Del Odio Al Amor

Dan paseaba furiosamente por los pasillos largos de la escuela Harman buscando encontrar a su impuntual compañera de Literatura. Dan no era de los que le gustara que lo dejaran esperando, menos si había hecho el sacrificio de llegar solo 15 minutos tarde. Enrojecido por no encontrarla, decidido volver a la biblioteca por sus libros e irse. Justo antes de cerrar la puerta escucho que alguien exclamo su nombre.

-“Dan! Acaso no quedo claro que a las 3 en punto. Sé que esto de ser puntual no es lo tuyo pero realmente necesito aprobar esta materia, aunque debo aceptar que media hora de retardo no está nada mal viniendo de ti.”

-No me vengas a reclamar Rosalie que no respondo. Te busque casi una hora y alagada deberías de estar que alguien tan apuesto como yo anduviera en la búsqueda de alguien tan desagradable e impuntual como tú.

- No venimos aquí a platicar de tu vanidad Mason, el punto es que ambos estamos aquí ok.

Rosalie entrego a Dan una torre de libros y los alineo en la mesa.

-Mira Dan necesito que por primera vez en tu vida hagas algo bien, estos son algunos de los libros que estaban incluidos entre la lista de proyectos del profesor, se no ha encargado solo leer dos, pero en mi opinión creo que con cinco tenemos una calificación aprobatoria.

Dan examino los libros y se percato que ya era conocedor de cada uno de ellos. Dan era un chico muy inteligente, le fascinaba leer, pero con eso no iba a ganarse el respeto de los demás. Y para el la popularidad lo era todo.

-Qué?! Acaso estás loca? Tú serás una ñoña de biblioteca pero yo no. Date por bien servida que yo lea si acaso uno de esos gigantescos libros.

-Me encantaría relatártelos y hacerlo todo yo sola, pero el profesor nos interrogara individualmente así que necesito que leas por lo menos dos libros. Yo me encargare del resto. ¿Nos reunimos mañana en tu casa para hacer los ensayos?

-Me fascinaría opacarte con mi belleza de casa Rosalie, pero me temo que no creo que seas bienvenida ahí.

-Pues por lo mismo propuse tu casa Mason, ya que supuse que no te gustaría ir a la casa de esta desagradable impuntual.

-Siempre es bueno enterarse de cómo viven los de clase baja.

-Me da igual lo que pienses y hagas Dan, llámame ya que te dignes a colaborar con el trabajo.

Rosalie tomo los tres libros que fueron de su agrado y se retiro.

Dan se encontraba enfrente de la casa de los Benson, no era tan desagradable y pobretona como él esperaba. Incluso parecía algo encantadora. Aún asombrado camino hacia la puerta principal y toco el timbre. Detrás de esa puerta se encontró con una dama de estatura alta, cintura delgada y cabello ondulado entre color rubio y castaño. Vestida con un hermoso vestido azul cielo con un listón blanco que adornaba perfectamente su cintura. Dan fascinado con tal semejante mujer se quedo sin palabras.

-Wow Rose, lo repugnante de tu casa hace que hasta te veas bien.

-ja ja – rio sarcásticamente Rosalie- pasa estamos cenando.

Los padres de Rose se levantaron de la mesa y fueron contentos a recibir su nuevo invitado.

-Wow hija quien iba a decir que tuvieras tan buen gusto. Mira nomas que guapura de muchacho.

Dan y Rose avergonzados se miraron uno al otro.

-Solo somos compañeros de Literatura madre.

-Eso dicen todos. Ven acá muchacho de quien eres hijo tu?

-Soy Dan Mason señor, hijo de Luis Mason.

-Con que tu eres hijo del famoso Luis he? Sé que es un hombre muy rico y respetado, pero discúlpame hijo pero me han dicho que tiene un asco de carácter.

-No me sorprende que digan eso y más señor. Mi padre no es de los que se le puedan considerar amistoso.

-Pero lo bueno que él heredero no es así verdad.

Rosalie soltó una leve carcajada y miro a Dan con burla.

-Si supieran.- dijo Rosalie en un susurro

Durante el resto de la cena Dan no pronuncio ninguna palabra que se pudiera considerar ofensiva. Y eso era raro para un Mason. Incluso al mismo Dan le sorprendió la manera en que estaba actuando. Quizás era el hecho que nunca antes había convivido en familia. Rosalía se asombro por los buenos modales y lo bien que se estaba comportando Dan, hasta olvido que dentro de ese chico se encontraba uno de sus peores enemigos.

-Estuvo muy rica la cena señora. Muchas Gracias.

-No hay nada que agradecer Dan, cuando gustes volver a venir, aquí tienes tu casa.

-Gracias Señora.

-Cual señora? Dime Jane corazón. Ya estamos en confianza.

Dan mostro una leve sonrisa.

-Bueno ya es tarde, Creo que ya deberíamos empezar la tarea Dan. Vamos? – Dan asintió y se retiro de la mesa siguiendo a Rosalie

-Estaremos en la Sala de Estudios Madre.

-Con permiso – dijo Dan.

-Desde cuando eres tan amable Mason? Acaso piensas cobrarme por tu buen comportamiento? Porque no te pagare nada.

-Buena idea Rosalie. Era para que hubiera ofendido tu horrenda casa y la desdichada hija que tienen. Pero ellos no merecen eso, saben apreciar mi persona, no como otras.

Y se acabo el encanto pensó Rosalie

- Por dios Mason aunque apreciara tus encantos, siempre has sido un ser repugnante y sin corazón.-

-Eso no creen tus padres. – reclamo Dan- espera, así que apruebas mis encantos eh? - dijo Dan con un gesto coqueto.

-No te ilusiones que no ayudan con tu repulsivo carácter. – Dijo Rosalie abriendo la puerta del cuarto de estudios.- Trajiste tus libros?

-Sí, aquí están- dijo colocándolos en la mesa. – Estantes y más estantes de libros, siempre he dicho que eres un ratón de biblioteca Rosalie y ahora lo compruebo.

- Simplemente no me gusta ser una ignorante como tú Mason. Y ya déjate de idioteces y ponte a trabajar.

Dan amaba torturar a esa pequeña come libros, la mejor parte era cuando le destapa el tapón. Su carácter dominante y actitud furiosa eran realmente fascinantes.

Se ollo un suave toque en la puerta y Rosalie se levanto para abrir.

-Que paso madre?

-Víctor vino a visitarte hija, pero no sé si gustas que le diga que vuelva más tarde ya que estas haciendo tarea con Dan.

-No, claro que no dile que pase, solo serán unos minutos. Sería tan descortés de mi parte si le digo que se retire viniendo de tan lejos a verme.

-Está bien Rosalie pero que sea rápido.

-Claro madre- dijo emocionadamente Rosalie.

-Ahorita regreso Mason.

Dan se levanto y abrió poco a poco la puerta, tenía que averiguar por quien era que Rosalie lo había ignorado vilmente. Camino silenciosamente hacia las varillas de las escaleras y se asomo discretamente. Cuando percato quien era, se lleno de ira. Víctor? Víctor Park? Como era que Rosalie seguía viendo a ese patan? Después de que la había abandonado para irse a quien sabe dónde. Rosalie lucía una sonrisa de oreja a oreja, y Park ni se diga, Vio como Víctor le entregaba una carta azul y empezaba a despedirse, lo acompaño a la puerta y en cuanto cerró la puerta se arrojó sobre la butaca tapizada de cuero negro en la que solía sentarse y rompió rápidamente el lacre de cera azul marina que sellaba la carta. Inmediatamente, sacó del interior del sobre una gran extensión de pergamino pulcramente doblado lleno de una escritura desgarbada y desigual, con trazos irregulares en tinta azul marina. La letra de Víctor Park.

Comenzó a leer la carta, tan ilusionada y concentrada, que no se dio cuenta de que la puerta de la biblioteca se abría silenciosamente y dos ojos grises asomaban por la abertura y la observaban.

La observaban mientras ella movía rápidamente sus ojos, línea tras línea y su sonrisa se hacía más amplía, y más estúpida también. La observaban sintiendo un peso mudo en el estomago, deprimente, opresivo. La observaban sintiendo que mientras ella se llenaba paulatinamente de alegría, a él se le llenaba la boca de un sabor amargo y desagradable.

Cuando ella lanzó un suspiro anhelante, no pudo soportarlo más y abrió la puerta bruscamente, llamando su atención.

—Mason, ¿qué...

—¿Por qué sonríes como una estúpida, Benson? —preguntó con rencor, adentrándose en la biblioteca con gesto adusto.

—Eso no es asunto tuyo —respondió ella, sorprendida y dolida por su tono.

—¿Es que te ha escrito un admirador secreto desde San Florens? ¿O Alecs? ¿Eric, quizás?

Rose le miró con dignidad y dijo.

—Aunque no sea asunto tuyo y no veo por qué puede importarte, te diré que la carta es de Víctor Park.

—¿Pero ese trol de las cavernas sabe escribir? —preguntó con la rabia impregnando su voz.

—¡No le llames así! —replicó ella, enfurecida.

Dan se encolerizó aún más al comprobar cómo Rosalie le defendía apasionadamente y el saber que esos dos aún tenían algún tipo de relación –por la sonrisa de imbécil de Rosalie, sospechaba que amorosa –después de tanto tiempo tampoco le ayudó a mejorar su humor.

—¿Por qué no? Eso lo que es.

—Eres tan... —Rosalie boqueó, buscando un insulto lo suficientemente fuerte para describirle.

—¿Sincero? —sugirió él en tono teatralmente solícito.

—Iba a decir imbécil —exclamo ella, poniéndose rígida en el sillón.

—Oh —Dan fingió una mueca de dolor —me has ofendido, Rosalie, realmente eres muy dura cuando te lo propones...

—¿Por qué no te buscas algo que hacer y desapareces?

—Encuentro más divertido

...