico ilegal se encontraba en todo su apogeo.

Sin embargo, la visita

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