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Unitarios Y Federales

carocatalina9 de Octubre de 2014

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Historia I

Trabajo Práctico: Unitarios y Federales

Segundo año de Geografía

Introducción

A partir de 1819 en el país se fueron definiendo claramente dos tendencias políticas: los federales, partidarios de las autonomías provinciales, y los unitarios, partidarios del poder central de Buenos Aires.

Estas disputas políticas desembocaron en una larga guerra civil cuyo primer episodio fue la batalla de Cepeda en febrero de 1820, cuando los caudillos federales de Santa Fe, Estanislao López, y de Entre Ríos, Francisco Ramírez, derrocaron al directorio. A partir de entonces, cada provincia se gobernará por su cuenta.

La principal beneficiada por la situación será Buenos Aires, la provincia más rica, que retendrá para sí las rentas de la Aduana y los negocios del puerto.

Desarrollo

Unitarios

El Partido Unitario fue un partido político argentino de tendencia liberal, que sostenía la necesidad de un gobierno centralizado en las Provincias Unidas del Río de la Plata, llamadas Provincias Unidas en Sud América en la Declaración de la Independencia y después llamada República Argentina, en el siglo XIX.

Ideología

El unitarismo derivaba del centralismo de tiempos de la independencia y del modelo de estado centralizado que ofrecía la Francia napoleónica, y consideraba que la Nación preexistía a las provincias, y que éstas eran simples divisiones internas con escasa autonomía.

Los unitarios fueron un grupo integrado en su mayoría por la elite de Buenos Aires y de las ciudades que eran capitales provinciales: miembros de la clase alta, intelectuales, militares, etc. Esta clase no tenía adhesión entre la población rural, que era más sensible a la prédica política de los caudillos.

El unitarismo se perfiló como partido durante los trabajos del Congreso Constituyente de 1824, en el que representantes de todas las provincias buscaban organizar un gobierno nacional. Los unitarios buscaban que Buenos Aires fuera la cabeza y capital del país por ser esta la ciudad que contaba con mayores recursos económicos y la más preparada para las funciones de gobierno, ya que había heredado el aparato administrativo colonial del antiguo virreinato. Para los unitarios lo más lógico era establecer en Buenos Aires un gobierno nacional que tomara las decisiones, subordinando a los gobiernos provinciales. El nombre "unitarios" proviene de la fórmula "en unidad de régimen", escrita en la Constitución de 1826, y que resume su postulado fundamental, pues para los unitarios la Nación preexistía a las provincias, y que éstas eran simples divisiones internas con limitada autonomía. Esto colocaba al Partido Unitario en conflicto con los defensores del federalismo.

Bandera argentina de los exiliados unitarios en Montevideo, usada como bandera de guerra en buques, hasta 1852.

En el aspecto económico los unitarios defendían el liberalismo y el libre comercio como instrumentos de progreso. Querían modernizar el sistema financiero mediante la creación de un banco emisor de papel moneda y la contratación de empréstitos para la ejecución de obras, y proponían que el gobierno nacional dispusiera de todos los recursos económicos, incluso quitándolos a las provincias. Por ejemplo, durante la presidencia de Rivadavia fueron abolidas las aduanas interprovinciales y fueron nacionalizados los yacimientos minerales, con lo cual las provincias se vieron privadas de estas fuentes de ingresos.

El ideal de los unitarios era impulsar el progreso del país sin tomar en cuenta las tendencias tradicionalistas y conservadoras, por lo cual encontraron fuerte oposición entre el clero,4 los caudillos y la mayoría de los gobernadores provinciales, que vieron amenazada su influencia política. Estos sectores impulsaron el descontento de la población rural contra las reformas propuestas por los unitarios, quienes a su vez no supieron captar al llamado "bajo pueblo". La disputa por el poder entre unitarios y federales tuvo que zanjarse por la fuerza de las armas en varias luchas regionales y finalmente en la guerra de 1828-31.

Federales

En Argentina el original Partido Federal fue un grupo que luchaba para establecer el sistema federal en la República. El federalismo proviene desde tiempos de la Revolución de Mayo, y tiene a su líder máximo en la figura de José Gervasio Artigas, fundador de la Unión de los Pueblos Libres más conocida como Liga Federal. Hasta la segunda mitad del Siglo XIX continuó en lucha contra el Partido Unitario para decidir sobre la organización política del país.

Es importante no confundir al Partido Federal del siglo XIX (que es el que trata este artículo) con la agrupación política minoritaria de signo conservador fundada en la segunda mitad del siglo XX con el nombre de "Partido Federal".

Ideología

La oposición binaria federalismo versus unitarismo es confusa y falsa por lo simplista. Tal esquematismo se desentraña si se estudian los orígenes de ambas tendencias: inicialmente el unitarismo (siguiendo el modelo de la Primera República Francesa) fue preconizado por los intelectuales que buscaban -como el nombre del partido lo indica- la unidad del extenso territorio que en el Cono Sur se había emancipado de España, tal unidad era imprescindible para mantener sinergicamente la lucha contra los realistas hasta aproximadamente fechas tan tardías como 1825; este primer unitarismo estaba inspirado por personalidades como las de Mariano Moreno; sin embargo esa prístina etapa del unitarismo fue aprovechada por las élites para intentar imponer un gobierno centralista que mantuviera subordinadas a las provincias (tal segundo unitarismo es el unitarismo más conocido: el unitarismo, ya degenerado en centralismo, de Carlos de Alvear, Bernardino Rivadavia, Obes y Bartolomé Mitre).

El federalismo surge también confuso: en 1811 Cornelio Saavedra con el fin de quitarle el poder a los morenistas llama a un congreso (la Junta Grande) en el cual participan representantes de las provincias del Interior, sin embargo durante la Junta Grande no llega a sancionarse un estado federal; es recién con el oriental José Gervasio Artigas, cuando éste hace públicas las Instrucciones del Año XIII (oponiéndose al segundo unitarismo: el centralismo) para los diputados que debían presentarse en la Asamblea del Año XIII de las Provincias Unidas del Río de la Plata que abiertamente se declara la necesidad de seguir un Sistema Federal de gobierno (inspirado en el de los Estados Unidos); los integrantes del llamado Directorio establecidos en Buenos Aires y suplantando a los primeros unitarios patriotas tomaron (en tiempos de la hegemonía de Alvear y Rivadavia) la bandera del unitarismo para luchar contra el supuesto (según los unitarios de segunda generación o, centralistas) "anarquismo" de "caudillos" como José Gervasio Artigas.

El federalismo era concebido como una forma de organización basada en la asociación voluntaria de las provincias que delegaban algunas de sus atribuciones para constituir el poder central, pero conservaban su autonomía.

Si bien el grupo federal estaba integrado por diversos sectores, la mayoría lo constituían caudillos, pero también intelectuales que se inspiraban en la constitución de los Estados Unidos de América, además de gente de las provincias que se oponían al dominio absolutista porteño (es decir de las élites instaladas en la ciudad de Buenos Aires), y algunos a que la citada Ciudad de Buenos Aires fuese capital de todo el extenso país. Los federales defendían las autonomías provinciales: cada provincia debía tener su propio gobierno, constitución, leyes y economía; sin embargo, reconocían la existencia de un gobierno nacional con poder limitado y encargado sólo de algunas cuestiones (por Ej. las relaciones exteriores del país).

En el aspecto económico existía una clara división entre el llamado Litoral argentino y el llamado Interior. El Litoral argentino buscaba el libre comercio y la libre navegación de los ríos interiores, oponiéndose al dominio de los mismos por el gobierno de Buenos Aires, mientras que el Interior proponía el proteccionismo económico de sus incipientes producciones económicas.

El caso de la provincia de Corrientes resulta atípico, ya que proponía la libre navegación, combinada con proteccionismo. Y sus gobiernos ideológicamente federales se aliaron repetidamente contra el de Buenos Aires con los jefes militares unitarios.

Hacia 1824 el ideario federal también comienza a ser importante en Buenos Aires (en esa época no existía la separación jurisdiccional existente desde 1880 : Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires) sin embargo las ideas federales tomaron fuerza entre el gauchaje del campo bonaerense, y la gente más humilde de la para esa época bastante pequeña ciudad de Buenos Aires, quien representó primeramente a ese "federalismo porteño" fue Manuel Dorrego el cual sería derrocado en la primera revolución armada del Ejército Nacional, contra un gobierno legítimamente constituido. La revuelta, encabezada por militares, pero respalda por notables defensores de los ideales unitarios; termina trágicamente para la historia nacional, con el fusilamiento del Gobernador de Buenos Aires a manos del Gral. Lavalle en los campos de la localidad de Navarro el 13 de diciembre de 1828. La desaparición de Dorrego, fundador del Partido Federal porteño y bonaerense, hizo que asumiera la jefatura del federalismo porteño Juan Manuel de Rosas quien hábilmente interpretó los deseos populares sabiéndolos aunar a los deseos de los estancieros proteccionistas,

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