Sociedades

El aborto

En los tiempos primitivos, cuando recién empieza la sociedad a organizarse y en el que el hombre tiene muchas facultades entre ellas, incluso la de poder disponer libremente de la vida y libertad de sus hijos, es fácil colegir que este (el hombre primitivo) pudo también disponer el producto de la concepción a su libre albedrío.

Es así que el aborto culposo es tan antiguo como la civilización misma y podía haber tenido sus causas en los pocos conocimientos que poseía el hombre de entonces, como para evitar o impedir que se produzca un aborto. Ahora que el aborto intencional, el doloso o provocado, habrá aparecido en una etapa posterior, cuando el adelanto le enseña al hombre de ciertos procedimientos derivados de la cocción de ciertas hierbas con propiedades abortivas.

Resumiendo podíamos decir que definitivamente, durante épocas primitivas existió el aborto y que si bien este en un principio pudiera haber sido casual, en un segundo momento habría sido más bien intencional y motivado por causas económicas, si cabe el término, o más de “equilibrio ecológico” entre alimentos y habitantes o también pudiera haber tenido la causal de haber sido provocado por tener mayores facilidades para el desarrollo productivo de su tribu.

Edad Antigua

Egipto:

Como el Derecho estaba impregnado de espíritu religioso, tales delitos eran considerados como ofensa a los dioses. Estas primitivas legislaciones penales fueron reunidas en llamados “Libros Sagrados”, en los que los castigos eran efectuados con extensa crueldad. Parece que el aborto no fue permitido debido a que se tenía mucho respeto al feto en gestación, tal parece afirmarlo la Ley de Salvaguardia, que concedía la mujer condenada a muerte, el derecho de ampararla y suspender la ejecución al comprobar su estado de gravidez hasta que diere a luz.

Grecia:

Aristóteles uno de los más grandes filósofos griegos, menciona que en determinadas circunstancias el aborto es un elemento político que contribuye a mantener el equilibrio entre subsistencia y población. Este filósofo que en un primer momento es contrario al aborto, en el libro séptimo de la “Política”, señala que cuando es excesivo el número de habitantes de una sociedad pueda autorizarse el aborto. La opinión de Aristóteles, la comparte Platón, quien enfoca el aborto en relación con la mujer mayor de cuarenta años; esto es considerada en realidad como un deseo del filósofo de contener el aumento de población. Cabe destacar que Hipócrates y Galeno se consideraban contrarios al aborto, inclusive Hipócrates en su célebre juramento dice: “Yo no daré a una mujer una pócima abortiva”. El mismo criterio de Hipócrates y Galeno ha sido sostenido por Licurgo, quien dice que no debe permitirse el aborto porque se necesitan más hombres para la guerra. Según el doctor Raiter, las maniobras abortivas constituyeron una práctica corriente, debido a que este pueblo había alcanzado el más alto grado en la civilización y en el vicio, por lo que las prácticas abortivas no fueron prohibidas por las leyes repudiadas por los moralistas.

Roma:

En Roma por su parte, no se castigó el aborto. Las Doce Tablas y las leyes de la República no prohibieron este delito. Los romanos consideraban al feto como una parte integrante, anexo de la madre, pudiendo esta en consecuencia disponer libremente de ella. Cabe destacar que esta liberalidad de Roma inclusive fue más allá, al extremo de poder decir que ahí se encuentran los antecedentes más remotos de los métodos anticonceptivos modernos. Debido a la liberalidad existente en Roma, comienzan a producirse actos inmorales. Hay evidencias de mujeres que sostenían relaciones sexuales con eunucos con la finalidad de evitarse inconvenientes embarazos. En algunos casos se presentaban embarazos, producto de relaciones con individuos físicamente normales quienes le eran inconvenientes, las mujeres recurrían a comadronas que le realizaban la aparición abortiva. Recién en tiempos de Séptimo Severo comienza la represión del delito de aborto. Se dictan las primeras leyes primitivas que sancionan la práctica indiscriminada de este delito. Así toda mujer que siendo casada era encontrada culpable del delito de aborto, era desterrada como condena por su conducta delictuosa.

Edad Media

Influencia de la religión

En general, la iglesia mantiene un criterio sólidamente rígido de la práctica abortiva: "Todo aborto viola la ley de Dios". No es hasta fines del siglo XVIII y principios del XIX, que comienzan a inquietarse las esferas intelectuales y legales, proponiendo la exclusión del aborto como una práctica punible. Los países abanderados, fueron Francia y Alemania, en donde existían verdaderas ligas en relación con este problema.

Sociedades feudales

Las leyes longobardas consideraban el aborto provocado, como un delito y como tal se sancionaba y castigaba al culpable, la pena era el pago de la mitad del precio de la mujer que había sido sometida al aborto sin su consentimiento. De la impunidad del aborto en la Edad Antigua de la humanidad, pasa a la Edad Media y posteriormente a la Edad Feudal como un derecho punible, debido a la gran influencia del cristianismo que con la santidad de sus preceptos defendió el derecho de la vida que tenía el niño aun cuando este encontraba en estado de embrión o feto.

Edad Moderna

El embrión humano que es un ser futuro, está dotado por gracia de Dios de un alma que constituye su principio de origen divino, tiene derecho a la vida y a su destrucción; por tanto se tiene de su expulsión o aborto provocado que es un homicidio, de lo que deducimos lógicamente que el feticidio es un verdadero homicidio, es decir que es un verdadero hecho punible, por tanto debe castigarse así lo encontramos en todo el derecho medieval.

Visión socialista

La ideología del socialismo proclama la inexistencia del derecho al aborto en un afán paternalista del estado. Los socialistas apoyan a todas las mujeres necesitadas, abordando las causas profundas de género y la desigualdad económica. Las mujeres suelen optar por tener abortos pero para esta ideología no es lo correcto.

Visión capitalista

Los capitalistas están a favor del aborto por considerar que las mujeres son libres de decidir sobre su cuerpo y también en su afán de protegerse a ellas mismas. No obstante, su posición no es literalmente

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