Revolucion Mexicana
miilitha7 de Agosto de 2011
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LA REVOLUCIÓN MEXICANA
2. Don Francisco I. Madero en la decena tragica la decena infame
Francisco I. Madero candidato del Partido Antireleccionista en contra de Porfirio Díaz fue hecho prisionero en San Luis Potosí mientras se realizaban las elecciones.
Díaz se reeligió y Madero escapó de la cárcel y se refugio en San Antonio, Texas donde dio a conocer el Plan de San Luis. En él declara nulas las elecciones desconocía al régimen de Díaz, exigía el sufragio efectivo y la no reelección y, señalaba el 20 de Noviembre de 1910 para que el pueblo se levantara en armas contra el tirano.
Al llamado Plan de San Luis, se pronunciaron hombres como Pascual Orozco, Pancho Villa, Emilizano Zapata etc. La insurreción se extendió poco a poco por todo el País. En Mayo de 1911 cayó Ciudad Juárez en poder de los maderístas. Debilitado el gobierno de Díaz entrá en negociaciones y el 25 del mismo mes el dictador presentó su renuncia.
Al triunfo de la Revolución Madero dejá intacto el ejército porfirista, mientras a su alrededor crecía el descontento. Los Porfiristas reclamaban sus antiguos privilegios; los zapatistas exigían el reparto de tierras; la prensa lo atacaba a diario y las rebeliones de Félix Díaz y Bernardo Reyes, independientes entre sí, confluyeron en la llamada Decena Trágica para asentarle el golpe definitivo a Madero.
3. Cronología de los hechos
Domingo 9 de Febrero de 1913.- Los sublevados liberan a Bernardo Reyes y Félix Díaz. Madero se dirige a Cuernavaca en busca de Felipe Angeles para que se defienda la Plaza.
LUNES 10.- Los diarios capitalinos no aparecen. Temor general. No hay transporte y las tiendas permanecen cerradas.
Martes 11.- Se bombardea la Ciudadela. Son aniquilados dos batallones.
Miercoles 12.- Escapan los presos de la cárcel de Belén. La ciudad queda sin servicios.
Jueves 13.- Se recrudece la lucha de la ciudadela y sus alrededores. Se disparan mil cañonazos por minuto.
Viernes 14.- Varios edificios públicos son dañados. Muchos civiles mueren por causas de "balas perdidas".
Sabado 15.- Madero rechaza a los senadores que le piden su renuncia. La ciudad se llena de humo producido por los cadáveres incinerados.
Domingo 16.- Se pacta un armisticio que es roto al poco tiempo. Mueren cerca de 300 civiles ajenos a la lucha.
Lunes 17.- Continuan los enfrentamientos.
Martes 18.- Se celebra el Pacto de la Embajada entre Félix Díaz y Huerta con la aprobación del embajador Norteamericano, Henry Lane Wilson, Madero y Pino Suárez son aprehendidos al Salir del Palacio Nacional.
Miercoles 19.- Madero y Pino Suárez son obligados a renunciar. Huerta asume la presidencia. 3 días después son asesinados alevosamente.
El 20 de Noviembre de 1910
Los treinta años de dictadura de Porfirio Díaz significaron una profunda transformación para el país. La propiedad comunal se disolvió y muchos campesinos se quedaron sin tierras, obligados a trabajar para las grandes haciendas. Como consecuencia de esto, se inició la emigración hacia la frontera del norte del país.
La introducción del ferrocarril favorecía la integración del mercado interno y, con ello, la incipiente industrialización. A medida que se articulaba dicho mercado y la hacienda agroexportadora entraba en su etapa de auge y expansión, las relaciones de trabajo se fueron transformando. El campesino aparcero y mediero, privado de sus tierras, se convirtió en jornalero agrícola, mientras que, por otro lado, se inició la expulsión de la mano de obra rural hacia los nuevos centros de industrialización, formandose así los primeros grupos de trabajadores fabriles.
Políticamente, el Estado Mexicano fue centralizándose y los intereses regionales se supeditaron a un proyecto de desarrollo nacional moderno. Ante las consecuencias sociales de este proceso, gran parte del país opuso resistencia. Desde los primeros años fueron frecuentes las sublevaciones campesinas, las huelgas en fábricas y minas y, antes de que terminara el siglo, amplios sectores del antiguo artesanado se movilizaron también, formando grupos de oposición.
A la una de la mañana del 9 de Febrero de 1913, en la escuela militar de San Fernando, todo era movimiento: los jóvenes aspirantes habían recibido órdenes de los oficiales, para enlistarse de momento y marchar a la Capital de la República, disque a reprimir una asonada. Poco después de la hora mencionada, los artilleros del 2o Regimiento de guarnición en Tacubaya, despertaban al toque de diana. Escucharon la consigna de tomar equipo de combate y emprender salida rumbo a la Ciudad de México. Ambas corporaciones fueron escogidas por el Gral. Manuel Mondragón, está perfectamente probado que el menguado General fue el autor intelectual del cuartelazo del 9 de Febrero, el mismo individuo que prostituyó al ejército, mediante procedimientos arteros, a la deslealtad. Habiendo perdido el patrocinio del General Díaz, necesitaba encumbrarse por cualquier medio a un sitio gubernativo en el que el oro manara a raudales y le concediera todo el poder que años atrás había disfrutado.
Artilleros y aspirantes de la caballería, se presentaron muy de mañana frente a la prisión de Santiago, reclamando la liberación del General Bernardo Reyes. Dicha casa de reclusión militar fue incendiada en el transcurso de la mañana y muertos la mayor parte de los reos. Los astutos sublevados llevando a Mondragón y a Reyes a la cabeza, continuaron su marcha hacia la Penitenciaría, donde a fuego de metralla, lograron la libertad de Félix Díaz. Mientras se desarrollaban, los últimos sucesos, el Intendente del Palacio, Capitán de Navío Adolfo Bassó Méndez, se ponía en comunicación con el Ministro de la Guerra General Angel García Peña y con el Comandante Militar de la Plaza General Lauro Villar, para organizar la defensa de la residencia oficial del Ejecutivo.
Así fue como al las 7:20 a.m. dichos Generales a las órdenes del Coronel Juan C. Morelos; los mismos generales nombrados, procedieron a distribuir a leales en sitios estratégicos, con el objeto de repeler la agresión de los amotinados. Al presentarse estos, capitaneados por el General Reyes, fueron recibidos con nutrido fuego de fusilería. Los bravos García Peña, Villar y Bassó, disparaban certeros la dotación de sus revólveres. En los primeros momentos de la terrible refriega, perecieron el Gral. Bernardo Reyes, por una parte, y por la otra el Coronel Morelos. Heridos los Generales García Peña y Villar, la continuación de la defensa quedó encomendada al General José María de la Vega. Los aspirantes que ocupaban la Catedral depusieron las armas, poniéndolas a las órdenes del Supremo Gobierno; Félix Díaz y Mondragón, tomaron el rumbo de la Ciudadela.
Tan pronto como la noticia detallada del cuartelazo llegó a Chapultepec, residencia privada del Señor Madero, éste dispuso su violenta salida al lugar de los sucesos. Después de transmitir las órdenes más urgentes se encaminó a caballo hacia el Palacio Nacional, acompañado de sus hermanos D. Ernesto y D. Gustavo, del Ministro de Comunicaciones Ingeniero Manuel Bonilla y del Mayor López Figueroa. Formábanle escolta los alumnos del Colegio Militar.
Caminando por la Avenida Juárez a la altura del Teatro Nacional, una patrulla de revoltosos, disparó sus armas sobre el grupo que rodeaba al Ejecutivo, más con tal precipitación, sólo se tuvo que lamentar la desgracia de algunos heridos. Los revoltosos desaparecieron y la comitiva presidencial continuó su marcha por la Avenida de San Francisco llegando al fin, al Palacio, sitio en el que pocos momentos después se les reunieron la mayor parte de los Secretarios de Estado. Donde en Consejo extraordinario se llegó a las resoluciones siguientes:
Enviar a la Ciudadela al Mayor López Figueroa pidiendo la rendición de los rebeldes. Detenido éste por los sublevados, lo sustituyó en la Inspección de Policía el Mayor Benjamín Camarena.
Suspender el servicio particular de telégrafos para el interior y el telefóno suburbano. Llamar al General Vasconcelos, al traidor Blanquet de Toluca,a Medina Barrón, al 30 Batallón situado en Teotihuacán, al numeroso cuerpo de voluntarios que comandaba en el Estado de Puebla el Coronel Ocaranza y por último, a Rubio Navarrete.
El Presidente deseando sofocar la rebelión salió a las 2 de la tarde para Cuernavaca, regresando el día 10 con el General Angeles, Gobernador de Morelos. Sin darse punto de reposo asistió a una junta de Guerra a la que concurrieron Cauz, San Ginés, Delgado, Angeles, Mass, el Coronel Castillo y el Judas de ese cenáculo Victoriano Huerta. En dicha junta se decidió el plan de combate que se desarrollaría al día siguiente.
En la mañana del 11 se emprendió el ataque a la Ciudadela. A las diez de la mañana la ciudad escuchó el primer cañonazo felicista. Dicho disparo señaló el principio del gran combate que duró ocho días que parecieron eternos.
De acuerdo con el plan, cuatro poderosas columnas atacaron simultáneamente a la fortaleza infiel: por el norte el General Cauz, por el sur el Gral. Mass y hacia el oriente y oeste las comandadas por los generales José M. Delgado y Felipe Angeles.
Huerta, a quien se había otorgado el mando superior del Ejército, mandó debilitar dichos puntos hasta que al fin fueron abandonados en manos enemigas.
Cerca del mediodía del 18, el Presidente Francisco I. Madero asistido por sus Ayudantes, celebraba acuerdo con algunos de los Secretarios de Estado. (Cuan lejos estaba de que momentos antes, Huerta en connivencia con Blanquet, Mass, Yarza, Rubio Navarrete, Garcia Hidalgo, etc. había determinado agregar al cuartelazo
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