Eco Fascista

Investigando el eco fascismo: cómo la extrema derecha quiere recuperar la ecología

" Matar a los invasores " para " salvar el medio ambiente ", " salvar a las abejas, no a los migrantes "... La extrema derecha se apropia de los cimientos de la ecología para legitimar su discurso de odio. El ecofascismo se está extendiendo en Francia y el peligro es inminente.

[1/2 La amenaza ecofascista] - Ecofascim ya es una realidad. En Europa como en Francia, la extrema derecha acapara los fundamentos de la ecología para justificar sus discursos identitarios y nacionalistas. ¿Quiénes son los ecofascistas ? ¿Por qué se apropian de la ecología ? ¿Es posible una alianza con Éric Zemmour ? Reporterre realizó la investigación, en dos partes .

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El fondo del aire es marrón y los nostálgicos del fascismo [1] están cubiertas de verde. En la extrema derecha, hoy, una nebulosa de pequeños grupos acapara las tesis del colapso y utiliza la ecología para alimentar su obsesión identitaria. La amenaza es real y la situación sin precedentes, alimentada tanto por el peligro climático, la crisis migratoria y la banalización del discurso xenófobo. La tentación “ eco -fascista ” está, más que nunca, de actualidad.

Algunos grupos piden la creación de " zonas identitarias para defender " (Zid), otros compran fincas en el campo para " defender la tierra " , otros se arman fuertemente en previsión de una hipotética guerra civil. Algunos aprenden las bases de la vida salvaje en plena naturaleza y reivindican el decrecimiento . Fruto de desconcertantes retoques ideológicos, estos movimientos combinan una cultura de la comida sana y la fascinación por las armas, el odio a los inmigrantes y la jardinería, el virilismo y el neopaganismo [2] .

Las autoridades están empezando a prestar atención a esto. El coordinador nacional de inteligencia y lucha contra el terrorismo, Laurent Núñez, evoca “ un movimiento que se está gestando ” , como los supremacistas blancos en Estados Unidos, y que “ no duda en reclamar técnicas de clandestinidad y la práctica del supervivencialismo ”. . En el contexto de la catástrofe ambiental, estas corrientes dispares marcan una profunda recomposición del movimiento fascista.

“ El hombre debe defender su biotopo contra las especies invasoras ”

“ La ecología es un regalo del cielo para ellos ”, explica a Reporterre el filósofo Dominique Bourg . Les permite renovarse, reafirmarse y recuperar su importancia en la época. Para él, esta recuperación es, al fin y al cabo, lógica: “ Llevan décadas fantaseando con el declive. El cambio climático trae agua al molino. Alimenta su creencia en el apocalipsis, alimenta también su imaginación marcada por el miedo a la invasión y la desaparición. »

Ya en 1999, uno de los ideólogos de la extrema derecha, Guillaume Faye , vaticinaba " un choque de civilizaciones " y una " convergencia de desastres " , económicos, geopolíticos y medioambientales. Para los fascistas, la profecía se estaría haciendo realidad. La crisis climática aceleraría el " gran reemplazo " , teoría popularizada por el escritor Renaud Camus que afirma que los " pueblos europeos " , conocidos como " de stock ", serán reemplazados paulatinamente por pueblos de origen inmigrante. Para resistirlo, los ecofascistas piensan que será necesario monopolizar y proteger los raros territorios donde aún podrían vivir las “ poblaciones nativas ” , y luchar contra “ las hordas de migrantes ” que huyen de otros continentes que se han vuelto inhóspitos. .

La ecología sirve aquí como pantalla para el pensamiento segregacionista. Desde la década de 1970, los intelectuales del Grupo de Investigación y Estudio para la Civilización Europea (Grecia) han sido los principales impulsores. Realizan un trabajo ideológico para incorporar los temas de la ecología a la extrema derecha. El filósofo Alain de Benoist, el fundador de Grecia, se llama a sí mismo decreciente [3] y utiliza el concepto de naturaleza para legitimar “ selección, desigualdad y jerarquía ” .

En el corazón de estas teorías reside el odio al otro, el culto a la frontera y el miedo al mestizaje. “ La verdadera ecología debe preservar la diversidad humana manteniendo las razas grandes en su entorno natural ” , escribe Alain de Benoist . “ El hombre debe defender su biotopo contra las especies invasoras. Debemos proteger los ecosistemas, empezando por los ecosistemas humanos que son las naciones ” , continúa Hervé Juvin . Este ejecutivo de la Agrupación Nacional creó la asociación Les localistes ! con el ex miembro de Francia insubordinada Andréa Kotarac. En su manifiesto, este movimiento asegura que " toda Francia es una zona que hay que defender " .

“ Este enfoque es etnodiferencialista , explica a Reporterre el historiador Stéphane François. Ya no se trata de establecer una jerarquía entre razas biológicas, sino de trazar fronteras estancas entre “culturas” o “civilizaciones” . Esta visión corresponde a lo que el filósofo Malcolm Ferdinand llama la “ ecología del arca de Noé ” . Por ecofascismo deberíamos entender una política que busca preservar las condiciones de vida en la Tierra, pero en beneficio exclusivo de una minoría, blanca además.

“ Embarcarse en el arca de Noé es ante todo actuar desde un punto de vista singular, desde un conjunto de límites tanto en la carga que la Tierra puede soportar como en la capacidad de su nave. Subir al arca de Noé significa dejar la Tierra y protegerse detrás de un muro de ira. Es adoptar la supervivencia de determinados humanos y no humanos y legitimar el recurso a la selección violenta del internado ” , escribió el investigador en su libro Una ecología decolonial .

“ Hay que matar a los invasores y así salvar el medio ambiente ”

Esta visión no es sólo teórica. También se traduce en acciones. El 15 de marzo de 2019, en Christchurch, Nueva Zelanda, un hombre armado con armas de guerra, Brenton Tarrant , abrió fuego en una mezquita, matando a 51 personas e hiriendo a otras 49. Minutos antes difundió un manifiesto de setenta y cuatro páginas en el que detalló su recorrido ideológico y se autoproclamó abiertamente “ ecofascista ” . “ La inmigración y el calentamiento global son dos caras del mismo problema ”, escribió.El medio ambiente está destruido por la superpoblación, y los europeos somos los únicos que no contribuimos a

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