Sociedades

1.5.2 La Europa del Sur y el Arco Mediterráneo Noroccidental

Dentro de la unión Europea existen diferentes zonas con problemáticas distintas. Sin ningún lugar a dudas, por ejemplo, existen una Europa del Norte y una Europa del Sur separadas todavía por distintos grados de desarrollo económico.

En cierta forma, la Europa Latina (con la distinción, quizá, de los territorios de lengua de oil) constituye un bloque bien diferenciado.

La situación dentro de este bloque, tal como puede constatarse en The World Competitiveness Yearbook (editado anualmente por el International Institute for Management Development de Lausana, por el que hemos sido consultados en alguna ocasión), presenta una problemática todavía más dificultosa que la del conjunto de Europa, ya que los países afectados muestran un importante déficit en el valor del producto nacional bruto dedicado a la investigación, que los hace más dependientes de los centros decisorios de la Europa del Norte y más vulnerables a la competencia de los países del Lejano Oriente y pronto de los de la Europa del Este.

De todas formas, las zonas costeras de la cuenca mediterránea noroccidental, con los hinterlands correspondientes, desde el sur de la Comunidad Valenciana hasta la Liguria (“euroespacio latino central”), muestran-en estos últimos tiempos-un fuerte dinamismo que, de hecho, convierten este continuum en una área emergente dentro del conjunto europeo.

Este hecho es de una gran trascendencia y puede trastocar muchos esquemas “tradicionales” considerados hasta ahora como “inamovibles” o “indiscutibles”.

Este dinamismo es fruto, a partes iguales, del mayor protagonismo del área mediterránea, como consecuencia del incremento del tráfico de mercaderías con el Extremo Oriente y América Latina, y de la capacidad de iniciativa de los pueblos que configuran esta zona, algunos de ellos unidos por profundos lazos históricos y culturales.

En el transcurso del nuevo siglo y del tercer milenio, los países del este y del sudeste asiático-incluida la Unión India-se consolidaran como áreas de fuerte crecimiento económico. Lo mismo sucederá con los de América del Sur, y muy probablemente, con los del Norte de África (el Magreb singularmente).

Las relaciones con la Unión Europea, de estas zonas sobresalientes, pasan inevitables por la cuenca mediterránea y muy principalmente por el mediterráneo noroccidental.

Por otro lado, cada vez hay más iniciativas que aglutinan instituciones de diversos países o regiones que conforman este Arco, como ejemplo: “Intermed” y Arc Mediterraneen des Technologies (ver apartados 6 y 8.2.2., respectivamente).

Así, pues, el Arco Mediterráneo Noroccidental o Arco Latino, se está configurando como el gran arco vertebrado de la Europa Latina, y los ejes de proyección que del mismo se derivan o confluyen, relacionándolo con el resto de la Península Ibérica, la Galia meridional y el norte de Italia, son una pieza clave del futuro desarrollo de este amplio espacio.

Por tanto, dentro del necesario equilibrio de fuerzas entre la Europa del Norte y la Europa del Sur, que hay que ir estructurando, la Europa Latina puede tener un alto potencial de protagonismo.

Sin embargo, si queremos avanzar en ese sentido, hay que llevar a cabo un gran cambio en las directrices de comportamiento de la sociedad y de una forma especial en la manera de gestionar las empresas y su alcance territorial o de mercado (que será necesario ampliar o, si lo prefieren, “deslocalizar”).

Este cambio deberá afectar a toda la Unión Europea en bloque, pero quizá desde el Arco Mediterráneo Noroccidental en particular, y de la Europa Latina general, pueden salir unas líneas maestras de actuación de vanguardia. Para conseguirlo plenamente, es necesario que desde los estados involucrados se tome conciencia de la necesidad de potenciar las distintas “regiones locomotora” existentes ya que, en definitiva, del empuje de las mismas se beneficia largamente todo el conjunto.³

En este orden de cosas, la zona del susodicho Arco a caballo de los Pirineos ha sido definida recientemente como una de las grandes regiones emergentes en la Europa y el mundo del próximo milenio, por el economista japonés Kenishi Ohmae, en su libro The end of the nationn state: The raise of regional economies, citado anteriormente.

1.5.3 La necesidad de un cambio

Por todo lo que acabamos de ver en el apartado 1.5.1., la situación socio-económica dentro de la Unión Europea puede sintetizarse, por un lado, en:

 Insuficiente calidad de los productos o servicios.

 Costos elevados (comparativamente) de los productos fabricados o de los servicios prestados.

 Innovación demasiado escasa en productos, servicios y procesos.

 Dentro del trinomio: materiales-maquinas-hombres (básico para la obtención de cualquier producto o servicio) inadecuada valoración del factor trabajo realizado por los hombres.

Y, de otro lado, en buena parte consecuencia de los enunciados anteriores, se observa también:

 Flojedad de la demanda.

 Empresas poco competitivas.

 Paro excesivo.

Las causas de todo ello, en forma resumida, son las siguientes:

Problemática Interna

 Debilidades en la escala de valores (comodísimo” excesivo, fundamentacion en el corto plazo, exagerado individualismo…).

 Envejecimiento de la población (menos empuje, menos creatividad y menor capacidad de consumo).

 Sistemas productivos y de servicios pesados, pocos flexibles y poco participativos.

 Retraso en el proceso de internacionalización de las empresas pequeñas y medianas.

 Sistemas de enseñanza poco vinculados al mundo empresarial y a los requerimientos de un entorno cambiante.

 Estructuras estatales burocratizadas en exceso, anacrónicas y dirigistas, y- en buena parte- alejadas de los ciudadanos.

Problemática externa

 Incremento de la competencia:

 Japón y EE.UU.: fuertes innovaciones en tecnología y técnicas de gestión.

 Sudeste Asiático: mano de obra barata,

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