SARMIENTO ENTRE EL AMOR Y EL ODIO

SARMIENTO ENTRE EL AMOR Y EL ODIO

“La libertad de conciencia es no sólo declarada piedra angular de nuestra Constitución, sino que es una de las más grandes conquistas de la especie humana. Digo más, la grande conquista por excelencia, pues de ella emana la emancipación del pensamiento que ha sometido las leyes de la creación al dominio del hombre.”

Hombre de carácter díscolo y explosivo, supo hacerse un lugar en la historia Argentina. Fidel López dijo “Nada en él se ajustaba a la norma común: sus facciones eran el reflejo fiel de su interior. Todo era en él desmesurado: sus afectos, sus virtudes, sus méritos, su talento, sus defectos y sus pasiones.” En una época que no escasearon hombres notables se desempeño en numerosas funciones como ser periodista, militar, diplomático, escritor, gobernador y presidente.

Nació un 15 de Febrero de 1811, en el Carrascal, uno de los barrio más humildes, de San Juan, bautizado con el nombre de Faustino Valentín, luego le antepusieron el nombre de Domingo en honor al Santo venerado por la Familia Albarracín; si bien su madre fue de una familia acomodada que por la mala economía familiar lo único que le quedo como herencia fue el terreno donde construyo su hogar a fuerza de trabajo en su telar como también mantuvo a su familia debido a que su padre José Clemente era un hombre idealista e inestable que por sus múltiples cambios de oficios, lo mantuvo largos períodos fuera del hogar.

Doña Paula quería que al terminar la primaria entrara en el seminario de Loreto, en Córdoba, Domingo se negó, aunque la crónica sentencie que viajo junto a su padre a Córdoba y no le concedieron la beca solicitad en el Colegio Montserrat y en dicho seminario. De regreso a San Juan no conforme con ese desafortunio, solicita una beca en el Colegio de Ciencias Morales en Buenos Aires, pero lamentablemente también se la niegan quedarse en su provincia para continuar sus estudio siendo en ese transcurso testigo de la guerra civil en su provincia, por ello debe marchar al exilio en San Francisco del Monte, San Luis, junto a su tío, José de Oro. Allí funda junto al mismo la primera escuela donde hace sus primeras armas como maestro. El derrotero de su vida lo lleva a volver a San Juan a trabajar como encargado de una tienda para luego de la invasión por parte de Facundo Quiroga a su provincia tiene que exiliarse a Chile donde funda su primera escuela, teniendo un romance con una alumna fruto del mismo nace Ana Faustina su primera hija. Después de dos años de destierro decide abandonar Pocuro y marchar a Valparaíso allí se emplea como encargado en un comercio y contrata un profesor de ingles para aprender dicho idioma, al cabo de un año decide tomar un velero y dirigirse a la región de Atacama en Copiapó donde se emplea como minero, contrayendo fiebre tifoidea. Sus compañeros viéndolo que su estado no mejoraba escriben a su familia comentando sobre el deplorable estado de Domingo y es Clemente su padre quien lo busca para llevarlo a San Juan para que se recupere y pase mejor su convalecencia corría ya el año 1836. Pasa largos periodos leyendo y reponiéndose.

A principios del 1839 toma un proyecto de su tío Fray Justo Santa María de Oro el cual fallece sin concluir la creación de un colegio para niñas que estaría bajo el cargo de monjas. Es así que funda el Colegio de Pensionistas de Santa Rosa, un instituto secundario. El 20 de julio de ese mismo año aparece el primer número del Diario EL ZONDA primer diario que crea, desde el cual realiza críticas duras y utiliza una retorica muy sarcástica, pero se ve obligado a cerrar por los impuestos aplicado a modo de censurarlo, además la situación del país para los unitarios era cada vez más crítica con lo cual decide exiliarse a Chile amen de las diferencias y enfrentamientos con Benítez el gobernador de San Juan. Es así que a fines del noviembre de 1840 junto a su padre Clemente cruzan al país vecino y termina instalándose en Santiago. Domingo piensa que tenía dos medios para su sustento, el periodismo y la docencia. Es así que a principios del 1841 escribe una un artículo sobre la batalla de Chacabuco firmando como seudónimo “Un Teniente de Caballería” enviándolo al único diario de ese momento, El Mercurio de Valparaíso, es acogido muy bien el mismo y el director Manuel Rivadeneira le ofrece 30 pesos para que escriba para dicho periódico. En el cual vuelca una crítica mordaz a la política, las actividades económicas y al que el llamo la modorra cultural de su clase dirigente A través de este medio se hace conocido y Manuel Montt, Ministro de Instrucción Pública. lo convoca para conocerlo es así que ambos concuerdan en

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