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Resumen Bejar


Enviado por   •  5 de Julio de 2014  •  2.938 Palabras (12 Páginas)  •  230 Visitas

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Colegio Federico Leloir. Historia. 5to.

Prof. Eduardo A. Devoto.

María Dolores Bejar, Historia del Siglo XX. 1ª ed. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2011.

(Resumen y adaptación propia, capítulos “De la Segunda Guerra Mundial a la caída del Muro” y “el Tercer Mundo”)

“La Guerra Fría fue (…) multidimensional. En esencia, fue expresión de la rivalidad estratégica entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, centrada inicialmente en el territorio europeo, con alcances mundiales después y basada en la carrera por el control de armas nucleares cada vez más sofisticadas y costosas. Pero también incluyó la lucha anticolonial, signada por la rivalidad entre las dos superpotencias, y además estuvo atravesada por las demandas nacionales de los países europeos que cuestionaban la hegemonía de la potencia dominante: la de Moscú en el bloque soviético y la de Washington en el bloque capitalista.”

“La antigua alianza se quebró definitivamente en 1947. Los Estados Unidos se comprometieron con la reconstrucción europea y asumieron el papel de gendarmes del orden capitalista. En Europa Occidental, la escasez de insumos básicos y el invierno de 1946, extremadamente crudo, fomentaron el descontento social. […] Los soviéticos por su parte, controlaban los resortes básicos del poder en los países europeos del este.

[…] A mediados de 1947, el secretario de estado George Marshall anunció el Programa de Recuperación Europeo. El Plan Marshall ofrecía ayuda económica a todos los países europeos que aceptaran los mecanismos de control e integración dispuestos por los Estados Unidos. La URSS rechazó el ofrecimiento y obligó a los gobiernos de Europa del Este a sumarse a su decisión, alegando que la ayuda servía a los intereses del imperialismo estadounidense. El programa tenía un triple objetivo: impedir la insolvencia de los paises europeos, que hubiera tenido consecuencias negativas para la economía norteamericana; mejorar las condiciones sociales para evitar la expansión del comunismo, y afianzar los regimenes democráticos dispuestos a apoyar la política estadounidense en el escenario internacional.

[…] El ingreso de dólares fue acompañado por una intensa campaña de propaganda, en la que documentales, noticieros, panfletos mostraban el “American Way of Life” como el destino promisorio de las democracias capitalistas europeas.

En Alemania occidental las tres potencias ocupantes – Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos- empezaron a colaborar entre sí: las regiones controladas militarmente fueron unificadas y se concedió una creciente autonomía a las autoridades locales.

[…]

En mayo de 1949 se decretó oficialmente la fundación de la República Federal Alemana, que abarcó todas las zonas ocupadas por las potencias occidentales, incluido Berlín Occidental. En octubre de ese mismo año se anunció la creación de la República Democrática Alemana, integrada por los cinco estados ocupados por las tropas soviéticas. La división perduró hasta 1990, cuando la desintegración del bloque soviético posibilitó el reconocimiento de la plena soberanía de la Alemania reunificada.

El proceso de división en dos bloques se plasmó también en el plano militar. En abril de 1949 fue aprobado el Tratado del Atlántico Norte. En 1955, a manera de réplica de la integración de la República Federal Alemana en la OTAN, los gobiernos de las democracias populares, excepto Yugoslavia, firmaron el Pacto de Varsovia, que establecía la conducción del comando militar soviético sobre todas las fuerzas armadas.”

De la coexistencia a la distensión (1953-1975)

“La coexistencia significó cierta disposición hacia el diálogo por parte de los Estados Un idos y de la Unión Soviética, aunque en los primeros años no se avanzó en el tema del desarme. Esta etapa aparece asociada a las figuras del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy y del primer ministro soviético Nikita Kruschev.

[…]

El avance del deshielo estuvo cargado de ambigüedades y momentos de tensión. Desde mediados de los años cincuenta hasta comienzos de los sesenta hubo tres crisis cruciales: una en Europa- la construcción del muro de Berlín en 1961- y dos en el Tercer Mundo: la guerra del Suez en 1956 y la instalación de misiles soviéticos en Cuba en 1962.

[…]

A partir del Tratado de Moscú de 1963, la Unión Soviética y los Estados Unidos se mostraron dispuestos a dialogar sobre el control de armamentos nucleares. Este acuerdo prohibió las pruebas nucleares atmosféricas, pero ni China ni Francia lo suscribieron. En 1968, las dos superpotencias y otros noventa y cinco países – menos China, Francia y la India- firmaron el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, que prohibía la fabricación y la compra de armas atómicas por parte de países que carecieran de ellas y proponía un control internacional sobre la carrera armamentista y el uso de energía nuclear. En 1969 se iniciaron las negociaciones para la limitación de las armas estratégicas (SALT: Strategic Arms Limitation Talks), que condujeron a la firma en Moscú del acuerdo SALT I. Este prohibió la instalación de sistemas de defensa antimisiles, por considerar que la mejor garantía para mantener la paz era que ninguna de las superpotencias se sintiera segura. La “destrucción mutua asegurada” (Mutual Assured Destruction o MAD sigla que forma la palabra “loco” en inglés) era la mejor forma de impedir el conflicto armado.

El acta final de Helsinki, en 1975, fue el punto culminante de la distensión. Los países firmantes reconocieron las fronteras surgidas de la Segunda Guerra Mundial, se reforzó la cooperación económica entre ambos bloques, y todos los gobiernos se comprometieron a respetar los derechos humanos y las libertades de expresión y circulación de sus habitantes.”

Los No Alineados y las luchas en el Tercer Mundo

“El concepto de tercer mundo, acuñado en los años cincuenta, englobó a un conjunto heterogéneo de países de Asia, África y América Latina con problemas similares: un orden económico dependiente de la exportación de alimentos y materia primas, altas tasas de analfabetismo, un fuerte crecimiento demográfico y escenarios políticos signados por el autoritarismo, el protagonismo militar y la fragilidad de las instituciones. Después de Bandung, a principios de los años sesenta, estos países formaron un tercer bloque: el Movimiento de Países

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