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EL MERCADER DE VENECIA


Enviado por   •  4 de Marzo de 2015  •  1.070 Palabras (5 Páginas)  •  304 Visitas

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EL MERCADER DE VENECIA: análisis jurídico.

En El Mercader de Venecia se sugiere que Shylock, como medio de vida, presta a interés a los no judíos. Él es un judío que vive en una sociedad predominantemente cristiana. Usurero de profesión (el concepto de usura ha variado sustancialmente, era simplemente cualquier interés que se cobrara por un préstamo, y no, como se entiende hoy en día, un interés excesivo) tiene una función social pero es un descastado de la comunidad, siendo escupido y pateado en público por el “buen cristiano”, Antonio, quien le pide un préstamo.

Resentido, encuentra de esta manera la forma para llevar a cabo sus deseos de venganza y celebra un contrato de mutuo con su enemigo, afianzando la obligación con la obtención de una libra de carne extraída del cuerpo de su deudor, en caso de incumplimiento.

Como vemos, estamos ante un contrato de mutuo, con fecha cierta de devolución de la suma entregada y una cláusula penal a favor del acreedor en caso de incumplimiento del deudor (la libra de carne de Antonio). Desde el punto de vista jurídico, al tratarse de un acuerdo contractual, rige el adagio latino “pacta sunt servanda” (traducido libremente como “el pacto es ley entre las partes”), principio del derecho

contractual que hasta el presente tiene vigencia. Vencido el plazo fijado en el contrato, Antonio no cumple con honrar la obligación, en vista de que los barcos con las mercancías de su propiedad no han llegado a buen puerto, estando en consecuencia imposibilitado de pagar la deuda, por lo que Shylock exige la ejecución de la cláusula penal a su favor por incumplimiento del deudor, recurriendo al supremo tribunal de Venecia en busca de tutela judicial.

El petitorio de Shylock es bastante concreto: ya no estriba en el pago de la deuda, así esta sea doblada o triplicada en su monto original como buenamente le ofrecen los amigos de Antonio, sino en la ejecución de la cláusula penal: no cumpliste con pagarme en el momento oportuno, exijo como resarcimiento una libra de tú carne.

Hasta allí la razón y el derecho parecen asistir a Shylock. El tribunal de Venecia se muestra impotente para negar el pedido del viejo prestamista sin caer en el descrédito. Venecia vive del comercio y debe respetar sus leyes para tener credibilidad ante el extranjero y parece no le queda más remedio que ejecutar lo que en el contrato se encuentra pactado. Una institución que se cree nueva, la seguridad jurídica, no lo es tanto, quizás sea tan antigua como

el comercio entre las naciones, Venecia era una ciudad comercial por excelencia, por lo que los extranjeros debían estar seguros que la ley se iba a cumplir igual para ellos en caso de acudir a la justicia.

En ese momento dramático irrumpe en el tribunal Porcia, disfrazada del joven abogado Baltasar, a fin de asumir la defensa de Antonio. Al inicio de su defensa parece que le da la razón a Shylock, siguiendo las reglas del derecho contractual, obviamente todo contrato debe cumplirse de acuerdo a lo estipulado en el mismo, pero, en la parte final de su alocución Baltasar/Porcia realiza un giro de 180º, al señalar que si bien es cierto que la cláusula

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