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Direccion Estrategicas

daniela22093 de Noviembre de 2014

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RESUMEN

El presente trabajo constituye un esfuerzo por mostrar aspectos teóricos relacionados con la dirección estratégica como método de dirección mundialmente reconocido, de manera tal que pueda constituir no una receta inflexible para administrativos e investigadores del tema, sino como otra mirada que se ha fijado en este sentido.

Para realizar el mismo se han tenido en cuenta los métodos histórico-lógico, análisis y síntesis, de lo abstracto a lo concreto y la revisión documental, asistiendo como soportes de esta exposición sintetizada acerca de los elementos fundamentales que identifican a la dirección estratégica como sistema de administración, significando especialmente las 3 etapas o momentos que la integran: La formulación de la Planeación Estratégica, su implementación y su control.

Se formulan 2 conclusiones que sintetizan elementos esenciales vinculados con los resultados obtenidos y dirigidas a promover y lograr, la aplicación de la Dirección Estratégica.

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Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato

González Pérez, Cabrera Rodríguez: "La dirección estratégica y sus etapas constituyentes" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 162, 2012. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/cu/2012/

I. INTRODUCCION

Aunque se plantea que los antecedentes de la dirección estratégica datan desde hace más de dos mil años a.n.e, esta comienza ha difundirse desde el ángulo de la dirección a inicios de la década del 60 del siglo XIX, resurgiendo como una respuesta a los nuevos retos impuestos por el propio desarrollo de las sociedades que complejizan el actuar de las organizaciones, llevándolas por caminos a veces inciertos y desorientadores, en medio de un entorno convulso, dinámico y muy cambiante.

Es así que, como paliativo a tanta incertidumbre, emerge la perspectiva estratégica de la dirección, la cual comenzó a abrirse paso a escala internacional, constituyendo todavía en la actualidad el enfoque paradigmático y más recurrente para la conducción exitosa de los sistemas organizativos. La misma desde un principio hizo suya, de manera especial, los antecedentes de la Dirección por Objetivos DPO), lo que se explica por el hecho de que los Objetivos, asumidos como la expresión de los resultados que se pretenden alcanzar, representan el elemento de salida fundamental de todo proceso estratégico acometido en las organizaciones.

Los influjos de estos enfoques, probados de manera exitosa en numerosos sistemas organizativos de diversas naciones, sobre todo de las más desarrolladas del mundo, llegaron a nuestro país en los finales del siglo pasado, comenzándose su aplicación en la última década del mismo.

Fue precisamente el Ministerio de Educación Superior (MES) el pionero en Cuba en la introducción de tales técnicas novedosas de dirección, en lo cual involucró desde un principio a su red de universidades. Así, el curso académico 1992-1993 marcó el inicio de la aplicación formalmente de la DPO en el mismo y en Cuba, lo que creó las bases para que, 4 años después, se formulara la primera proyección estratégica de este organismo y de sus instituciones subordinadas. Al respecto, Vecino (1), señaló que: “... en los momentos iniciales de este trabajo empezamos a prepararnos para enfrentar el futuro y al transcurrir el tiempo, nos fuimos dando cuenta de la importancia de trabajar no sólo en las tareas operativas, sino de proyectarnos un poco más allá y, dado que el propio proceso tecnológico del método empleado nos llevaba a la proyección estratégica, asumimos el reto de aplicar esta última, como vía factible para alcanzar la Universidad del futuro”.

Estas sucesivas experiencias del MES constituyeron el referente directo para que posteriormente la alta dirección de nuestro país decidiera la introducción de estos enfoques en todos los Organismos de la Administración Central del Estado (OACE) y Gobiernos Territoriales y en las entidades a ellos subordinadas. Fue así como en 1995 se indicó proceder a la introducción masiva de la DPO y en el 2000 la introducción del enfoque estratégico por objetivos, al que se le imbricó en el 2002 lo concerniente al basamento en valores.

El tiempo transcurrido desde la experiencia inicial del curso 1992-1993, no exento de deficiencias e insuficiencias en ese empeño, ha corroborado la validez del mismo, lo que tiene que ver con el hecho de que también la educación superior cubana es impactada e influida en un sentido u otro por los influjos del entorno, el cual se torna cada vez más cambiante y menos predecible, lo que obliga a utilizar enfoques y mecanismos de dirección que ayuden a evitar o, cuando menos, a paliar las sorpresas del futuro, especialmente de las de signo negativo, como garantía no solo de la necesaria supervivencia, sino esencialmente del desarrollo ascendente sostenible.

Lo cierto es que la universidad cubana contemporánea como sistema organizacional no actúa en una urna de cristal, ajena al mundo que la rodea y por tanto no escapa a los efectos de la internacionalización, que conduce a un reclamo entre países, y sus entidades e instituciones, por incrementar las relaciones con su entorno, aún en medio de una lucha incesante por la competencia, a lo que en nuestras características específicas se le suman los varios procesos internos que tienen un impacto importante en estas instituciones, cuales son los casos de la universalización de los conocimientos, los Programas de la Revolución y la Batalla de Ideas, entre otros.

En el propio centro de estas condiciones nuestras universidades deben continuar avanzando a la vez que se insertan en las transformaciones necesarias para garantizar como institución social, el encargo de preservar, desarrollar y difundir la cultura regional, nacional y universal. Al respecto, Cortina (2), ha planteado que “... la Universidad no puede verse sólo como el centro formador de hombres, sino también de cultura, de producción científica e innovación tecnológica, vinculada con la sociedad, para aportar a la comunidad y, a la vez , nutrirse de ella con un alto nivel de actualización científico-técnico”.

En ese empeño insoslayable, el encuentro, primero, con la Dirección por Objetivos, y, posteriormente, con el enfoque estratégico, y, sobre todo, la voluntad manifiesta de su aplicación y de su perfeccionamiento continuo han devenido factores que han contribuido a que la educación superior cubana haya garantizado en lo esencial el cumplimiento de su encargo social en estos duros años de Período Especial en que ha vivido nuestra nación. Esta propia lectura puede hacerse en el marco de la Universidad de Granma y de sus Facultades afines.

1.1 La Dirección Estratégica de los sistemas organizativos.

En el presente capítulo se presenta la sistematización del marco teórico-conceptual relativo al tema estudiado, resultante de la revisión bibliográfica realizada, el cual sirve de fundamento para una adecuada interpretación de los procesos estratégicos en los sistemas organizativos y, consiguientemente, de los resultados de esta investigación.

1.1.1 Del concepto de estrategia a la dirección estratégica.

Estrategia es un concepto que a partir de su surgimiento y en el transcurso del tiempo se ha ido adaptando prácticamente a todos los campos de la vida, desde el área militar donde tiene su génesis con el diminuto libro “El Arte de la Guerra” del filósofo chino Sun Tzu, hasta en la literatura romántica con el poema “Táctica y Estrategia” de Mario Benedetti.

A pesar de toda la diversidad de géneros en que podemos encontrar este término, no cabe dudas que en el campo donde más se ha trabajado, es en el mundo de los negocios y de las instituciones y organizaciones en general y es a partir del mismo que, precisamente a inicios de la década del 60 del siglo XIX, comienza a difundirse el conocido enfoque estratégico de la dirección sobre la base de los trabajos acometidos en relación con ello por Chandler (7).

El término estrategia para las organizaciones surge en medio de la complejidad de los problemas organizacionales, con ambientes cada vez más dinámicos, inestables y competitivos. Estos factores condujeron a la necesidad de crear nuevas herramientas de la dirección que les posibilitaran a los administradores actuar de forma proactiva y flexible, con el fin de lograr los objetivos organizacionales atenuando el impacto que sobre ellas tienen tanto el entorno interno como externo.

Debido a los diferentes campos en que ha sido utilizado el término estrategia, podemos encontrarnos, a su vez, diferentes formas de conceptualizarlo, pero es en el ámbito de las organizaciones y en específico de su actividad de dirección en el que Ronda y Marcané (8) han encontrado 36 conceptos diferentes del mismo, abordados por varios autores entre los años 1962 y 2002, a partir del estudio de diversos esfuerzos de aplicación del enfoque estratégico en disímiles sistemas organizativos, cuyos empeños no han rebasado en la mayoría de los casos lo que hoy día, y desde antes, se conoce como planeación o planificación estratégica, que se distingue de un propósito cualitativamente superior y de mayor alcance que es la dirección estratégica, de la cual aquella es solo una parte o momento. Los conceptos en cuestión llegan hasta los días que transcurren y dichos autores los distinguen en

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