Analisi Evelyn
Lucila BellverEnsayo4 de Diciembre de 2015
2.817 Palabras (12 Páginas)172 Visitas
Alumna: Lucila Bellver
Comision 08.Docente: María Teresa Lerner
Consigna: Escriba un texto ensayístico en el que fundamente su hipótesis de lectura del cuento Evelyn a partir de los conceptos de la narratología trabajados en teóricos.
Modalidad individual
Primera escritura.
Donde muere la esperanza
Hoy pude descubrir mirándote a los ojos una forma de vivir que mata la rutina y las presiones del dolor. Salvame de esperar, sácame, rescatame de esta soledad.
Tan Biónica
Infinitas son las veces que, como lectores, hemos sentido la necesidad de ser parte de una historia, de zambullirnos dentro de la misma, hablarle a un personaje y cambiar sus decisiones. Impotencia, enojo, bronca. ¿Por qué hace esto y no aquello? A veces, uno se sumerge de tal manera en un relato, que los personajes parecen cobrar vida y se vuelven reales, incluso se les toma afecto. Se desea lo mejor para ellos, y al ser testigos de sus acciones, se les quiere aconsejar, casi como a un amigo, para que tomen un mejor rumbo. Aunque parezca obvio que esto no es posible, ha sido necesario recordarlo mientras transcurría la lectura del cuento Evelyn, de James Joyce.
En el mismo, se narra la historia de una joven que, mientras mira con nostalgia por la ventana de su casa, recuerda su infancia, a su madre y a su hermano muertos. Piensa en su padre maltratador y en su trabajo actual como vendedora, en el que la desprecian. A pesar de tener planes para escapar a Buenos Aires con su novio marinero, Frank, y así dejar atrás sus deplorables condiciones de vida, comienza a tener dudas. De pronto, recuerda una promesa que le había hecho a su madre acerca de hacerse cargo de su casa el mayor tiempo posible. Finalmente, cuando se encuentra en el puerto con Frank, la vuelve a asaltar la incertidumbre y se queda inmóvil mientras su novio le grita y termina por partir solo. El miedo le gana y así elige quedarse en lo seguro.
Aunque desde un primer momento podemos percibir la vacilación de Evelyn, logramos distinguir una epifanía que le permitirá tener un momento revelador que la lleva a tomar la decisión de quedarse. ¿Por qué sostenemos esto?
Al comienzo, Evelyn parece estar resuelta a marcharse: sus hermanos ya no están, su madre ha fallecido, sus amigos se mudaron. En su hogar no hay nada más que la retenga más que un techo y comida. Su padre la maltrata, la hace limpiar y la obliga a darle todo su dinero. Su empleo en la tienda tampoco es algo que extrañará, es tratada con burla y humillación. En cambio, su nueva vida con Frank será maravillosa. Por primera vez se sentirá amada y respetada. Abandonará su cotidiano sufrimiento para pasar a vivir una aventura que la llevará lejos de esa angustia. A pesar de que al sostener las cartas de despedida empieza a justificar a su padre y a verle sus rasgos positivos, esto no es más que una actitud normal de quien está por despegarse de algo: busca rescatar lo que sea para quedarse. Sin embargo, esto no implica que vaya a hacerlo, simplemente es un momento de añoranza y melancolía. Hasta este momento del relato, nada indica que la joven no vaya a partir con Frank.
De repente, un sonido de un organillo callejero despierta un recuerdo en ella: la promesa a su madre. Esto sucede debido a que la melodía la transporta directamente a la que se oía cuando estaba en el hospital, la última noche de su enfermedad. Entonces, vuelve a verla, su madre desgarrada y lastimosa. Habiendo tenido una vida sumisa y de abuso. Evelyn no hace otra cosa que compararse con esa imagen, creyendo que ese es su destino. Su fin es exactamente el mismo que el de su madre: la locura, la enfermedad, y en definitiva el padecimiento. Eso es lo que le ha prometido. En seguida se dice a sí misma que tiene a Frank, su salvador. Él la rescatara y no dejará que caiga en ese abismo. Es la salida del laberinto del dolor al el que está sometida.
Sin embargo, esto parece no ser suficiente. La melodía del organillo representa un antes y un después para Evelyn, el quiebre en la historia. En su interior, la protagonista, sabe que cualquiera sea su decisión estará traicionando, a su madre o a ella misma. No existe explícitamente una frase que marque su decisión, lo contrario, como lector uno es trasladado directamente de ese instante a la escena del puerto en la que está por marcharse. No obstante, se percibe que no hay vuelta atrás, la decisión ya fue tomada. Desde que se produce la epifanía, el resto del relato pasa a ser secundario, sólo demuestra lo ya mencionado. La invade una sensación de temor a lo desconocido, el ser ajena a ese futuro incierto. Evelyn es esclava del destino que ya estaba escrito, el cual no puede cambiar. Está presa de su familia y de la miseria. Si bien quiere alejarse de esta condición de vida, su cuerpo se lo impide, la aferra a la verja de hierro. Hay una fuerza mayor, ajena a su propia voluntad, que hace que no pueda moverse.
Lo que Frank ve lo deja totalmente confundido. Su novia, que hasta hace un momento se encontraba parada a su lado, lista para partir junto a él, de repente parece no poder avanzar. Él le grita desesperado reiteradas veces, pero no obtiene respuesta alguna. De esta forma se va solo y con la incertidumbre de no saber qué ha pasado, sin comprender. Esto nos distingue como lectores del personaje. Nosotros sí entendemos lo que está sucediendo. Aunque el narrador es ajeno a la historia y no participa de esta, todos los hechos están contados desde la perspectiva de Evelyn. De este modo se describe el flujo de pensamientos que transcurren en su mente. Somos testigos no sólo de su pasado sino de su manera de recordarlo, sus incertidumbres, sus miedos: vemos al personaje desde dentro. Así, lo que Frank ve desde afuera con total desconcierto, es relatado detalladamente desde el pensamiento de Evelyn. Esto no implica estar de acuerdo ni coincidir con sus acciones, ya que, como hemos mencionado, hemos sentido mucha impotencia y esperanzas de que cambiara su decisión. Pero sí significa que percibimos sus motivos, la entendemos más de que lo puede Frank. Podemos hacer un análisis de la sucesión de emociones que van pasando por su mente. Y esto es debido a que el relato no se limita a la mera narración de los hechos, que no son muchos, sino que todo gira en torno a las sensaciones. Está lejos de ser una historia superficial, ya que desde la primera palabra el lector es sumergido en un mundo de inseguridades, dudas, miedos, melancolía y hasta amor. Gracias a este recurso se da cuenta del momento epifánico descripto con anterioridad.
Otra característica a través de la cual la historia se convierte en un viaje dentro de la mente de la protagonista es que predominan los recuerdos. La historia no está narrada en forma lineal sino que comienza con una escena y a partir de ella se distinguen continuos saltos en el tiempo. Aparecen en la mente de Evelyn distintas escenas que son narradas: primero a su infancia en la avenida, luego a su hogar, a la tienda donde trabaja, a las situaciones en las que su padre le había profanado su dinero. También lleva su memoria a la historia de su relación con Frank, y por último a la muerte de su madre. A pesar de que solo hay dos escenas que suceden en tiempo real, uno migra reiteradas veces, junto con Evelyn, a situaciones del pasado, realizando un recorrido por toda su vida. El lector se transporta junto con ella y logra sentir que es él mismo quien está sentado mirando por la ventana. No se lee a una joven que está recordando sino que se genera la sensación de revivir en carne y hueso los diversos momentos. De esta forma, el sonido del organillo estimula a Evelyn para llevarla a la promesa realizada a su madre, pero ella no vuelve a ese sitio sola, sino que con el lector como testigo. Vemos lo que ve, lo que oye, lo que percibe y lo que siente. Formamos parte de ese recuerdo y nos adentramos en el efecto que le causa.
La historia representa el terror a lo inexplorado, la conformidad con la tradición. El pasado de Evelyn es una descripción de lo conocido, que a pesar de ser infortunado, es lo cómodo, a lo que ya está acostumbrada. Es triste y desgraciado, sí, pero está dentro de lo cotidiano. Nada puede sorprenderla. En cambio, Frank y su plan de partir a Buenos Aires simbolizan lo antagónico: es un hombre ajeno a su familia, un viajero, un apasionado. Buenos Aires es un territorio totalmente desconocido, lejano, que permanece como una incógnita para ella. Irse con él significaría librarse de todo, saltar al vacío. Implicaría cambiar rotundamente de forma de vida, salir de esa cárcel en la que se encuentra desde hace diecinueve años. Frank es una tormenta, y ella no está segura de si se quiere mojar. La promesa a su madre es lo que le hace eco en su cabeza y termina por decidir su futuro. La promesa alude a lo que considera que es lo correcto, lo que se debe hacer, lo que está dentro del molde. Es tal el conformismo que encarna su personalidad que la promesa de una vida mejor se convierten en lo opuesto, una tortura. Hasta tal punto que decide quedarse y abandonar toda posibilidad de otra vida mejor. Evelyn renuncia a la rebelión y se auto reprime. Su mente ruega ser salvada, pero su cuerpo conserva la atadura a su contemporaneidad. Las razones son desconocidas por los demás personajes, quizás hasta por ella misma, pero no por los lectores. Nosotros sabemos bien por qué los pensamientos y recuerdos de Evelyn llevan a lo que podría ser una historia con final feliz, convertirse en la trágica muerte de una esperanza.
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