Mundo Occidental
ErickaGYE201327 de Agosto de 2013
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ORIGEN DEL MUNDO OCCIDENTAL
Antigua Roma y Grecia
Monarquía de Roma, 753-510 a.C
Periodo de la historia de Roma donde confluyen numerosas leyendas e historias simbólicas, sobre el que los historiadores de este periodo crearon relatos incompletos respecto de su origen y evolución. Con frecuencia, se contrastó la decadencia del periodo monárquico con el idealismo de la República de Roma.
Según la leyenda, Roma fue fundada en el 753 a.C. por Rómulo y Remo, los hermanos gemelos de Rea Silvia, una virgen vestal, e hija de Numitor, rey de Alba Longa, ciudad cercana, en el antiguo Lacio. Una tradición más antigua remonta la ascendencia de los romanos a los troyanos y a su líder Eneas, cuyo hijo Ascanio o Julo, fue el fundador y primer rey de Alba Longa. Los relatos sobre el reinado de Rómulo destacan el rapto de las sabinas y la guerra contra los sabinos, dirigidos por Tito Tacio y señalan también la unión de los pueblos latino y sabino. La referencia a los tres pueblos (ramnes, titios y lúceres) en la leyenda de Rómulo, que formaban parte de un nuevo estado, sugiere que Roma fue creada por una amalgama de latinos, sabinos y etruscos.
LOS SIETE REYES
Los siete reyes del periodo monárquico y las fechas que tradicionalmente se le asignan son: Rómulo (753-715 a.C.) Numa Pompilio (715-676 o 672 a.C.), a quien se le atribuyó la introducción de muchas costumbres religiosas; Tulio Hostilio (673-641 a.C.), un rey belicoso, que destruyó Alba Longa y luchó contra los sabinos; Anco Marcio (hacia el 641-616 a.C.), de quien se dice que construyó el puerto de Ostia y que capturó muchas ciudades latinas, transfiriendo sus habitantes a Roma; Lucio Tarquino Prisco (616-578 a.C.), célebre tanto por sus hazañas militares contra los pueblos vecinos, como por la construcción de edificios públicos en Roma; Servio Tulio (578-534 a.C.), famoso por su nueva constitución y por ensanchar los límites de la ciudad; y Lucio Tarquino el Soberbio (534-510 a.C.), el séptimo y último rey, derrocado cuando su hijo violó a Lucrecia, esposa de un pariente. Tarquinio fue desterrado, y los intentos de las ciudades etruscas o latinas de restituirlo en el trono de Roma no tuvieron éxito.
Aunque los nombres, fechas y sucesos del periodo real se cree que pertenecen a la ficción, existen pruebas sólidas de la existencia de una antigua monarquía, del crecimiento de Roma y sus luchas con los pueblos vecinos, de la conquista etrusca de Roma y del establecimiento de una dinastía de príncipes etruscos, simbolizada por el mandato de los Tarquinios, de su derrocamiento y de la abolición de la monarquía. También es probable la existencia de cierta organización social y política, como la división de los habitantes en dos clases: los patricios, los cuales sólo poseían derechos políticos y formaban el populus o pueblo y sus subordinados, conocidos como clientes, y plebe, que en un principio no tenían categoría política. El rex o rey, lo elegía el Senado (Senatus) o Consejo de Ancianos (patres) de entre los patricios que ocupaba el cargo de por vida. Era responsable de convocar al populus a la guerra y de dirigir al ejército en la batalla. En los desfiles era precedido por los funcionarios, conocidos como lictores, que portaban las fasces, símbolo del poder y del castigo. También era el juez supremo en todos los pleitos civiles y penales. El Senado sólo daba su consejo cuando el rey decidía consultarlo, aunque sus miembros poseían gran autoridad moral, ya que sus cargos también eran vitalicios. En un principio sólo los patricios podían llevar armas en defensa del Estado. Parece que hubo una importante reforma militar, conocida como reforma Servia, ya que posiblemente tuvo lugar durante el mandato de Servio Tulio, en el siglo VI a.C. Para entonces la plebe podía adquirir propiedades y, según la reforma, todos los propietarios, tanto los patricios como los plebeyos, estaban obligados a servir en el ejército, donde se les designaba un rango de acuerdo con su riqueza. Este plan, aunque al principio servía a un propósito puramente militar, preparó el terreno para la gran lucha política entre patricios y plebeyos durante los primeros siglos de la República romana.
República de Roma 510 a 27 aC
Periodo de la historia de Roma caracterizado por el régimen republicano como forma de gobierno, que se extiende desde el 510 a.C., en que se puso fin a la monarquía con la expulsión del último rey, Lucio Tarquino el Soberbio, hasta el 27 a.C., fecha en que tuvo su inicio el Imperio.
Conquista de la península Itálica (510-264 a. C.)
En sustitución del rey, el conjunto de la ciudadanía elegía anualmente a dos magistrados, conocidos como pretores (o jefes militares) que más tarde recibieron el título de cónsules. La participación dual en el ejercicio del poder supremo y la limitación a un año de permanencia en la magistratura evitaban el peligro de la autocracia. El carácter del Senado, órgano asesor ya existente durante la monarquía, fue modificado al poder ingresar en él los plebeyos, conocidos como conscripti, por lo que desde entonces la denominación oficial de los senadores fue la de patres conscripti (padres conscriptos). Inicialmente sólo los patricios podían ocupar las magistraturas, pero el descontento de la plebe originó una violenta lucha entre los dos grupos sociales y la progresiva desaparición de la discriminación social y política a la cual los plebeyos habían estado sometidos.
En el 494 a.C., la secesión (retirada) al Aventino (una de las siete colinas de Roma) de los plebeyos, obligó a las clases patricias a conceder la institución de los tribuni plebis (tribunos de la plebe) que eran elegidos anualmente por el Concilium plebis (Asamblea de la plebe) como representantes de los plebeyos para la defensa de sus intereses. Tenían derecho a veto sobre los actos de los magistrados patricios y de hecho actuaban como dirigentes de la plebe en los conflictos con los patricios. La constitución de un decenvirato (comisión de diez hombres) en el 451 a.C. tuvo como resultado la redacción de un código legal. En el 455 a.C. la Ley Canuleya declaraba legalmente válidos los matrimonios entre patricios y plebeyos. En virtud de las Leyes Licinias-Sextas (367 a.C.) uno de los dos cónsules debía ser plebeyo. El resto de las magistraturas se fueron abriendo gradualmente a los plebeyos, incluida la dictadura (356 a.C.), una magistratura excepcional cuyo titular era elegido en tiempos de gran peligro, la censura o dignidad de censor (350 a.C), la praetura o cargo de pretor (337 a.C.) y las magistraturas de los colegios pontifical y augural (300 a.C.).
Estos cambios políticos dieron paso a una nueva aristocracia compuesta por patricios y plebeyos enriquecidos y propiciaron que el ingreso en el Senado fuera casi un privilegio hereditario de estas familias. El Senado, que originalmente había tenido escaso poder administrativo, se convirtió en un órgano fundamental de poder; declaraba la guerra y firmaba la paz, establecía alianzas con otros Estados extranjeros, decidía la fundación de colonias y gestionaba las finanzas del Estado. Aunque el ascenso de esta nobilitas puso fin a las disputas entre los dos grupos sociales, la posición de las familias plebeyas más pobres no mejoró y el agudo contraste entre las condiciones de los ricos y la de los pobres originó a finales de la República las luchas entre el partido aristocrático y el popular.
Roma aplicó durante este periodo una política exterior expansionista. Antes de la disolución de la monarquía, Roma ya era la potencia hegemónica en el Lacio. Ayudados por sus aliados, los romanos lucharon contra etruscos, volscos y ecuos. Entre el 449 y el 390 a.C. Roma se mostró especialmente agresiva. La conquista de la ciudad etrusca de Veyes en el 396 por el militar y político Marco Furio Camilo señaló el inicio de la decadencia de la civilización etrusca. Otras ciudades etruscas se apresuraron a firmar la paz y a mediados del siglo IV a.C. se habían establecido guarniciones romanas por el sur de Etruria, en las que se asentaron un gran número de colonos romanos. Las victorias sobre los volscos, latinos y hérnicos dieron a Roma el control de Italia central y también la hicieron entrar en conflicto con los samnitas del sur de Italia, a los que derrotó después de las denominadas Guerras Samnitas (343-290 a.C.). Roma reprimió una revuelta de los latinos y volscos y en el 338 a.C. la Liga Latina (una confederación de ciudades del Lacio establecida muchos años atrás) fue disuelta. Las poderosas coaliciones formadas por etruscos, umbros y galos en el norte, y por lucanos y samnitas en el sur, amenazaron el poder de Roma hasta que fueron derrotadas, primero la confederación del norte en el 283 a.C. y poco después la del sur. En el 281 la colonia griega de Tarento solicitó ayuda a Pirro, rey de Epiro, contra Roma. Sus campañas en Italia y en Sicilia (280-276 a.C.) no tuvieron éxito y regresó a Grecia. Durante los siguientes diez años, Roma completó su dominio en el sur de Italia y de este modo logró imponer su poder sobre toda la península Itálica hasta los ríos Arno y Rubicón.
Hegemonía exterior
En el 264 a.C. Roma comenzó su lucha con Cartago por el control del mar Mediterráneo. Cartago era en esta época la potencia marítima hegemónica en el mundo y dominaba de forma absoluta el Mediterráneo central y occidental mientras que Roma centraba su predominio en la península Itálica.
Las Guerras Púnicas y Macedónicas
La primera (264-241 a.C.) de las Guerras Púnicas tuvo como causa principal la posesión de Sicilia y supuso el nacimiento de Roma como una gran potencia naval. Con el apoyo de Hierón II, tirano de Siracusa, los romanos conquistaron Agrigento,
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