Trabajo Social En Chile
mvalerdi28 de Abril de 2013
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En el plano político nacional, con la elección presidencial en 1920, de don Arturo
Alessandri, se propician una serie de programas de reforma civil, obteniendo una gran
resistencia del Congreso Nacional y que paralelo a las crecientes demandas de los
obreros, sucede en 1924, un Golpe Militar. Este hecho produjo la aprobación de un
bloque de Leyes Sociales, tales como: Seguro Obrero, Contrato de Trabajo,
Organización Sindical y Sanidad Ambiental, entre otras. No obstante, pese a los
beneficios sociales que contenían dichas leyes, éstas sólo se referían a medidas
paliativas, ya que los problemas económico-sociales persistían. Esta realidad, tiene el
mérito de que se crea conciencia de enfrentar estos problemas mediante acciones
sociales organizadas, con personal preparado, lo que sienta las bases para la creación
del Servicio Social Profesional.
PRIMERA ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL
La primera Escuela de Trabajo Social de Chile y América Latina se creó en 1925 por
iniciativa del Dr. Alejandro del Río y surge con una orientación paramédica y
parajurídica y con un sello marcadamente femenino. En aquel entonces el énfasis de la
acción se dio con una fuerte motivación Filantrópica y Apostólica.
El primer curso fue inaugurado el 4 de mayo de 1925, que junto con dar inicio a la
profesionalización de los Servicios Sociales, marca un hito importante en América
Latina, al constituir esta experiencia, al desarrollo de la profesión en diversos países del
continente.
Desde sus inicios, la Escuela tuvo una influencia Europea (Alemana, Belga y
Francesa). Precisamente, la Dirección de la Escuela, tuvo sus dos primeras Directoras
de Nacionalidad Belgas. La primera de ellas, fue Madame JENY BERNIER y la
segunda, Madame LEO CORDEMAN de DE BRAY. Posteriormente, dirigieron el
plantel, Doña Luisa Fierro, Chilena, quien fue nombrada en calidad de interina,
mientras llegaba desde Rumania, CRISTINE GALITZI, doctorada en Servicio Social en
Estados Unidos. Con su dirección se dio comienzo a una gran lista de profesionales
chilenas que tuvieron a su cargo la dirección de la Escuela, cuyos aciertos posibilitaron
obtener becas para sus egresados, en Estados Unidos, Canadá y algunos países de
Europa. Estos profesionales, doctorados en Servicio Social, aportaron a Chile el acervo
de sus conocimientos que supieron adaptar al país, conforme a las necesidades de
cada época.
Este primer plantel se denominó "Escuela de Servicio Social de la Beneficencia", y
dependía de la Junta de Beneficencia de Santiago de Chile, que tenía como prioridad
fundamental la organización y administración de hospitales para indigentes y
asegurados. Por este motivo, la concepción de este plantel fue de corte benéfico
asistencial, siendo su área de acción la salud. Posteriormente, en honor a su fundador,
pasó a llamarse "Escuela de Servicio Social Dr. Alejandro del Río."
En estricto rigor, debe admitirse que, la primera Directora Chilena de la Escuela de
Servicio Social de la Beneficencia fue doña LUZ TOCORNAL DE ROMERO, quien fuera alumna del primer curso de la carrera, en 1925. Una vez egresada, trabajó en el
Hospital Roberto del Río y luego en la Casa de Huérfanos (posteriormente, Casa del
Niño). Asumió la Dirección de la Escuela entre los años 1939 y 1954. En aquella época
se proyectó mucho el Servicio Social a América Latina, y esto por una razón muy
simple: las únicas Escuelas que existían, sobre la profesión, eran las chilenas y a ellas
venían muchos extranjeros a estudiar.
Luz Tocornal de Romero, quien con excepcionales cualidades personales y
profesionales, dirigió la Escuela, durante 15 años, conduciendo y perfeccionando la
docencia y su práctica, incorporando a la enseñanza disciplinas que en otros países
habían demostrado eficacia, teniendo siempre presente, las características propias de
la idiosincrasia latinoamericana.
Reporta Valentina Maidagán, que las primeras actividades de dicha Escuela se
desarrollaron en establecimientos asistenciales u hospitalarios, mas no con el carácter
de ayudantes del médico, sino ejerciendo sus propias funciones cerca de los enfermos
y de las familias de éstos, buscando la solución de los problemas socioeconómicos,
que casi sin excepción, agravaban la situación de los pacientes.
La formación profesional en su primera fase, tendió a preparar personal para que
actuara en el campo médico-social, en organismos públicos de asistencia y seguridad
social, atendiendo al enfermo y su grupo familiar, centrando su atención en el
tratamiento de problemas sociales que afectaban la recuperación del paciente y
además aportar datos del medio ambiente al médico, para contribuir al Diagnóstico y
Tratamiento.
La carrera tenía una duración de tres años y sus programas daban énfasis a la
educación familiar, educación sanitaria, nociones de medicina general y salud pública..
Con respecto a la intervención profesional, las modalidades con que se aprecian los
Servicios Sociales de la época, le infirió un carácter asistencial, paternalista y centrado
en el problema, de modo que el trabajo con el individuo y la familia estaba orientado a
adaptar al hombre a la sociedad, conforme al paradigma funcionalista en que se
adscribe inicialmente el Trabajo Social.
El título que otorgaba esta pionera Escuela era el de Visitadora Social, asociándose
esta nominación con su labor de visitar en los domicilios a los necesitados,
procedimiento recomendado por SAN VICENTE DE PAUL, uno de los precursores de
Servicio Social, modalidad que se mantiene hasta nuestros días, por su aporte en el
trabajo de campo.
Las primeras egresadas fueron rápidamente contratadas en la Asistencia Pública, en la
Casa Nacional del Niño, en obras de beneficencia privada, como el Patronato Nacional
de la Infancia, la Sociedad Protectora de la Infancia, el Consejo de Defensa del Niño,
entre otras instituciones. Dice Valentina Maidagán que con el correr de los años, no
hubo en Chile institución alguna que directa o indirectamente se relacionara con el
progreso social, que no contara entre sus miembros con estos profesionales.
La idoneidad de las primeras "Visitadoras Sociales" de Chile, fue reconocida por las Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos y otros organismos
internacionales que les confiaron misiones de enseñanza, asesoramiento y
organización en muchos países de América Latina y, bajo su orientación técnica, se
crearon nuevas Escuelas e Institutos de Servicio Social en Argentina, Bélgica, Ecuador,
Honduras, Guatemala, Uruguay, Venezuela, por citar algunos países.
También fue una forma de intensa difusión de conocimientos profesionales que enfocó
la Escuela de Servicio Social "Dr. Alejandro del Río", la concesión de Becas de Estudio
a candidatos de todos los países de América Latina y de España. Estos profesionales,
después de titulados en Chile, comienzan a desempeñar importantes cargos en sus
respectivos países o son seleccionados para misiones técnicas en el extranjero.
El 1° de Enero de 1971, la Escuela "Dr. Alejandro del Río", pionera de la profesión en
Chile y Latinoamérica, fue fusionada con la Escuela de Trabajo Social de la
Universidad de Chile de Santiago, traspasándose todos sus bienes a esa Entidad. Su
actual heredera es la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Tecnológica
Metropolitana de Santiago.
RÁPIDA EXPANSIÓN DE LA FORMACIÓN
Dos nuevas Escuelas se fundan posteriormente. Una adscrita a la Universidad Católica
y la otra a la Universidad de Chile. Posteriormente se crea la Universidad de
Concepción.
La Escuela de Servicio Social "Elvira Matte De Cruchaga"
En 1929, se crea la segunda Escuela del país y de América Latina, denominada "Elvira
Matte De Cruchaga", dependiente de la Universidad Católica de Chile, anexa a la
Escuela de Derecho. El nombre de la Escuela le fue asignado por don Miguel Cruchaga
Tocornal, en memoria a su esposa, reconocida dama, por sus prácticas de caridad, lo
que se aceptó a raíz de que don Miguel, brindó un amplio apoyo a la creación de la
Escuela. El rector de la época era Monseñor Carlos Casanueva.
En sus primeros años, 1924 - 1932, dirige la Escuela la Dra. Luisa Jerinssen, quien
habría sido directora de la Escuela de Servicio Social Católica de Munich, Alemania.
Entre los años 1933 y 1964, son directoras las Srtas. Rebeca y Adriana Izquierdo
Phillips. Este es un período marcado por un profundo espíritu cristiano y por una
extensión del campo profesional al sector industrial y campesino.
En esa época, esta Escuela tenía una orientación parajurídica, por el hecho de
depender de la escuela de Derecho. El enfoque de la formación fue asistencial y
apostólica, siendo su patrono San Vicente de Paul, sacerdote Francés, precursor
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