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Ciudades para la gente


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2019  •  Monografías  •  2.208 Palabras (9 Páginas)  •  150 Visitas

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CIUDADES PARA LA GENTE

(Jan Gehl)

En las ciudades, las actividades que se desarrollan se pueden dividir en dos grupos: actividades de movimiento y de permanencia. Ambas pueden incluir una gran variedad de actividades que dependen del contexto y nivel económico; en países en vías de desarrollo, la mayoría de las actividades surgen de la mera necesidad, por ello la calidad del entorno urbano no ejerce influencia en las tareas que se llevan a cabo en el espacio público. En los países económicamente más avanzados , en cambio, las actividades se llevan a cabo por el deseo de hacerlas, la gente camina, se sienta y para en los sitios que encuentra más atractivos, por ello es que en estos lugares la calidad urbana es una característica esencial.

Las actividades de permanencia pueden ser clasificadas de acuerdo al grado de necesidad que ostentan: En un extremo se encuentran las tareas que no dependen de la calidad urbana, como el comercio callejero, la limpieza y el mantenimiento. En medio, los bienes y materiales que circulan mientras la gente espera cruzar las esquinas o a la espera del colectivo. Y en el otro extremo están las actividades de permanencia opcionales, como el estar en el banco de una plaza o sentarse en un café, escenarios en los que la calidad de la situación, del clima y del sitio es fundamental.

Cuando hablamos de actividades de permanencia, la calidad urbana es tan importante que puede ser utilizada como patrón para medir el grado de atractivo que tiene una ciudad. La cantidad de gente que circula en un lugar puede ser señal de la calidad urbana de un lugar, por ejemplo en Roma llama la atención la gran cantidad de gente parada o sentada en una plaza, sin moverse, sin la necesidad de hacerlo sino por gusto, por la calidad que ofrece el entorno y que alienta a que esto pase.

Pararse es una actividad de corto plazo, ya que el tiempo que una persona puede hacerlo sintiéndose cómoda es limitado y los requerimientos de calidad para ello son mínimos. La situación es diferente cuando la gente se detiene por periodos más largos de tiempo, ya que las personas que, por ejemplo, se deben encontrar con alguien o no sabe cuánto tiempo se debe quedar allí, buscan lugares atractivos donde hacerlo, generalmente sobre los bordes urbanos, lo que se conoce como el “efecto de borde”. Al apoyarse sobre el paramento no se interrumpe el tránsito peatonal y se puede observar todo el contexto de forma discreta teniendo cubierta la espalda, por lo que no vendrán sorpresas detrás, hay contención física y psicológica. El espacio urbano sin bordes no ofrece alternativas atractivas para quedarse. El factor común que tienen los espacios urbanos vacíos en áreas nuevas es que nadie se tomó el trabajo de proveerles bordes activos y actividades de permanencia, es decir, la gente literalmente no tiene ninguna razón para quedarse allí.

Si queremos encontrar que elementos de una fachada urbana pueden ser considerados óptimos para que la gente los use y se sienta protegida los nichos saltan a la vista, ya que son lugares que generan fácilmente cobijo, donde hay algo en que apoyarse, hay protección contra el viento y demás factores climáticos y ofrece buenas vistas del entorno, además de la atracción de pasar casi por inadvertido. En estos lugares el individuo puede esconderse con la posibilidad de emerger rápidamente si ocurriese algún evento sobre la calle o vereda. Respecto a los sentidos y comportamientos de las personas, las ciudades que ofrecen mejores opciones para permanecer tienen fachadas más rugosas y buenos puntos de apoyo. Por el contrario, los lugares sin bordes o frentes lisos, sin detalles tienen poco que ofrecer en cuanto a “psicología de permanencia”.

La gente que debe permanecer por un tiempo prolongado, se cansa de estar parada y busca rápidamente un lugar donde sentarse, y cuanto más extenso sea el periodo que deba esperar, más empeño pondrá en la búsqueda del lugar justo para instalarse. Según estudios que se llevaron a cabo en Estocolmo, los requerimientos generales que hacen a la ciudad un buen sitio para sentarse son: un microclima agradable, preferentemente cerca de un borde con la espalda contra la pared y la ausencia de polución, con buenas vistas como espejos de agua, buena arquitectura, obras de arte, árboles y plantas, etc.

El estudio indica que hay relación entre la calidad de los asientos de un sitio y el uso individual que se hace de ellos: los asientos que no tenían mucho que ofrecer eran raramente usados, mientras que aquellos que gozaban de numerosas cualidades tenían un porcentaje de ocupación mayor. Igualmente, siempre habrá unos cuantos asientos libres en cualquier espacio público, ya sea porque la gente se mueve o le gusta dispersarse, o bien porque aplica la ley de separación “a un brazo de distancia”, esto es, a las personas les gusta sentir que están próximas a otras, pero no tan cerca.

El grado de confort que ofrece un asiento juega un rol importante tanto en la elección como en la cantidad de tiempo que uno permanecerá en él. Proveer una cantidad optima y variada de asientos en la ciudad requiere de combinar asientos primarios y secundarios. Los asientos primarios son esencialmente muebles, con respaldo y apoyabrazos, como bancos de plaza, sillas, asientos de bares, en los que las piezas contribuyen a la comodidad de las personas que quieran permanecer un tiempo prolongado en el lugar, o de aquellos como los adultos mayores que necesitan de ayuda para sentarse o pararse. El diseño es también muy importante, al igual que los materiales, el grado de aislamiento térmico y su resistencia al agua. Los asientos secundarios son aquellos lugares donde la gente puede detenerse y descansar de modo más espontaneo. Hay gran variedad de objetos que pueden ser usados con este fin como pedestales, escalones, bolardos, monumentos, fuentes de agua y hasta el mismo suelo urbano. En aquellos días que existe gran demanda por sentarse, los asientos secundarios hacen una gran contribución para complementar la oferta.

Por otro lado, las opciones de permanencia del ámbito semiprivado ubicadas sobre los bordes urbanos también pueden tener impacto en el nivel de actividad total de una ciudad. Estudios realizados sobre diversas áreas centrales urbanas, calles y complejos residenciales indican que la permanencia en un balcón, una terraza o jardín delantero que bordea el espacio urbano, muchas veces suma un gran porcentaje a las actividades de permanencia. De todas las actividades de permanencia que se presentan sobre una zona de borde urbana, los cafés y bares que se abren sobre una vereda juegan un papel importante en la conformación del paisaje urbano contemporáneo, debido a que en las últimas tres décadas, las opciones de consumir al aire libre se han expandido a lo largo del espacio urbano. La popularidad de los cafés o bares y los largos periodos que la gente permanece en ellos pone de relieve la atractiva combinación de los factores que ofrece: sillas cómodas y buenas vistas del entorno urbano y la gente que circula por él. Tomar el café es la excusa cuando la causa realmente es la de tomarse un tiempo de recreación y disfrutar del espacio urbano.

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