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El Hombre En Busca Del Sentido


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2012  •  2.537 Palabras (11 Páginas)  •  321 Visitas

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Viktor E. Frankl es un psicoterapeuta austriaco que escribió todo un legado acerca del "sentido de la vida”, sus palabras alcanza un temple sorprendentemente esperanzador sobre la capacidad humana de trascender sus dificultades y descubrir la verdad conveniente y esperanzadora.

La obra de Frankl dio lugar al nacimiento de la logoterapia que es la averiguación del significado de la vida.

El libro relata la vida del autor Viktor E. Frankl en los campos de concentración de la antigua Alemania nazi. La crueldad con la que los soldados de las SS maltrataban a los prisioneros y a su vez explica como incidía la vida en el campo de concentración en la mente del prisionero medio.

En un campo de concentración había dos tipos de prisionero diferentes: el prisionero corriente, que sufría los trabajos mas duros y recibía la crueldad de los soldados y los denominados “capos”, estos capos eran prisioneros con privilegios y a menudo trataban a los otros prisioneros peor que los mismísimos soldados.

Nada más al llegar al campo de concentración, que en este caso era el de Auschwitz, al prisionero se le quitaban sus objetos personales y sus documentos de identidad y se les identificaba con un número. Después se hacia una primera selección que para algunos tendría un destino fatal. Agrupaban a los enfermos, deformes, débiles o que en resumen, tenían algún defecto para trabajar y los enviaban a alguno de los campos centrales, provistos de crematorios y cámaras de gas.

No se trata, por lo tanto, de un relato de hechos y sucesos, sino de experiencias personales, experiencias que millones de seres humanos han sufrido una y otra vez. Es la historia íntima de un campo de concentración contada por uno de sus supervivientes. En el transcurso de la vida en el campo de concentración se producía una fase de apatía relativa, en la que llegaba una especie de muerte emocional. Se torturaban por la añoranza de su casa y familia, además de la repugnancia que les producía todo lo que les rodeaba. Gracias a la insensibilidad, el prisionero se rodeaba de un caparazón protector muy necesario. La apatía era un mecanismo necesario de autodefensa, así, todos los esfuerzos y emociones se centraban en la sola tarea, la de la conservación de la propia vida y la de otros compañeros. Lo que más dolía era la agonía mental causada por la injusticia, por lo irracional de todo aquello.

Este relato trata de mis experiencias como prisionero común (según Viktor E. Frankl), pues es importante que diga, no sin orgullo, que yo no estuve trabajando en el campo como psiquiatra, ni siquiera como médico, excepto en las últimas semanas. Unos pocos de mis colegas fueron lo bastante afortunados como para estar empleados en los rudimentarios puestos de primeros auxilios aplicando vendajes hechos de tiras de papel de desecho. Yo era un prisionero más, el número 119.104, y la mayor parte del tiempo estuve cavando y tendiendo traviesas para el ferrocarril. En una ocasión mi trabajo consistió en cavar un túnel, sin ayuda el ferrocarril. En una ocasión mi trabajo consistió en cavar un túnel, sin ayuda, para colocar una cañería bajo una carretera.

Una cosa anhelada por el prisionero era la soledad. Dado que vivían en una sociedad comunitaria impuesta, no tenían ocasión de estar a solas consigo mismos. Frankl encontró un lugar destinado a ello cuando lo trasladaron a un campo de reposo.

La suerte de Frankl se fue incrementando poco a poco. Fue trasladado desde trabajos en el exterior a las cocinas y posteriormente se presento voluntario para trabajar en un campo destinado a enfermos de tifus desempeñando tareas sanitarias.

El canibalismo hizo aparición justo cuanto Frankl fue destinado al otro campo. Frankl relaciona este hecho con el relato de “Muerte en Teherán”. Donde un persa rico sorprendió a un joven criado suyo intentando robarle un caballo. El persa lo sorprendió y le pregunto por qué lo hacia. Este le contesto porque se le había aparecido la muerte y lo había amenazado. El persa rápidamente le dio dos caballos y lo mando hacia Teherán. Poco después el amo se encontró con la muerte y le preguntó por qué había amenazado a su criado, a lo que la muerte contestó “No lo amenacé, solo mostré mi asombro al verlo aquí cuando mis planes eran verle en Teherán esta noche.”

Los prisioneros temían tomar cualquier tipo de decisión y deseaban que el destino lo hiciera por ellos. Este querer evitar el compromiso se hacia mas patente cuando el prisionero debía decidir entre escaparse o no escaparse del campo.

El prisionero añoraba estar a solas consigo mismo y con sus pensamientos. Anhelaba su intimidad y soledad, ante la vida comunitaria impuesta. Temía tener que tomar una decisión o cualquier otra iniciativa, puesto que consideraba al destino dueño de sí y creía nunca se debía influir en él.

En esta ocasión, los hechos se considerarán significativos en cuanto formen parte de la experiencia humana. Lo que este ensayo intenta describir es la naturaleza exacta de dichas experiencias; para los que estuvieron internados en aquellos campos se trata de explicar estas experiencias a la luz de los actuales conocimientos y a los que nunca estuvieron dentro puede ayudarles a aprehender y, sobre todo a entender, las experiencias por las que atravesaron ese porcentaje excesivamente reducido de los prisioneros supervivientes y su peculiar y, desde el punto de vista de la psicología, totalmente nueva actitud frente a la vida. Estos antiguos prisioneros suelen decir: "No nos gusta hablar de nuestras experiencias. Los que estuvieron dentro no necesitan de estas explicaciones y los demás no entenderían ni cómo nos sentimos entonces ni cómo nos sentimos ahora."

Al examinar e intentar ordenar la gran cantidad de material recogido como resultado de las numerosas observaciones y experiencias de los prisioneros, cabe distinguir tres fases en las reacciones mentales de los internados en un campo de concentración: la fase que sigue a su internamiento, la fase de la auténtica vida en el campo y la fase siguiente a su liberación.

En la primera fase (internamiento) menciona el shock, la incredulidad, la ira, y muchos sentimientos que con el paso de los días en el campo de concentración se van anulando hasta llegar a un estado de que nada le importa, cualquier cosa que no sea para sobrevivir no sirve.

(En la segunda fase (vida en el campo) habla de la necesidad de sobrevivir, de la importancia de encontrarle un sentido a la vida para poder seguir viviéndola, de cómo el futuro y el pasado pueden ser un consuelo para el presente.

En la tercera fase (liberación) habla de las consecuencias que sufren los presos, la desilusión, otra vez la incredulidad de que la libertad fuera verdad y no

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