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Terror


Enviado por   •  21 de Abril de 2015  •  Tesis  •  1.593 Palabras (7 Páginas)  •  167 Visitas

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a de minutos él, sus demás colegas y Rachel comenzaban a analizar lo sucedido. Creyendo que el glaciar debía tener alguna fisura y poniendo en duda la capacidad de resolución del EDOP, deciden bajar y comprobarlo ellos mismos con un radar de penetración en Tierra (RPT) capaz de captar mucho mejor el hielo salado. El aparato toma una imagen de corte transversal y la imprime dejando registrado cualquier fragmento de hielo marino como una sombra.

Al ver la impresión descubren que directamente debajo de la fosa de extracción, una oscura columna de hielo marino se extendía hacia abajo, hasta el océano abierto. El pilar vertical de agua salada era inmenso; tenía el mismo diámetro que la fosa. ¡Alguien había perforado la plataforma desde abajo y había colocado intencionalmente la roca debajo del hielo!.

Los de la Delta Force no podían creer que habían descubierto parte del secreto. Y tenían órdenes de que nadie debía enterarse. No tenían otra opción que matarlos a todos.

Por su parte el Presidente Herney se preparaba para su rueda de prensa que acontecería en una hora.

Los de la Delta Force atacaban a los tres científicos civiles y a Rachel con el armamento MI: fusiles de nieve que compactan nieve, formando balas de hielo. Dándole muerte blanca a la Dra. Mangor e hiriendo a Rachel. Los tres se desviven tratando de escapar cayendo a una terraza de hielo inferior a la plataforma y que estaba parcialmente derrumbada, al parecer a punto de caer al océano en cualquier momento.

Uno de los Delta los observaba desde arriba lanzando una dinamita en la fisura del glaciar para que éste se desprendiera; y así sucedió. Rachel, Tolland y Corky se fueron flotando sobre el glaciar hacia el océano abierto. No durarían más de cuarenta y cinco minutos antes de morir congelados.

Rachel que sabía de la existencia de hidrófonos esparcidos en el fondo del océano comienza a golpear el glaciar repetidamente tratando de emitir señales de S.O.S a la red acústica suboceánica de la ONR.

Cuarenta y cinco minutos después un submarino nuclear Charlotte que llevaba cinco días estacionado en el océano Ártico y que había sido diseñado para "escuchar sin ser escuchado" los rescata.

Faltaban sólo cinco minutos para que le Presidente de los Estado Unidos diera su rueda de prensa frente a los ojos de todas las personas del mundo. Y Rachel todavía saliendo de su estado casi inconsciente provocado por el congelamiento y convencida de que el Presidente no tenía idea de la verdad, hace todo lo posible para comunicarse con él a través de un radiófono con una conexión desprotegida desde el submarino, pero no lo logró.

En la Casa Blanca el Presidente Herney finalmente daba la gran noticia al mundo. Y desde la Plataforma Milne, el director de la NASA contaba los detalles del descubrimiento, a través de una videoconferencia y finalizaba con el documental elaborado por Michael Tolland.

Rachel desesperada se comunicaba con la ONR, y le contaba a Pickering lo que habían descubierto. El la mantuvo tranquila y mandó un jet privado G4 en busca de ellos.

A bordo del avión Rachel y los dos científicos tratan incansablemente de resolver el enigma. La siguiente pregunta era si el meteorito era verdadero. Lo que diferencia un meteorito de una roca Terrestre son tres cosas: la corteza de fusión como resultado de un calentamiento extremo que se produce al cruzar nuestra atmósfera, los cóndrulos que son diminutos glóbulos metálicos brillantes que se producen cuando el meteorito se enfría abruptamente y por último los niveles de níquel que en un meteorito reflejan valores medios, mientras que en las rocas terrestres los porcentajes son muy elevados o muy bajos. Sin duda la muestra que ellos tenían en sus manos poseía todas estas cualidades. Para los científicos era un meteorito verdadero. Algo no encajaba.

El oceanógrafo Tolland hace unos minutos había llamado a su embarcación para saber cómo andaban las cosas por ahí. Escuchó un mensaje que le habían dejado sus tripulantes, felicitándolo por su enorme logro y oyó también la voz bromista de Xavia, una geóloga que trabajaba con el en sus documentales, haciéndole mención de que existía un pequeño error en la petrología del meteorito. El había dicho que los cóndrulos sólo podían formarse en el espacio, pero según estudios hechos en el océano Pacífico, estas diminutas burbujas de metal pueden ser rehomogeneizadas en el transcurso de varios episodios de presurización sufridos en lo más profundo del océano. La única diferencia que había entre las muestras extraídas de lo profundo del océano y un meteorito eran las proporciones de titanio/zirconio. La muestra oceánica mostraba una presencia de zirconio ultrareducida. Ya lo tenían, lo único que les faltaba hacer era analizar la muestra del meteorito y comprobar su cantidad de zirconio.

No había más remedio que dirigirse al laboratorio del Goya el barco del oceanógrafo Tolland que estaba anclado a la costa de Nueva Jersey, casi directamente de camino a Washington.

Al descender no perdieron ni un minuto más y se fueron al laboratorio y con la ayuda de Xavia encontraron que efectivamente la cantidad

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