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ENSAYO DEL LIBRO "EL VENDEDOR MAS GRANDE DEL MUNDO"


Enviado por   •  3 de Junio de 2012  •  1.839 Palabras (8 Páginas)  •  1.295 Visitas

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EL VENDEDOR MAS GRANDE DEL MUNDO

Hafid era uno de los más grandes vendedores del mundo un anciano y vivía en un palacio lleno de riquezas, cuando se da cuenta que su vida estaba llegando a su fin llama a Erasmo su tenedor de libros al cual le encomienda vender todos sus bienes y repartirlo entre los pobres y sus empleados.

Hafid se sentía muy agradecido de la incondicional amistad y lealtad de tantos años por lo cual lo llevó a tomar dicha decisión como motivo de agradecimiento hacia Erasmo.

Así que una vez encomendada la tarea al día siguiente Hafid llevó a Erasmo a una sala dónde no había entrado nadie en todos los años que Erasmo llevaba al lado de Hafid, unos comentaban que si tenía lingotes de oro, otros que si productos de incalculable valor,... Pero en esa sala, resguardada día y noche por un guardia, no había más que un cofre con unos pergaminos dentro, Hafid le explicó que esos pergaminos contenían el secreto del arte de vender. Y que se lo regalaría a él.

Ante esta conversación, Hafid, no puede evitar empezar a recordar cuando su jefe, Pathros le entregó los pergaminos. Lo recordaba como si fuese ayer...

Cuando Hafid era el camellero de Pathros, un día fue a hablar con él y le dijo que siempre había soñado ser un gran vendedor como su jefe, así que, Pathros, al considerar a Hafid tan buen empleado y tan leal, le dio la oportunidad de comenzar su carrera de vendedor, le entregó el más hermosos mantos del mundo, le dijo que partiera hacia Belén ya que ninguno de sus comerciantes vendían jamás allí, porque se decía que era un lugar tan pobre que no tenía ni para comprar mantos, pero, sin embargo, Pathors había vendido allí más mantos que en cualquier otro lugar. Hafid le preguntó por el precio, y éste le dijo que por lo menos un decenario de plata que le tenía que enviar a él y que si sacaba algo más se lo podía quedar para él mismo. Le dijo que no pondría a nadie para que ocupara su cargo cuando regresara por si acaso se arrepentía.

Ya en Belén la suerte no le acompañó, llevaba allí cuatro días y no había conseguido vender el mando, así que se fue a la cueva dónde tenía sus pertenencias y se encontró con que había luz, entonces decidió ir en silencio para tratar de descubrir al ladrón; pero al entrar en la cueva se encontró con la sorpresa de que había una pareja con un hijo en brazos, Hafid sintió tanta tristeza que decidió regalarle el manto. Así volvía con la cabeza cabizbaja y no lograba entender como había sido tan necio de regarle a alguien que no conocía el precioso manto de su jefe Pathros.

Cuando llegó al campamento, Pathros estaba muy contento y le dijo que no olvidaría esa noche nunca y todavía se puso más contento al ver las manos de Hafid vacías, ya que éste suponía que había vendido el manto. Pathros le invitó a entrara en su tienda y allí dentro Hafid tuvo el valor de confesarle que había regalado el manto a una familia pobre, Pathros le dijo que esta noche no le había beneficiado pero que a él si, puesto que detrás de Hafid había venido una estrella. Estando ya en Palmira. Le dio el cofre con los pergaminos, y 100 talentos de oro, le dijo que fuera a Damasco, pues era ciudad para poner en práctica todo lo que le enseñaban los pergaminos; una vez allí cogería el pergamino número uno y lo leería repetidamente hasta estar seguro de entender perfectamente su significado, luego tendría que hacer lo mismo con los otros pergaminos, de los cuales cada uno le enseñarían algo fundamental para ser el mejor vendedor. Una vez leídos todos los pergaminos, y entendidos perfectamente, no debía acumular todas las riquezas para él las debía repartir a mitad entre los menos afortunados que él. Y luego le dijo la condición más importante que era que nadie podía saber lo que ponía en los pergaminos excepto él; y que un día aparecería una persona que le daría una señal, y que cuando él estuviera seguro de corazón de que es la persona elegida le haría entrega de los pergaminos. Así Pathros se despidió de él, y le dijo que no lo iba a volver a ver jamás.

Se quedó durmiendo y a la mañana siguiente recordó las palabras de Pathros, “El fracaso nunca te sobrecogerá si tu determinación para alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa”, y ahora más decidido que nunca comenzó a leer el primer pergamino.

PRIMER PERGAMINO “Me formaré buenos hábitos y seré el esclavo de esos hábitos”.

Es uno de los primeros pasos para lograr lo que nos proponemos; somos esclavos de los hábitos que nos formamos y estos deben ser po lo tanto buenos hábitos. Para formar un hábito deberá repetirlo siempre. Como dice Og Mandino en su libro: “porque cuando un acto se hace fácil mediante la repetición constante se convierte en un placer realizarlo y si es un placer realizarlo corresponde a la naturaleza del hombre el realizarlo con frecuencia”.

SEGUNDO PERGAMINO “Saludaré este día con amor en mi corazón”

Este pergamino se refiere a que el afecto que sentimos por nuestros semejantes nos hace mejores personas; ellos descubren el afecto en nosotros. Como dice en el libro: “podrán contradecir mi razonamiento, podrán desconfiar de mis discursos, podrán desaprobar mi manera de vestir, podrán rechazar mi rostro y hasta podrán sospechar de mis ofertas especiales y sin embargo mi amor les derretirá el corazón al igual que el sol cuyos rayos entibian la más fría arcilla“.

Nos dice que debemos verle el lado positivo a todas las cosas ya que nos hacen crecer cada día. Como por ejemplo: “Acogeré la felicidad porque engrandece mi corazón; pero también soportaré la tristeza porque descubre mi alma”.

Otra de las cosas que señala es que debemos elogiar a nuestros enemigos ya que se

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