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CAPITULO 1 Donde se habla de mí y de mi historia, así como del extraño, insólito, en última instancia, imprudente negocio de mi padre

rogersaucedoTarea23 de Noviembre de 2015

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CAPITULO 1
Donde se habla de mí y de mi historia, así como del extraño, insólito, en última instancia, imprudente negocio de mi padre

Me llamo Jaime mercader aunque muchos me conocen como Little Jim o, traducido al cristiano, pequeño Jim. Nací el veintiuno de junio de 1887 en Aranjuez, un pueblo cercano a Madrid.
Mi padre era un maestro del juego; era experto en todos los juegos de cartas, su preferido era el póker, pero un día de finales de 1900, cuando yo tenía trece años y medio, ni la filosofía ni sus muchas habilidades le sirvieron para evitar la catástrofe. Fue descubierto en una de sus estafas y el estafado un aristócrata llamado Bretanville, encomendó a unos matones la misión de darle a mi progenitor un pasaje para el otro mundo; abandonamos Madrid a toda prisa, nos dirigimos a Cádiz y allí adquirimos dos pasajes para el Covadonga, cuyo destino era américa. 


Poco antes de finalizar el viaje fuimos sorprendidos por una tormenta y el Covadonga naufrago frente a las costas de Colombia. Logre salvarme, también rescate a Rasul Alí Akbar, mi padre desapareció en la tormenta, dejándome solo me instale en barranquilla donde trabaje como mocero de doña caridad santos, un limpio y honesto burdel.
Luego sucedieron muchas cosas; hubo un tiroteo, y un incendio…y finalmente tras ser rescatado por Rasul, tuve que salir huyendo de barranquilla en dirección a Cartagena de indias.  
Me convertí en el tahúr oficial del café Boyacá y también me convertí el Little Jim, el jugador más joven del caribe; Rasul me protegía las espaldas y yo ganaba un buen dinero con los naipes. Pero poseo un espíritu emprendedor, y quiso el destino que en mi camino se cruzara el mapa de un tesoro. El fabuloso tesoro del conquistador español don Iñigo de Saavedra, partí  en su búsqueda en compañía de Rasul y de una tal Antonia , en el transcurso de aquella peripecia me reencontré con mi padre, a quien yo creía muerto, había logrado sobrevivir a la tormenta al ser rescatado por un navío pirata.
Y lo que sucedió después, fue sencillamente, que nos quedamos sin blanca. Había invertido hasta el último centavo de mis ahorros en la búsqueda del tesoro de Saavedra y estábamos en bancarrota pensé retomar mi puesto como tahúr del Café Boyacá, pero mi padre se negó.
--No dudo hijo mío que seas un buen jugador. Pero aún eres muy joven y yo sigo siendo el cabeza de la familia, de modo que es a mí a quien le corresponde ocuparse de conseguir los ingresos necesarios para garantizar nuestra debida subsistencia.


Rasul recupero su puesto de guardaespaldas en el establecimiento de Zolotas, y de nuevo un mercader se convirtió en el tahúr de café Boyacá que era mi padre, Fernando mercader no tardo en transformarse en el mejor jugador del Caribe, una figura legendaria a quien pronto podaron el ojo, en parte porque era tuerto.

A finales de enero 1904 entre a trabajar en el taller de cerrajería de don Anastasio Belaunzarán de modo que no tarde en prosperar en el taller y, a los pocos meses, pase de ser aprendiz a convertirme en rutilante oficial de tercera categoría.

Pero no sería justo culpar a don Anastasio de mi desazón. Lo que sucedía en realidad; es que yo había sido hasta hacia no mucho, Little Jim, el Billy the kid de las cartas, el mejor jugador de Cartagena de Indias y de todo el Caribe.
El problema era que mi padre me había prohibido jugar a las cartas, y yo no tenía intención de desobedecerle; pero también están los gallos.

Conocí a Luis amaranto Moctezuma Sánchez una tarde de junio, en el puerto de Cartagena, justo cuando el acababa de desembarca procedente de México. Era un viejo de aspecto tosco y desaseado y si no empleo el término anciano para describirles porque esa palabra posee una dignidad que él estaba muy lejos de ostentar. Los escasos dientes que le quedaban se hallaban corroídos por las caries, ropa remendada, se cubría con un sombrero que debió ser blanco. En nada se diferenciaba de los muchos zarrapastrosos salvo por un detalle: Luis Amaranto llevaba en cada mano una jaula y en cada jaula un gallo pero aquellos gallos eran mucho más robustos y músculos. 
Por curiosidad entable conversación y descubrí que Luis Amaranto Moctezuma de Cuemavaca era un criador de gallos de pelea los pájaros se llamaban jericó y tirofijo, jericó es oriental puro ha ganado 6 peleas, tirofijo es sumatra pero no pelea es un semental.

Yo no tenía ni idea de oriental, sumatra y trifino no savia nada de peleas de gallos los únicos animales que me avían interesado eran caballos y los galgos de carrera.

Averigüe que el viejo se había visto obligado abandonar México y pretendía seguir su carrera de gallero en Colombia. Entonces, le propuse que nos asociáramos; yo no savia nada de gallos pero conocía Cartagena como la palma de la mano, y el había mucho de gallos, pero ignoraba todo acerca del país. Estamos como quien dice hechos el uno para el otro así fue como me convertí en gallero

Debo confesar que jamás me agradaron las peleas de gallos. Pero me encantaban las apuestas.
jericó demostró ser el espartaco de los gallos gano tres peleas consecutivas. Con el dinero conseguido compramos más gallos y unas cuantas gallinas para el semental practicase su particular y placentera forma de pelea. Luis Amaranto criaba y entrenaba a sus feroces pájaros yo negociaba combates, cruzaba apuestas. Alquile un corral, construí un ring para aves era perfecto, ganase el gallo que ganase me llevaba un porcentaje sobre las apuestas.

 Mi padre no me lo había prohibido expresamente, solo me ordeno que me mantuviera alejado de los naipes, decidí no contarle sobre las peleas de gallos. Durante el día era Jaime mercader en el taller de don Anastasio Belaunsaran, y por las noches me convertía en Little Jim el jugador, el gallero.

Entonces sucedió lo imposible mi padre decidió volverse honrado, en agosto de 1904 cuando volvía a casa me encontré con mi padre en la sala—Siéntate, Jaime, hijo mío, tenemos que hablar largo y tendido mi padre tenía muy buen aspecto, iba vestido con un traje de 3 piezas botines acharolados--comenzó a decir--, se trata de novedades a noche hable con Adamantios le comunique que no volveré a jugar en su local.

 Me quede de piedra. Durante unos segundos me sentí desorientado, mi padre siempre había querido acariciar montar un garito.

Voy abandonar el juego nuestra vida dará un giro de ciento ochenta grados. La segunda novedad que quería comunicarte: me he asociado con una honorable ingles llamado Nathaniel Byron Smart fundar una pequeña compañía de frutas
¿frutas? repetí boquiabierto

Si, frutas. Ya sabes, plátanos, piñas, papayas, mangos, y también cacao y café.

¿Café? repetí mi padre dijo hijo mío, si sigues repitiendo esta conversación se va a ser eterna

Perdona, es que no la acabo de entender--me corrigió--. Se llamara compañía frutera del bajo magdalena y del caribe Nataniel posee contactos con empresas europeas exportaremos frutas a EE.UU, Inglaterra, Alemania y Francia.

No podía dar crédito, ¿mi padre en una especie de comerciante de nabos?

Ahora cuéntame donde está el truco,

--No hay trampa ni cartón, Jaime. Será negocio legal.

Pero papa tú siempre has dicho que solo los ricos pueden permitirse el lujo de ser honrados y nosotros somos ricos.

Pero eso te lo dije en España estamos en América, donde cualquier hombre emprendedor puede a ser fortuna.

Ese no podía ser mi padre; era como si lo hubieran sustituido, o como si estuviera poseído. Me sentía tan desconcertado que mi padre aprovecho para decirme:

--Nathaniel y yo pretendemos poner en marcha la compañía cuando antes, hemos alquilado un almacén cerca del puerto. Dentro poco comenzaran a llegar los cargamentos de frutas, a partir de este momento quedas nombrado encargado de almacén de la Compañía Frutera del Bajo Magdalena y del Caribe. Bueno, de momento podrás seguir trabajando en el taller de don Anastasio, si la cerrajería era un auténtico aburrimiento ¿cómo sería trabajar en un almacén de frutas?
Hijo mío. Como he dicho antes, este negocio es absolutamente legal, por eso tu deberás abandonar ese tinglado de gallos, puse cara de póquer ¿gallos? – pregunté-

Mira Jaime, hijo mío, si crees que puedes montar tu corral sin que yo me entere, tienes una opinión muy pobre de mí ¿Qué clase de padre seria si no me preocupara de saber en que anda metido mi único hijo? Está bien, eres emprendedor posees iniciativa y eso me gusta.
Es de vital importancia que no te metas en líos, somos honestos hombres de negocios.

Había comprendido que debía retirarme del lucrativo negocio de las peleas de gallos.

Sospeche por primera vez que las cosas no eran exactamente como parecían cuando supe que mi padre había contratado a Rasul Alí Akbar para el puesto de jefe la flor y nata de los guardaespaldas.
Ocurrió un sábado por la noche en el local, donde se servía cualquier cosa menos café. Al fondo mi padre jugaba al póquer con cuatro incautos. En el otro extremo, acomodado frente a una mesa, estaba Rasul Ali Akbar, recuerdo bien llevaba un traje negro con chaleco, camisa blanca y lazo. El Sirio portaba dos pistolas máuser, jamás se separaba de sus armas.

Todo discurría con normalidad aquella noche en el café Boyacá a eso de la una de la madrugada un grupo de marineros yanquis, irrumpió en el local. Serían once o doce, al cabo de pocos minutos, comenzaron los problemas.
Uno de los marineros, empezó a molestar a una de las chicas. El cliente que estaba con ella intentó defenderla y acabó tumbado en el suelo. Entonces, los amigos del tipo noqueado se levantaron, dispuesto a defenderle, estaba a punto de estallar una multitudinaria reyerta cuando una voz ordeno:
¡basta!
Rasul Alí Akbar, apuntaba con sus máuser al grupo de marineros –dijo en tono tranquilo-largaos.

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