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Síntesis Capítulos 1 A 5 "Historia De La Inmigración En Argentina" - Bjerg


Enviado por   •  4 de Julio de 2013  •  2.363 Palabras (10 Páginas)  •  581 Visitas

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INMIGRACIÓN EUROPEA

Entre 1880 y 1916 se dio un flujo inmigratorio cada vez más creciente. La llegada de esa marea de europeos llevó a pensar a las clases dirigentes en la necesidad de integración de una sociedad cuya heterogeneidad complicaba la identidad nacional.

Investigaciones sobre la historia de la inmigración estuvieron marcadas por dos modelos sociológicos: uno apelaba a la noción de Crisol de razas, entendiendo a la Argentina como una sociedad integrada en la que los inmigrantes se habían asimilado sin conflicto en una matriz social y cultural preexistente, desdibujando diferencias. El otro utilizaba el concepto de pluralismo, entendiendo a la nuestra como una sociedad en la que coexistían distintas identidades culturales a las que los inmigrantes tomaban como referencia en tanto representaciones como prácticas cotidianas.

En 1876 se dictó la Ley 817 de Inmigración y Colonización, que fue promotora de la inmigración ya que proponía ordenar iniciativas que impulsaran un salto cuantitativo del flujo y un cambio cualitativo a través del fomento de la migración desde algunas regiones en particular de Europa, retomando la idea sarmientina del migrante como agente civilizador en contra de la barbarie. Se intentaba entonces diversificar la conformación del flujo favoreciendo la inmigración de agricultores de Europa del Norte, para equilibrar una corriente dominada por Italia. Sin embargo, los italianos mantuvieron su predominio.

Además de la voluntad de fomento, vista en la encarnación de una red de agentes de inmigración en Europa, la creación del Hotel de Inmigrantes y la Oficina de Colocación, la ley buscaba encauzar la colonización agrícola, en particular en Santa Fe.

Los rasgos comunes de los europeos que llegaron al país entre Caseros y la ley de 1976 eran que, en su mayoría, eran varones jóvenes, con baja calificación laboral, de origen rural y con una alta expectativa de regresar a sus lugares de origen. Las mujeres, niños y familias eran escasos en el flujo, y las que llegaban lo hacían atraídas por los programoas de colonización en el campo santafecino.

A pesar de esfuerzos colonizadores, la mayoría de los inmigrantes se concentraron en las zonas urbanas (Buenos Aires y Rosario, favorecida en crecimiento por cercanía con el Paraná).

La mayoría de los inmigrantes llegados eran provenientes de Italia, a estos les seguían los españoles y luego los franceses.

En 1880 numerosos factores impulsaron el aumento masivo de las entradas de migración europea:

- La inclusión de la economía local en el mercado mundial

- La expansión de la frontera agropecuaria

- La atracción de capitales extranjeros

- La ampliación de la red ferroviaria

- La urbanización

La composición de nacionalidades del flujo continuaba siendo dominada por los mismos grupos que antes. Sin embargo, es posible advertir que la política de pasajes subsidiados contribuyó a diversificar el flujo impulsando la migración de españoles, y en menor medida de belgas, franceses y holandeses. Sin embargo, los italianos seguían siendo mayoría.

La crisis de 1890 produjo un duro golpe a la corriente migratoria, por un lado, porque los problemas financieros detuvieron la política de pasajes subsidiados, y por el otro, porque la depresión sobre la economía local desalentó a los potenciales inmigrantes. Recién en 1896 volvieron a alcanzarse las cifras de entradas de mediados de los 80.

En 1900 comenzó a ampliarse la heterogeneidad, tanto religiosa como cultural, con la llegada de nuevos grupos como los judíos ortodoxos, maronitas y musulmanes. En 1914 la cantidad de habitantes se había duplicado, y la urbanización era una de las principales novedades.

En 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, se produjo un freno al flujo de población extranjera producto de las limitaciones a los desplazamientos ultramarinos y la movilización a los frentes bélicos. La guerra también golpeó la economía local desatando una crisis en el sector industrial, poniendo freno a la expansión agrícola y ganadera y abriendo una época de desocupación. Sin embargo, la rápida recuperación de la economía argentina posguerra, más la implementación de restricciones a la inmigración en Estados Unidos, dieron un impulso nuevamente a la llegada de inmigrantes al país.

Lejos de las políticas de fomento de inmigración, las clases dirigentes de la primera posguerra se mostraron preocupados por los efectos no deseados de las migraciones, iniciando debates sobre la necesidad de regular y limitar el flujo. De todas formas, la corriente de población se recuperó hacia 1920, llegando no solo inmigrantes en búsqueda de oportunidades económicas, sino también aquellos que abandonaban Europa por razones políticas.

En 1930 la crisis desencadenó una fuerte caída de las migraciones, a lo que contribuyeron las medidas restrictivas con las que el gobierno intentó hacer frente a los efectos de la crisis en el plano doméstico.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial impulsó un nuevo punto de crisis en el flujo, de la que recién se recuperaría hacia 1945. El fin del conflicto vino acompañado de una de las etapas de mayor crecimiento en la economía local, ya que la expansión de la actividad industrial y el incremento de la demanda de mano de obra convirtieron a la Argentina en una meta para numerosos europeos. La política migratoria de esos años no fue ajena a las clásicas preocupaciones sobre la ruptura de la homogeneidad nacional, por lo que se sancionó en 1946 la Ley de Colonización e Inmigración, que discriminaba a refugiados y desplazados en beneficio de italianos y españoles.

El primer peronismo impulsó una política migratoria que seguía criterios selectivos y de regulación estatal, pero recuperaba la tradición de puertas abiertas intentando beneficiarse del enorme caudal de trabajadores que la guerra había dejado como salgo. Sin embargo el gobierno se propuso privilegiar el ingreso de personas con calificación y preparación técnica, y las preferencias se orientaron hacia españoles e italianos, para lo que se firmaron acuerdos de cooperación con Italia y España que prometían asistencia y beneficios, pago de los pasajes y gastos iniciales, asesoramiento sobre trabajo, vivienda, envío de remesas y capacitación profesional.

La novedad de aquella época fue la inmigración clandestina y llegada de prófugos criminales de guerra.

A partir de 1951 la caída de la inmigración

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