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Tiempos De Prueba: Los Usos Y Abusos De La Evaluación; Gordon, Stobart


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2014  •  1.044 Palabras (5 Páginas)  •  920 Visitas

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Capítulo I: Evaluando la evaluación

La evaluación según el autor, tiene tres grandes interrogantes. Estas serían: 1) la finalidad principal de la evaluación, 2) ¿la evaluación es sólo finalidad en sí misma? Y 3) ¿la evaluación consigue su objetivo?

La evaluación tiene una larda data de uso. La evaluación ha sido concebida como una actividad social desde las antiguas dinastías chinas que separaban a grupos de hombres (jamás mujeres) para ver si podían ocupar ciertos cargos y qué cargos podían ocupar (evaluarlos). Sin embargo, mas allá de eso; lo importantes de esto es que la evaluación tiene determinadas formas de operar, y estas están relacionadas intrínsicamente a sociedades y estructuras sociales determinadas. La finalidad de la evaluación ha sido conseguir una selección más justa y unos niveles elevados de enseñanza/aprendizaje, más allá de los matices y las construcciones sociales.

Según el autor, la evaluación debe conocer su finalidad, pues o sino no se puede entender si la evaluación ha hecho lo que estaba previsto que esta hiciese o “evaluara”. Por otro lado, el autor también plantea que dentro de la concepción actual de la evaluación, y que se ha ido arrastrando por siglos; hay dos características que se han expandido de forma naturalizada, como supuestos. Estas son: a) que la evaluación va a debelar la capacidad subyacente (oculta) de los sujetos y b) que en educación, haya una necesidad por construir pruebas. Esta naturalización acerca de un carácter utilitario de la prueba sólo como un fin; ha naturalizado su práctica construyendo una casi inexistente crítica al uso y a la finalidad de la evaluación a través de las sociedades.

El uso del “examen”: El autor argumenta que esta idea de hacer “exámenes” para evaluar es una construcción que no se ha criticado y que se considera algo “obvio”. Por ello, explica que la tradición histórica que existe desde los ingleses en introducir exámenes, se basaba en “elevar los niveles” en las universidades; concepción que luego pasó a las profesiones y por último, al campo escolar primario. Ante ello, indica que se ha entendido de forma natural que el examen es un medio “justo” y que devela la capacidad subyacente de los sujetos.

Gordon, luego indica que los exámenes en educación secundaria se relacionan a la idea británica victoriana de que todas las clases sociales debían tener sus propias instituciones independientes, pues así se respondería a las necesidades educativas propias de cada grupo. Así se elevarían los niveles de aprendizaje y enseñanza según las “necesidades” de los grupos sociales (Ay Dios!! … ) . En síntesis, el autor hace este recorrido histórico, colocando énfasis en que la forma actual de entender la evaluación a través de exámenes, viene de la tradición victoriana de mejorar la escuela a través de exámenes que permitirían controlar todos los procesos de enseñanza. Por último, y como crítica; se señala que a pesar de que se ha ido cambiando el lenguaje en cuanto a usar el examen en la evaluación, aún persisten las mismas ideas; naturalizándose su práctica, aunque estas estén ocultas.

Capítulo VII: Razones para alegrarse. La evaluación para el aprendizaje.

El autor plantea la necesidad de entender a la evaluación como un proceso en el aula, más que una teoría educativa llena de trabas y rigurosidad. De hecho, el ocupa el término “evaluación para el aprendizaje”, que supone centrar la atención en: a) lo que se está aprendiendo dentro del aula b) y en la calidad de las relaciones que se dan dentro de esta. Esto lo distinguiría de otras concepciones pedagógicas que se centran en “estilos de aprendizaje”. Es decir, este tipo de concepción se centra en la obtención de “pruebas” que den cuenta del aprendizaje que van teniendo los estudiantes y a la facilitación de una retroalimentación (recordar la importancia en las relaciones dentro del aula) que les permita seguir aprendiendo. Las pruebas que señala el autor pueden ir desde lo que se observa en la clase hasta pruebas más “tangibles”; en donde de todos modos la importancia radica en que estas pruebas se hacen importantes si a través de estas se logra desarrollar que los estudiantes pueden identificar que cosas se han o no aprendido y si esto, provoca una acción que permita mejorar los aprendizajes.

El autor plantea que “la evaluación para el aprendizaje”, se identifica con una evaluación formativa que tiene ciertas prácticas docentes en el contexto de la sala de clases. Ante ello, menciona lo siguiente:

- Intenciones del aprendizaje y criterios de éxito: Ser explícitos en relación a lo que se estudia y qué se requiere para que el estudio se entienda como satisfactorio.

- Hacer preguntas: La práctica docente debe consistir en esperar “tiempos” adecuados. Esto significa que docentes dejen más tiempo a sus estudiantes para que piensen de forma personal o grupal, sus respuestas a preguntas orales. Esto permite a los docentes a hacer preguntas más interesantes a sus estudiantes, revelando así de mejor manera “en qué fase de aprendizaje están los aprendices”.

- Retroinformación: Trata de reducir el espacio y de agilizar el proceso entre la fase en la que los aprendices están situados en el presente, y el “lugar” al que tienen que llegar (el lugar a estudiar).

- Autoevaluación y evaluación a cargo de los compañeros: Con la finalidad de evaluar su propio trabajo, los estudiantes según el autor; deben ser conscientes de lo que supone una actuación satisfactoria en el proceso de aprendizaje y reconocer en qué fase están de su propio aprendizaje.

El problema de las calificaciones, según el autor; es que encubren el fracaso de la enseñanza; pues están no dan cuenta directamente de los aprendizajes. Ante ello, la necesidad de no seguir entendiendo la evaluación cómo sólo calificaciones se hace primordial, ya que no se podría entender como óptimo el proceso de enseñanza-aprendizaje sólo por las notas, pues “el aprender” no se limita a tener una buena o mala calificación, sino más bien a las relaciones dentro del aula que permitan al estudiando ir aprendiendo y ser consciente de lo que aprende. Entonces, ¿es negativo el uso de una nota? No es malo, pero el problema es que se ha entendido que la nota es lo más importante, en conjunto con la histeria que se desencadena si se reduce el uso utilitario de las calificaciones.

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