Proceso De Reorganización Nacional Y Su Impacto Social
camic24 de Octubre de 2013
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“Proceso de Reorganización Nacional y su impacto social"
Vamos a centrarnos en el estudio de las actitudes de ciertos actores sociales y políticos, en particular las cúpulas partidarias, las asociaciones empresarias, la jerarquía eclesiástica, los grandes medios de prensa o las dirigencias sindicales.
En esta línea de investigaciones en torno al mundo del trabajo encontramos análisis sobre las relaciones obrero-patronales y de sectores empresarios, que bucean en el estudio de casos específicos, tanto al interior de los lugares de trabajo como en sus vinculaciones con el régimen militar, es interesante notar la aparición de trabajos específicos por fuera de los casos más conocidos de las cúpulas y jerarquías patronales,
eclesiásticas y políticas, que incluyen estudios de caso sobre las asociaciones vecinales, algunas entidades intermedias o ciertos medios de prensa.
Los análisis sobre el ejercicio de la represión, centrados particularmente en el accionar clandestino de las fuerzas de seguridad y las víctimas alojadas en centros de detención, han comenzado a indagar sobre los correlatos sociales de la violencia estatal en algunos espacios locales o regionales, así como se complejizaron con el estudio de otros sujetos,
tal el caso de los trabajos sobre presos y presas políticas, sobre los exiliados y los testigos, esto es, aquellos que no formaban parte del aparato represivo ni fueron directamente víctimas de él. En una dimensión conexa, existen un conjunto de trabajos que han analizado las estrategias y dinámicas de persecución y disciplinamiento social
implementadas por el estado en los ámbitos educativos o culturales.
El panorama varía sustancialmente si nos referimos a la problemática de los comportamientos y actitudes sociales de los ciudadanos “comunes” o de la gente “corriente”, en términos de los contenidos y características del consentimiento y las resistencias al régimen militar. En líneas generales ha predominado una mirada que, acentuando la centralidad del expediente represivo, hizo invisible lo sucedido en la sociedad durante esos años tras el énfasis en el uso irrestricto del terror estatal, la propaganda oficial y la apatía o, en un registro diferente, ha permanecido oculto tras la imagen del desconocimiento social respecto de lo que acontecía. También hubo un propósito de frenar el creciente avance de sectores populares. Las realizadas por los grupos paramilitares que lograron aislar a las organizaciones armadas de su base social. El más importante, fue la "Triple A", que tenía asesoramiento político y participación directa en la formación militar.
Los secuestros, que eran la forma en la que el régimen constituía sus prisioneros. Consistía en la detención ilegal de personas buscadas, sin orden judicial, con la cooperación de la policía del lugar, y sin informar a la familia del destino del secuestrado. Las familias de los secuestrados que buscaron asesoramiento jurídico para encontrarlos, descubrieron que eso también era "peligroso", (entre 1.976 y 1.978 desaparecieron 107 abogados defensores).
El terror que se provocaba en la sociedad, reforzado por la propaganda del régimen militar que culpaba a las familias por la actividad "subversiva" de los prisioneros. Otro dato es que casi un 35% de los familiares sólo hicieron la denuncia de la desaparición ante la CONADEP (creada recién en 1.984), es decir, que unas 3.000 familias esperaron aproximadamente 6 años para denunciarlos.
Los campos de concentración (contabilizados alrededor de 340 centros clandestinos de prisioneros en todo el país), donde se los torturaba y hasta se los asesinaba. Gracias a la liberación de unos 1.000 prisioneros, que lograron irse al exterior, fue que pudo obtenerse más información sobre lo que ocurría dentro de estos campos de concentración. Éstos, fueron principalmente "campos de tortura prolongada y sistemática", ya que el exterminio se hacía casi siempre fuera de ellos, en los llamados "traslado de prisioneros". Se calcula que por cada detenido eran necesarias alrededor de 10 personas, lo que serían 100.000 miembros directamente comprometidos con la fuerza y el proceso de aniquilamiento. El 1% de los desaparecidos fueron denunciados por personal subalterno de las Fuerzas Armadas o de seguridad.
El objetivo de la acción antisubversiva de los militares era clara: no sólo se debía exterminar a los guerrilleros, sino que se debía acallar a toda la sociedad, mediante un bombardeo psicológico destinado a romper los lazos de solidaridad que unían a la sociedad para instalar el individualismo y el "sálvese quien pueda". Esto se logró mediante diversas acciones:
Desaparecidos: La "desaparición" de una persona llevaba a sus familiares y amigos a una situación de incertidumbre, inacción y temor por lo que sus propias acciones pudieran causarle al detenido-desaparecido, en caso de que éste estuviese con vida. O sea, había temor a que la denuncia, la búsqueda y la movilización de sus seres queridos causaran daño al desaparecido, si este se encontraba con vida. Los secuestros se realizaban generalmente a altas horas de la noche por una patota (que en "ocasiones especiales" eran más de 50).
Entraban al domicilio de la persona señalada (generalmente, antes había un "apagón"), se apoderaban del señalado, lo tabicaban (le vendaban los ojos), se los encapuchaba y lo torturaban delante de sus hijos (que después, eran dejados con algún vecino, familiar o solos; en otras ocasiones eran llevados con sus padres a los centros clandestinos, para que después sean adoptados por algún represor).
Luego, eran introducidos en vehículos (generalmente dentro de automóviles correspondientes a la marca Ford, modelo Falcón, de color verde), parte de ellos conseguidos en los operativos de secuestro, como botín de guerra.
De allí partían hacia alguno de los centros clandestinos. Y pasaban a ser miles de hombres, mujeres y niños de distintas edades y ocupaciones, integrando una categoría dentro de la población de carácter "tétrico" llamado "los desaparecidos".
Los represores secuestraban a los que consideraban "subversivos" :
a. Los que ayudaban en las villas-miseria
b.
c. Los que tenían como objetivo una mejora en los salarios
d. Los miembros de alguno de los centros estudiantiles
e. Los periodistas que demostraban su desacuerdo con los represores, y hacia la represión; y eran capaces de demostrar su oposición a los hechos en un artículo periodístico, etc.
f. Los psicólogos y los sociólogos, por pertenecer a profesiones "sospechosas"
g. Las monjas y/o sacerdotes que llevaban sus enseñanzas a las villas-miserias
h. Los amigos de cualquiera de todas estas personas, los amigos de éstos amigos, etc.
a. Todas en su mayoría inocentes de cometer actos terroristas, o siquiera de compartir con alguien, o pertenecer a grupos que combatían esta guerrilla.
Massera integró las brigadas operativas de secuestros, presenció torturas e interrogatorios, en apoyo a la formación del "grupo de tareas". En la inauguración del mismo, ordenó: "-responder al enemigo con la máxima violencia, sin trepidar en los medios".
De esta manera se convierte en "cero", su nombre de guerra. Junto con el poder de Massera, creció el poder de algunos oficiales navales hasta llegar a la jurisdicción del Estado, como en el caso del contraalmirante Chamorro y el capitán Acosta Ambone, jefe de inteligencia del G.T. 3.3. éste último decía ser "el dueño de la vida y la muerte" o "como Dios".
Uno de los centros del poder político en la Armada fue el campo de concentración de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), que empezó a funcionar en marzo de 1.976, y aunque tuvo cambios políticos y distintas formas de represión, se clausuró en noviembre de 1.983, unos días antes de asumir el gobierno constitucional.
Por allí pasaron casi 5.000 detenidos -desaparecidos, y junto con el "Campo de mayo", fue uno de los mayores centros clandestinos de tortura.
Antes del golpe militar de 1.976 ya existían los centros ilegales de detención: "la escuelita de familia" y la Jefatura General de Policía en Tucumán, entre otros
La base del poderío de la ESMA no fue sólo político sino también material: -obtuvieron grandes sumas de dinero mediante el "botín de guerra". Hasta se montó una inmobiliaria en Belgrano, a raíz de los inmuebles ocupados y adquiridos por torturas y falsificación de documentos.
El campo de concentración funcionó en el Casino de Oficiales de la ESMA, un edificio de 3 pisos, con un altillo grande y un sótano. En el 3er piso y en el altillo se alojaba a los detenidos- desaparecidos, en habitaciones sin ventanas llamadas "capuchas".
En la planta baja estaba el Salón Dorado o "el dorado", donde de instaló la sección de inteligencia del G.T 3.3 (el acceso a ese sector era restringido como la sección de "los jorges", oficinas de algunos oficiales del grupo). En el sótano estaban la enfermería, un laboratorio fotográfico y varias salas de torturas.
Los interrogadores torturaban salvajemente a los secuestrados atados a elásticos metálicos. Con la picana eléctrica, los golpes brutales, el ""submarino seco", el "submarino mojado", y los simulacros de fusilamiento, buscaban no sólo obtener información sino destruir a los detenidos –desaparecidos física y psíquicamente.
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