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Renaciemiento Artistas

Diegobu2812 de Diciembre de 2012

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Miguel Ángel

la creación de Adán

Del lado izquierdo de la obra aparece Adán estirando su brazo para tocar el dedo de otro personaje, que se encuentra flotando en el cielo junto con unos ángeles. La figura de la izquierda se encuentra dentro de un plano de encierro en forma de triangulo rectángulo y los demás del lado derecho en la parte superior de la obra se encuentran dentro de un rombo. Los colores son más vivos a diferencia del manierismo.

Paleta de cálidos y fríos que avanzan y retroceden, generan profundidad. Rosas, naranjas, rojos y amarillos, llevados al tinte con blanco. Pares de complementarios opuestos: rojo- verde y azul- naranja, llevados cada par, al quebramiento del color. Los personajes son más musculosos, atléticos y de estaturas normales, estos son más angelicales.

Moises

Se estructura en un eje vertical desde la cabeza hasta el pliegue formado entre las piernas del profeta, cuya figura queda enmarcada por dos líneas rectas verticales en los extremos. El artista sugiere el movimiento en potencia; los músculos están en tensión, pero no hay movimiento en acto. Consigue que este coloso no resulte pesado, sino grandioso. Capta el instante en que Moisés vuelve la cabeza y va a levantarse, lleno de furia ante la infidelidad de su pueblo. Esta ira, que le embarga se expresa en su rostro, que se contrae en un gesto ceñudo. y feroz, anticipo de la cólera que estallará en breve. Moisés está lleno de vida interior. Podemos ver en esta escultura las características del estilo renacentista: búsqueda de la belleza ideal, acentuado naturalismo, interés por la figura humana y su anatomía, se crean: composiciones equilibradas, armoniosas, movimiento en potencia, perfección técnica.

David

El David es una gigantesca escultura de 4,34 metros, hecha de una sola pieza. El héroe del Antiguo Testamento aparece representado como un joven atleta desnudo, musculoso, en tensión con la mirada fija en la distancia, buscando a su enemigo, Goliat La intensa y penetrante mirada, Muestra el conjunto del cuerpo ligero de un adolescente, aún sin sazonar que estudia desde lo lejos a su rival. Este joven héroe bíblico demuestra que la fuerza interna espiritual vale más que cualquier otra arma. La crítica reconoce un excesivo desarrollo de manos pies y cabeza, así como un alargamiento excesivo de los brazos. Pero si tenemos en cuenta la perfección con que Miguel Ángel hace todas sus obras, cabe la posibilidad de que este defecto haya sido confeccionado con la intención de mostrar un cuerpo adolescente que todavía no ha culminado su completo desarrollo.

Rafael Sanzio

La escuela de Atena

Una escena en la que se narra una sesión entre los filósofos clásicos. Ordena las figuras de izquierda a derecha. La perspectiva queda rota por los muros laterales sobresalientes. Es la representación del pensamiento mediante la disputa filosófica. Presenta el interior de una gran basílica. Destaca la amplitud de la composición, la distribución rítmica del espacio y la disposición de la arquitectura con las bóvedas que confieren grandeza a la obra. El movimiento de los grupos y las actitudes de los personajes están concebidos con un efecto teatral. En la fuerza de sus personajes muestra la influencia de Miguel Ángel. El autorretrato de Rafael está ubicado a la derecha del cuadro, el joven de cabello marrón que observa al espectador, tocado con un sombrero redondo de color azul.

Los desposorios de la Virgen

Es un cuadro hecho a imitación de una tabla con el mismo tema y año de El Perugino, maestro de Rafael, incluye figuras en el primer plano y un edificio centralizado en el fondo, La estructura del grupo de figuras y del gran edificio poligonal distingue claramente la obra de Rafael respecto a la de su maestro. El espacio está más abierto en la composición de Rafael, indicando un dominio de la perspectiva que es superior. Este grupo principal se resalta en detrimento de las figuras acompañantes. El sacerdote es de hecho el centro focal de la escena, que está entre la Virgen y las mujeres, y San José, y todos los hombres. Estas figuras se inscriben en un semicírculo, forma circular que se reitera en el templo del fondo y en la forma superior de la tabla. Las principales figuras permanecen en pie en el primer plano: José está colocando solemnemente un anillo en el dedo de la Virgen y sosteniendo el bastón florecido, símbolo de que él es el elegido, en su mano izquierda. Hay toda una serie de figuras detrás del grupo principal que llevan la mirada hacia el templo del fondo. Algunas están en la plaza que precede al templo: una pareja de viandantes a la izquierda, un grupito más numeroso a la derecha; en estos grupos prevalece el color rojo. También aparecen figuras en el exterior del templo: a la izquierda, una figura a contraluz, y a la derecha otros dos individuos. De esta manera se consigue equilibrar y marcar la profundidad del cuadro.

El incendio del Borgo

Es un fresco. Aunque se asume que Rafael hizo los dibujos para la compleja composición, el fresco fue en su mayor parte obra de su asistente Giulio Romano. Tres son los planos de la composición. En primer término, una serie de ciudadanos huye del fuego, mientras otros cogen agua para sofocar las llamas. Este primer plano es agitado y dramático. Hay mujeres que gritan, con los brazos en alto, una de ellas arrodillada en gesto de desesperación, hombres que escapan del fuego arrojándose por las ventanas, como el joven desnudo de la izquierda que mira con preocupación; junto a él, una mujer pone a salvo a su bebé, lanzándoselo a una figura masculina que alza los brazos. Justo delante, a la izquierda, se ve a un hombre joven con otro anciano a cuestas. En el plano medio hay toda una serie de ciudadanos que se dirigen hacia la basílica de San Pedro, para pedir ayuda al Papa. Y, el fondo, aparece este, en la fachada de la antigua basílica, aún no demolida. El dibujo es rico en movimientos.

Tiziano

Isabel de Portugal

La retratada es Isabel de Portugal. El retrato sigue un esquema clásico, en el que la modelo se sitúa sentada, abriéndose junto a ella un ventanal en el que se adivina un paisaje. El paisaje dota de profundidad a la composición, además de servir como contraste cromático con la figura de la emperatriz, pues predominan en él tonos verdosos y azulados, mientras que la escena interior está dominada por tonos cálidos. La figura de Isabel muestra cierta rigidez, relacionada quizá con el concepto de majestad. La figura viste un riquísimo vestido rojo y dorado, con adornos de brocado y pedrería. Se adorna, además, con llamativas joyas, como un collar de perlas con un broche al pecho con piedras preciosas del que cuelga otra perla en forma de lágrima, una sortija en la mano derecha, o un joyel rematando su tocado, un rígido peinado muy de moda en la época compuesto por trenzas. La emperatriz sostiene un libro abierto en su mano izquierda, quizá un misal o libro de oraciones, y mira a un punto lejano con expresión ensimismada.

Venus de Urbino

Representa a una joven desnuda semitendida sobre un lujoso lecho en el interior de un palacete veneciano. En el fondo se observa una gran ventana por donde entran leves reflejos de la laguna y se observa el cielo tras un árbol; al lado de la ventana se encuentran dos criadas casi misteriosamente de espaldas acomodando ropas en un baúl; el baúl parece evocar el mito de la caja de Pandora. A los pies de la joven desnuda duerme un perrito; la presencia del perro es signo de que la representada no es una diosa, sino una mujer real, aunque no se sabe exactamente quién es. Esta pintura se encuentra inspirada por la Venus dormida del Giorgione, es evidente que se aleja del idealismo característico del Renacimiento italiano. La mayor diferencia con las Venus típicas es que la joven aparece obviamente consciente y orgullosa de su belleza y su desnudez; no existe ningún elemento que provoque la sensación de un distanciamiento divino: ella mira de un modo dulce, cómplice y decidido al que la observa, mientras su mano izquierda se apoya sobre el pubis, que se ubica en el centro de la composición. Las flores en la mano derecha resaltan el aura de erotismo ya reforzada por la luz casi dorada que ilumina al cuerpo. El color claro y cálido del cuerpo produce una impresión de sensual indolencia, realzada en el contraste con el oscuro del fondo y el colchón; en efecto, el color oscuro del lienzo de la pared provoca una cesura en la mirada que entonces se centra en el cuerpo de la mujer. La fuga de la perspectiva se dirige hacia la derecha y está acentuada por las criadas figuradas totalmente vestidas y con tonos fríos que aportan una cuota de realismo, la presencia de la columna y el árbol en el punto de fuga, y los sucesivos planos iluminados y sombreados que se resaltan en las baldosas.

El bacanal de los andrios

Se representa aquí un tema mitológico, fiesta del dios del vino. El tema y la composición de esta tabla remiten a El festín de los dioses, de Giovanni Bellini, si bien Tiziano intensifica la escena con vivos movimientos y la línea ascendente diagonal que, desde la esquina inferior izquierda, va subiendo hasta alcanzar la figura del anciano que duerme en la parte superior de la derecha. Todo el cuadro desprende la alegría sensual del vino, incluyendo algún desnudo, como el del borde inferior derecho, figura que recuerda a una Venus y que es ejemplo de la cuidadosa obra por parte del autor. Los personajes se agitan por toda la

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