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Consideraciones Sobre El Magisterio De Educación básica


Enviado por   •  22 de Agosto de 2011  •  4.167 Palabras (17 Páginas)  •  866 Visitas

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Consideraciones sobre el magisterio de educación básica

Jorge E. Mesta Martínez

Ma. Eugenia Espinosa Carbajal

Docentes de la DGENAM

1- La tradición normalista

Para los viejos maestros ser copartícipes de una educación de Estado los hacía profundamente orgullosos, se sentían ser uno de los productos más acabados de una de las promesas de la Revolución mexicana: la educación pública, laica y gratuita; promesa que quedó plasmada en el artículo 3º. que era a la vez y al igual que toda la Constitución, norma y programa a realizar.1

Pero su orgullo no sólo se circunscribía al apoyo a la educación y su norma inmediata el Artículo tercero, se consideraban también parte integrante y constructores del Estado revolucionario emergente: el nacionalismo, el antiimperialismo, el jacobinismo, el rescate de nuestro pasado histórico -sobre todo el legado de las culturas prehispánicas- así como la integración a las luchas populares, entendiendo la integración como el apoyo a las mayorías pobres, sobre todo campesinas, obreras e indígenas, todo con imágenes, simulaciones y envolturas socializantes, serían los valores que servirían de amalgama a la participación de los maestros.

Estos valores dirigieron conductas y comportamientos que se expresaron nítidamente en actos cívicos, manifestaciones artísticas, discursos e intervenciones públicas de funcionarios de las instituciones educativas y de los diversos sindicatos primero y del SNTE después.2

La educación se entendió, como la entendieron los constituyentes del 17, como derecho social, factor de movilidad social y elemento fundamental de consenso político, dándole un papel privilegiado, como si ella misma fuera la panacea de la redención y salvación de nuestro país, olvidándose de los otros órdenes de la realidad: la política económica y la estructuración de un orden político más justo y participativo.

Los maestros formados en las escuelas normales, producto de un pasado cuyas raíces estaban en la Revolución mexicana, sirvieron indudablemente a la construcción del poder que se estaba construyendo, las formas que adquirió éste poder en México: centralización, corporativismo y partido hegemónico, -no privativo sólo de nuestro país- permitieron el control político y la gobernabilidad que dio estabilidad por cerca de 70 años a nuestra nación y permitió la acumulación de capitales y riqueza necesarios que sirvieron de base para construir una sociedad de mercado, con el apoyo del uso y abuso del Estado. Sin este apoyo, es decir, sin la política económica instrumentada por el Estado mexicano –avalada por los organismos internacionales- no se puede entender el origen de la mayoría de los capitales que hoy usufructúan el poder económico y que son los beneficiarios directos, casi únicos, de los tratados de libre comercio y de la globalización.

Las escuelas normales, sus organismos de actualización y sus instituciones directivas y normativas: las Misiones culturales, las normales rurales, el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio (IFCM), la Dirección General de Educación Normal (DGEN) y posteriormente la unión de éstas últimas en la Dirección General de Educación Normal y Actualización del Magisterio (DGENAM) fueron actores destacados de ese proceso, con sus euforias y dramas, con sus triunfos y errores .

2- La crítica de izquierda

Pero este país cambió como fueron cambiando los contextos internacionales, de una escasa población de quince millones al inicio de siglo a más de sesenta a finales de los años sesenta, de una población rural a una urbana, de un país con ausencia de clase media a un país con un crecimiento importante de la misma, además del surgimiento y crecimiento de grupos sociales que acaparaban la riqueza y luchaban por el control político.

De un entorno internacional de cooperación con el bloque socialista a la guerra fría, de un permitir las veleidades socializantes y populares a un endurecimiento de posiciones políticas y posturas ideológicas y a una arterosclerosis política que impedía nuevas ideas, proyectos y alternativas.

Los símbolos de la unidad en torno al Estado revolucionario: la justicia social y un Estado popular, se vieron cimbrados primero por las huelgas magisteriales y obreras de 1956, 1958, 59 y 60. El mito fundante de la continuidad de la Revolución mexicana y sus símbolos fueron cuestionados, sobre todo por los centros públicos de educación superior especialmente por la intelectualidad de izquierda participante en las universidades. La represión del movimiento obrero y magisterial y la cerrazón del gobierno a cualquier manifestación disidente, unido al contexto internacional: la Revolución cubana, la discrepancia chino-soviética, la lucha anticolonialista, la guerra de Vietnam, pondrían en duda el carácter revolucionario y popular de nuestro régimen político. Proceso que culminó con el movimiento de 1968.

La crítica más acerba se dio en torno a la educación y a la formación de profesores, es decir a la educación normal. Como menciona Beatriz Calvo:

En resumen, una importante función de la educación nacional ha sido la trasmisión de la ideología oficial y, como parte de ésta, la inculcación de los educandos de un profundo nacionalismo. “Estos sienten vivir en un país libre, unido y democrático...Que los niños mexicanos sean en su gran mayoría de un gran nacionalismo, que acepten sus símbolos y mitos, que se sientan profundamente vinculados con su patria, es normal. Para ello reciben una educación de contenidos nacionales y nacionalistas”.(pp.103-108) Y es en este sentido que la educación normal resulta determinante para la trasmisión de esta ideología. Durante el tiempo que el normalista pasa en la normal, recibe, además, otra preparación de “especialista”: “especialista“ en el rito político, con el objeto de convertirlo en uno de los más importantes agentes de la trasmisión de la cultura política. Por una parte, se le insiste sobre la legitimidad de nuestros gobiernos como gobiernos revolucionarios que siempre actúan fieles a los valores, principios y mandatos de la Revolución mexicana; se hace hincapié en la importancia de aquellas reformas sociales dirigidas a las masas, tales como reivindicaciones sociales de los grupos más necesitados, la liberación del obrero y campesino, la reforma agraria, la alfabetización de las masas, la construcción de las carreteras, hospitales, escuelas, la organización obrera, la industrialización del país, el rescate de los recursos naturales, etcétera, que han permitido hacer efectivos los postulados

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