Xenofobias en la Argentina del siglo xxi

       Nuevas xenofobias en la Argentina hacia el siglo XXI

      En los albores de la Argentina su promoción en el mundo como un país de tierras fértiles y despoblado atrajo oleadas migratorias procedentes de Europa, este proceso constituyó a la identidad argentina como un refugio de la raza europea y sus tradiciones en Latinoamérica, gracias a las políticas y apreciación que tenían los migrantes su inclusión en la sociedad tuvo buen resultado. A la par, en el interior de la Argentina también hubo un proceso migratorio con los países limítrofes que se fue intensificando en menor medida con el desarrollo del país, lo que según las autoridades era un aspecto de los países del primer mundo.  Pero ¿Cuál es la diferencia de estas olas migratorias, que no sea la étnica o la procedencia? Para responder lo veremos desde como lo tomaba la sociedad argentina, la migración europea fue producto de medidas económicas para potenciar el desarrollo del país, por lo que socialmente fue recibido y aceptado desde los ámbitos políticos, sociales y culturales. A diferencia de la migración regional, que no tuvo que ver con una medida económica ni nada por el estilo, al contrario esto tuvo que ver por causas externas a la Argentina, que sería la realidad que vivían los países vecinos a ella. Es decir, que estas migraciones fueron ignoradas por los argentinos, aquellos “negros” como los llamarían posteriormente eran invisibles en primera instancia.

       Y ¿Cuándo empezó el problema con los migrantes regionales? En principio podríamos decir cuando vinieron los años de crisis en la Argentina, que se acentuaba en la económica y los dirigentes de ciertas facciones del Estado que se encargaron de dirigir tales problemas a la migración. Posteriormente la misma sociedad estigmatizó a los vecinos por la falta de trabajo, por la mejor valoración de cierta mano de obra en campos específicos,  el mismo lenguaje coloquial se volvió denigrante y exclusivo, lo que denota que el plan del estado de hacer de la Argentina una unidad étnica difirió de los vecinos regionales. Este problema con los migrantes extranjeros se extendería hasta los propios argentinos en las migraciones desde el interior hacia la ciudad, lo que acentuaría el uso del lenguaje despectivo y xenófobo.

       Más allá del discurso discriminante y su aceptación en la sociedad Argentina, la competencia o no de los argentinos contra los migrantes, la disputa por el retorno a sus países y limitar su expansión demográfica o cultural. El mayor acto de intolerancia que se pudo dar en la Argentina fue el querer ilegalizar a los migrantes, el adjudicarle crímenes o tratar de responsabilizarlos por el mal funcionamiento del país, lo que pudo haber devenido en una especie de fascismo, y la historia sería diferente. De igual manera gracias al intercambio de culturas y las riquezas inmateriales que estas pueden ofrecer, fueron desde mi punto de vista determinantes para que no se dieran episodios cruentos contra los vecinos regionales de la Argentina.

      En la actualidad, el discurso xenófobo se ha debilitado y la inclusión de los vecinos regionales en el día a día de los argentinos es un síntoma de que la sociedad está superando esa estigmatización que socavó los principios de libertad e igualdad de las constituciones latinoamericanas. Desde mi perspectiva, la de un migrante de origen peruano, que dejó su país para poder pertenecer a una de las mejores universidades latinas, mi inclusión en la sociedad argentina ha sido hasta hoy fructífera y he podido confraternizar con personas de diferentes nacionalidades y culturas, lo que ha potencializado mi aprendizaje y empatía. Aunque la universidad pública también fue afectada por la estigmatización del migrante, hoy quedan algunos rezagos, un ejemplo es la gente que opina que la educación pública superior solo debe ser solo para argentinos debido a que el presupuesto es cada vez más pobre, y aunque puede que en cierta manera tengan razón, eso amenazaría el nivel y la competitividad que tiene la universidad y disminuiría su capacidad ecléctica que la caracteriza. De igual manera se podrían tomar medidas para que los estudiantes extranjeros dejen un mínimo aporte que ayude al presupuesto universitario.

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