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Psicolingüística


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2014  •  1.947 Palabras (8 Páginas)  •  188 Visitas

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ran la competencia comunicativa de las personas. Esta competencia (lingüística, discursiva, semiológica, estratégica, sociocultural...) es entendida,

desde la antigua retórica hasta los enfoques pragmáticos y sociolingüísticos más recientes, como la capacidad cultural de oyentes y hablantes reales

para comprender y producir enunciados adecuados a intenciones diversas de

comunicación en comunidades de habla concretas.

Intervenir en un debate; escribir un informe, resumir un texto, entender

lo que se lee, expresar de forma' adecuada las ideas, sentimientos o fantasías, disfrutar de la lectura, saber cómo se construye una noticia, conversar de manera apropiada, descubrir el universo ético que connota un

anuncio o conocer los modos discursivos que hacen posible la manipulación informativa en tele-visión: he aquí algunas de las habilidades expresivas y comprensivas que hemos de 'aprender en nuestras sociedades si

deseamos participar de una manera eficaz y crítica en los intercambios

verbales y no verbales que caracterizan la comunicación humana.

Diversas investigaciones psicológicas han subrayado la escasa utilidad de

una enseñanza de los contenidos educativos ajena a los esquemas que

rigen el pensamiento, el conocimiento cultural, la acción y la interpretación de los es- colares. Por ello, el aprendizaje sólo será funcional si parte del nivel de desarrollo de los alumnos y si, en consecuencia, tiene en

cuenta lo que en cada momento san capaces de hacer y de aprender. Si

no es así, éstos se limitarán a memorizar de forma mecánica un enunciado o una fórmula sin que la apropiación temporal de esas nociones se

inscriba de forma duradera y ,significativa en sus acciones futuras. De ahí que sea preciso concebir los saberes culturales, y los contenidos escolares, no sólo como conceptos, hechos o principios que nos hablan de las personas, de los objetos o del entorno físico y social, sino también cómo un

repertorio de procedimientos que nos permite actuar sobre las personas o

sobre los objetos, dominar métodos de observación de la realidad, poner

en juego estrategias de consulta y resolución de problemas e interpretar

de forma crítica los modos culturales en que se articula la organización

de la sociedad.

Por lo que se refiere a la enseñanza de la lengua, la psicolingüística de

orientación cognitiva ha demostrado que el aprendizaje de la comunicación sólo es posible en consecuencia si se construye a partir del capital

comunicativo que los alumnos y las alumnas ya poseen y si tiene en,

cuenta lo que en cada momento son capaces de hacer, decir y entender.

Por ello, los contenidos de la enseñanza de la lengua no sólo han de en-

tenderse como un conjunto de saberes lingüísticos (conceptos gramaticales y hechos literarios), sino sobre todo como un repertorio de procedimientos expresivos y comprensivos (un saber hacer cosas con las palabras, un

saber decir, un saber entender) orientado a afianzar y fomentar las competencias discursivas de los aprendices, sin olvidar la conveniencia de enseñar

los valores que hacen posible la adquisición escolar, de actitudes críticas ante los prejuicios lingüísticos, ante los usos discriminatorios del lenguaje y

ante las diversas estrategias de manipulación y persuasión utilizadas en

los intercambios comunicativos.

En definitiva, de lo que se trata es de mejorar el uso de esa herramienta

de comunicación y de representación que es el lenguaje y de contribuir

desde el aula al dominio de las destrezas comunicativas más habituales

(escuchar, hablar; leer y escribir) en la vida de las personas. En consecuencia, si estamos de acuerdo en estas intenciones, los contenidos, los

métodos, las tareas de aprendizaje y los criterios de evaluación del área

deberían subordinarse a las finalidades comunicativas que el sistema educativo -y el conjunto de la sociedad- encomienda a quienes enseñamos

lengua y literatura.

Parece evidente que un enfoque comunicativo y funcional como el adoptado ahora para la enseñanza de la lengua y de la literatura exige una lectura crítica de las tradiciones disciplinares y didácticas (ligadas a la teoría

gramatical, a los estructuralismos, al formalismo literario y a la psicología

conductista) en las que nos hemos formado la mayoría de quienes enseñamos lengua y literatura en las aulas de la educación primaria y secundaria, y un mayor énfasis en un trabajo escolar en torno a tareas cuya finalidad sea el dominio de la variedad de usos verbales y no verbales que las

personas ponen en juego en las diversas situaciones de la comunicación

humana.

En las últimas décadas, la evolución de las ciencias del lenguaje se orienta

dada vez más al análisis de las formas discursivas que encarnan los usos

comunicativos, a la consideración de las variables culturales que condicionan y de- terminan el significado social de esos usos y al conocimiento de los procesos cognitivos implicados en la comprensión y producción de los mensajes. Un vasto paisaje disciplinar -desde la pragmática

hasta la lingüística del texto, desde la retórica hasta la semiótica textual y

literaria, desde las sociolingüísticas hasta la psicolingüística de orientación

cognitiva, desde la teoría de la recepción hasta el análisis del discurso-,

aparece ante nuestros ojos como una perspectiva sugerente ,y útil a la

hora de acercarse al estudio del uso comunicativo de las personas

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