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Sexualidad


Enviado por   •  29 de Agosto de 2013  •  1.832 Palabras (8 Páginas)  •  292 Visitas

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Homosexualidad en la Revolución Mexicana: La identidad desconocida

Por Liliana Contreras Reyes * En español se utilizan los términos maricón, mariposón, joto, floripondio, volteado, campamochón, café con leche, salta p´atrás, entre otros para nombrar a los hombres homosexuales.

Las primeras décadas del siglo 20, cuando convergen la decadencia del porfirismo, el movimiento armado y sus consecuencias, nos obligan a centrar nuestra atención en los caudillos. No en las personas de carne y hueso, sino en esos personajes acartonados que surgen de la interpretación del evento histórico. Esos a quienes se idolatra y que están recubiertos por un halo místico.

Sin embargo, hubo personas, éstas sí como nosotros, que lucharon por defender su libertad y se enfrentaron no sólo a un ejército contrarrevolucionario, sino a toda la sociedad mexicana que los relegaba al silencio y al olvido: los homosexuales.

Viendo que el 2010 sería un año lleno de festejos, de plazas iluminadas, desfiles, actos cívicos, monumentos, publicaciones, anaqueles y más, el maestro Jaime Torres, a través de la editorial saltillense “Gota de Agua”, decidió publicar una breve colección de ensayos, alternos a las interpretaciones oficiales de la historia. Tal es el caso de mi ensayo “Zona de Tolerancia”, una reflexión personal en la que se busca responder algunos cuestionamientos, entre los que destaca: ¿Predicamos los ideales que defendieron los revolucionarios con su vida, tales como justicia, libertad y tolerancia?

¿Por qué la homosexualidad en México a principios del siglo 20? Retrocediendo en el tiempo y recordando pláticas familiares —¿qué familia no tiene una anécdota que contar acerca de la Revolución?— vino a mi mente un bisabuelo desconocido: don Fausto Jarquín. Su fotografía estuvo durante décadas en la sala de casa de mi abuela y ha sido, para mí, inspiración de un cuento titulado “Horizonte Deslumbrante, Triste Ocaso” el cual se publicó en La Gazeta del Saltillo. Este abuelo pertenecía al ejército federal y fue expulsado por haber asesinado a otro soldado. ¿Por qué? Porque su compañero de batallón se “metió” en su lecho, atentando en contra de su reputación de macho. Imagínense lo que implicaba esto en medio de una guerra y, ante todo, en una época en la que la virilidad estaba sobrevalorada. El tema no fue difícil de elegir. Pero después me di cuenta que más que la homosexualidad en sí era importante observar que las cosas siguen, si no igual, muy cercanas a como ocurrían hace 100 años.

Si me preguntaran cómo fue el proceso de investigación, les diría que la información acerca de las costumbres sexuales en un momento en que la masculinidad era valorada en demasía, no está tan abierta como en otros temas. El primer libro que encontré fue “Por Debajo del Agua” de Fernando Zamora a quien contacté de forma electrónica y quien me orientó en la investigación. El autor me dijo que su novela era una obra de ficción con elementos autobiográficos y que consideraba fundamental la reflexión en torno a la diversidad sexual dentro de toda sociedad.

Sus recomendaciones me llevaron a varios textos, entre ellos uno escrito por Antoine Rodríguez de la Universidad de Lille en Francia, a “La Estatua de Sal” de Salvador Novo, “Apuntes de un Lugareño” de José Rubén Romero y, sobre todo, a la biografía de mujeres soldado. Como una cadena se fueron sucediendo los textos, que poco a poco fui complementando con documentos, testimonios, imágenes, artículos e intercambios de puntos de vista con personas cercanas.

La dificultad del respaldo bibliográfico, como me lo anticipó Fernando Zamora, se debió a que la sexualidad en el periodo de la Revolución aún era un tema tabú. Aunque la sociedad era permisiva en algunos sectores sociales, no hay gran evidencia de ello. Se conoce, por ejemplo, de “El baile de los 41” porque Carlos Monsiváis trató el tema en varias ocasiones, pero no se sabe con certeza quiénes fueron todos los personajes que participaron en él, cuáles eran sus costumbres, cómo vivían su sexualidad y el trato que recibían por la sociedad de la época. Zamora me lo dijo: el silencio habla.

El ensayo se convirtió en una reflexión personal, en un acercamiento a una época y a un grupo minoritario, pero ante todo en un modo de festejo solitario que me abrió los ojos ante el resultado de un movimiento armado, que significó un gasto social, económico y emocional y que 100 años después no se ha concretado. El resultado de la Revolución fue parcial, pues todavía existen sectores de la sociedad que viven en condiciones de injusticia y marginación. Los homosexuales, al igual que las mujeres y los indígenas no gozan completamente de sus derechos y siguen siendo discriminados.

¿Podría hablarse de resultados? No, porque no es un trabajo definitivo. Lo que sí puede decirse es que sobresalieron algunos datos. Como encontrar personajes que, además de participar en el movimiento armado fueron elementos clave en el desarrollo social de nuestro país, sobre todo en el terreno de la identidad y libertad sexual. Antes de la Revolución se confundía el pecado con las faltas a la ley y eso provocó abusos en nombre de la “moral y las buenas costumbres”. Además resulta sorprendente que, aún hoy, las personas de la alta sociedad tengan más derechos que las menos privilegiadas.

Está, por ejemplo, don Ignacio de la Torre (yerno de Porfirio Díaz) que a pesar de haber participado en el “Baile de los 41” no fue enviado a barrer las calles de Yucatán como aquellos que no tenían el respaldo económico para defenderse. Incluso en nuestro estado, las estadísticas de criminalidad demuestran que eran pocos acusados por “ofensas a la moral”, “conducta inmoral” o “atentados al pudor”, porque era más frecuente que los homosexuales fueran agredidos informalmente (lo que sigue ocurriendo

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