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Politica De Los 70


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2014  •  3.083 Palabras (13 Páginas)  •  243 Visitas

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a política en los 70

Autor: Felipe Pigna

En mayo de 1969, mientras la dictadura de Juan Carlos Onganía intentaba dar una imagen de orden y disciplina social, comenzaron a evidenciarse síntomas de un descontento que venía creciendo entre distintos sectores de la población debido al cierre de los canales de participación política y a la política educativa, social y económica del gobierno.

El 15 de mayo la policía reprimió violentamente una manifestación de protesta en Corrientes. Allí murió el estudiante de medicina Juan José Cabral. Dos días después, en Rosario estudiantes que se movilizaban para repudiar el crimen de Cabral fueron enfrentados por la policía. Uno de los uniformados, el oficial Juan Agustín Lezcano, extrajo su arma y asesinó al estudiante Adolfo Bello, de 22 años. El hecho produjo la indignación de los rosarinos que se manifestaron masivamente en una "marcha del silencio". El 21 de mayo la policía volvió a reprimir y a cobrarse una nueva víctima, el aprendiz metalúrgico Luis Norberto Blanco, de 15 años. La situación se agravó y las calles de Rosario fueron ocupadas por obreros y estudiantes que, para contrarrestar los efectos de los gases lacrimógenos, levantaron barricadas y encendieron fogatas alimentadas con mesas, sillas, cajones, cartones y papeles arrojados por los vecinos desde sus balcones para colaborar con los manifestantes. Era el Rosariazo, el primer estallido de una larga lista que expresaba el descontento popular con la dictadura de Onganía, quien decretó la ocupación militar de Rosario y varios puntos de la provincia de Santa Fe.

Estas noticias tuvieron gran repercusión en Córdoba, donde existía una estrecha relación entre los estudiantes y los obreros de las grandes fábricas instaladas en el cordón industrial, ya que muchos trabajadores estudiaban en la Universidad de Córdoba. Este hecho, sumado a la constitución de un movimiento obrero muy combativo, surgido con posterioridad al peronismo, al calor de las corrientes de ideas revolucionarias de los años 60, llevaron a que el proceso de politización creciera notablemente tanto en las fábricas como en las facultades.

A la indignación por los graves hechos de Corrientes y Rosario, se sumó en Córdoba el descontento provocado por la decisión del gobierno provincial de suprimir el "sábado inglés" (trabajar sólo medio día los sábados), lo que implicaba en los hechos una rebaja salarial porque no se pagaban las horas extras.

Los trabajadores en la CGT de Córdoba, liderada por Elpidio Torres, de la industria automotriz, nucleados en la SMATA, liderados por René Salamanca y los de Luz Y Fuerza, conducidos por Agustín Tosco, convocaron a un paro activo con movilización por 36 horas a partir de las 10 de la mañana del 29 de mayo, en coincidencia con la celebración del día del Ejército. Inmediatamente los estudiantes adhirieron a la medida de fuerza.

Por la mañana del 29 ya podían verse las grandes columnas de obreros y estudiantes que se fueron acercando al centro de Córdoba. La represión policial se cobró la primera víctima, el obrero Máximo Mena. Este hecho aumentó la indignación de los huelguistas, que formaron barricadas y desbordaron la represión de la policía, que debió retirarse perseguida por los manifestantes. La ciudad fue controlada por ellos durante unas 20 horas, en las que se produjeron incendios y roturas de vidrieras de las principales empresas multinacionales instaladas en Córdoba y de reparticiones oficiales. Finalmente el gobierno encargó la represión al Tercer Cuerpo de Ejército, que después de algunas horas y varios enfrentamientos, logró controlar la situación. El saldo fue de 20 manifestantes muertos y cientos de detenidos, entre ellos los líderes sindicales Agustín Tosco y Elpidio Torres. El ex presidente Frondizi declaró: "La violencia popular es la respuesta a la violencia que procede de arriba".

Desde los hechos de Córdoba, el Ejército a través de su jefe, el general Alejandro Agustín Lanusse, venía presionando a Onganía para que compartiera las decisiones políticas con las Fuerzas Armadas y tomara conciencia de la gravedad de la situación nacional, en la que ya no cabía su proyecto de una dictadura autoritaria y paternalista sin plazos, que tomaba como modelo al régimen instaurado por Franco en España.

En ese contexto comenzaron a formarse en la Argentina los primeros grupos guerrilleros, que eran la expresión local de un fenómeno continental. La Revolución Cubana obró como un poderoso imán sobre ciertos sectores de la juventud latinoamericana, que la tomaron como modelo y trasladaron la metodología de la guerrilla rural utilizada en Cuba a los diversos países de la región.

En la Argentina, antes de 1968, se produjeron algunos intentos guerrilleros, que no tuvieron mayor relevancia, básicamente en el ámbito rural. Pero a partir de la llegada de Onganía al poder, los nuevos grupos dejaron el campo para trasladar su accionar a las ciudades.

La guerrilla argentina tuvo dos vertientes: el peronismo y el marxismo. Entre las primeras actuaron tres grupos principales: las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), Descamisados y Montoneros. Esta última organización sería la más importante y terminaría incluyendo en su seno a todas las expresiones de la guerrilla peronista, desprendimientos de grupos marxistas y a las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) una organización que se había originado en fracciones de partidos de izquierda, especialmente el Partido Comunista y el Partido Socialista de Vanguardia, para integrarse con grupos provenientes de la Juventud Peronista. Por el contrario, el núcleo fundador de Montoneros, provenía de grupos de la extrema derecha católica, y fue evolucionando junto con algunos sectores de la Iglesia, conocidos como sacerdotes del Tercer Mundo, hacia posiciones más progresistas hasta situarse a comienzos de los 70 a la izquierda del peronismo.

Sus intenciones eran lograr el regreso de Perón y a partir de entonces concretar "la revolución socialista". Eran conscientes de que ésta no era la línea mas difundida dentro del Movimiento Justicialista y por ello, en esta primera etapa, se encargaron de mostrar su fuerza asesinando a dirigentes sindicales, golpeando al ejército y pretendiendo ser una "alternativa de poder". "En realidad”, señala el historiador R, Gillespie en su libro Montoneros Soldados de Perón, “los Montoneros eran muy útiles a la estrategia de Perón de golpear y negociar y ayudaban a fortalecer su imagen de enemigo de la dictadura, útil para la campaña electoral. De ahí los telegramas y las cartas de felicitación

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