El Hombre En Busca De Sentido

INTRODUCCIÓN.

La libertad del hombre se ha convertido en un tópico. Hoy día, la exaltación de la democracia, la libertad de prensa, la permisividad moral, el acceso sin obstáculos a la información, el progreso tecnológico y el profesado dominio sobre la naturaleza han llevado a nuestra mentalidad occidental a un agudo sentido de la libertad. No es la misma libertad la que añora el esclavo que la que pretende el columnista político. Se habla de liberad física – como ausencia de constricción – tantas veces invocada en el siglo de las revoluciones. Se habla de libertad de pensamiento, de expresión y religión como un derecho político, aunque no se diferencia substancialmente de la libertad física. Sin embargo no es de esta libertad a la cual me refiero, sino que ahondare en esa capacidad de tomar decisiones que hace alusión a lo que es más humano en el hombre, lo que lo diferencia de los animales y que va relacionada con las dos actividades espirituales del hombre. Nos referimos a la libertad interior. En sentido estricto la libertad humana no se identifica con la libertad de pensamiento o la libertad física, sino con la libertad de la voluntad, por la cual gobernamos nuestras propias acciones.

En este sentido voy a enfocar este trabajo. Hablaré de la libertad de la voluntad de Viktor Frankl en su libro “El hombre en busca de Sentido”.

DESARROLLO.

I. La Libertad y Viktor Frankl.

Quisiera comenzar diciendo que todo hombre por naturaleza es libre y por su dignidad nadie le puede privar de la libertad por el simple hecho de que el hombre es un fin en sí mismo y no puede ser utilizado por otros y menos privándole de la liberta.

Viktor Frankl se veía privado de su libertad externa puesto que no gozaba de su libertad física pero llevaba una profunda vida espiritual y en el campo de concentración las personas de constitución débil y que habían llevado una vida espiritual profunda parecían llevar mejor a vida en el campo que las personas fornidas. Esto se debe a que se retrotraían a una vida de riqueza interior y de libertad espiritual. Eso sí, no cabe duda que las personas de complexión endeble sufrieron muchísimo. Es aquí en donde entra la libertad interior del prisionero. Él con su libertad debe ser capaz de saber elegir, de autodeterminarse y de poner los medios necesarios para alcanzar lo que su voluntad de pedía.

Viktor Frankl lo refleja de manera palpable como el prisionero es capaz de elegir y de actuar libremente en esas circunstancias tan difíciles.

El describe su libertad interior de esta manera:

“Es bien sabido que una vida comunitaria impuesta y más en cautiverio donde te sientes observado continuamente hasta en los mas vánales actos del día puede hacer surgir un infrenable deseo de alejarse, de estar solo, al menos unos breves instantes. El prisionero anhelaba estar a solas consigo mismo y con sus pensamientos. Añoraba intimidad y soledad” . (Pag. 77)

Como podemos apreciar en el texto anterior él sentía amplios deseos de buscar la libertad anhelada en su interior y se recreaba con la ayuda de su imaginación, escenas que evocaban momentos de felicidad y libertad en su vida antes del cautiverio. Para aliviar el sufrimiento de los prisioneros se crearon una especie de terapias de grupo basadas en el humor. Se parodiaba todo aquello que había en el campo y por muy horrible que fuera siempre se reían de ello.

Sin embargo había una única cosa que no se le podía arrebatar a un recluso de un campo de concentración, su libertad interior, su yo mas intimo. A pesar de las condiciones a las que se veían expuestos los prisioneros cada uno decidía que tipo de Dostoyevski Solo temo una cosa, no ser digno de mis sufrimientos. Los prisioneros eran dignos de sus sufrimientos y la forma en que los aguantaron fue un

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