El Juego Interior Del Tenis

Muchas veces observamos a nuestro alrededor personas altamente talentosas debido a su alto nivel académico, dedicación, responsabilidad, creatividad, constancia, ganas de superación, entre otras características, que los hacen diferentes al resto de la población, y nos lleva a verlos con gran potencial de crecimiento en la compañía; pero todo termina en cuando observamos sus comportamientos al exponer sus ideas frente a un público, el yo No 1 como lo analiza el libro genera obstáculos en el camino, traducidos en falta de concentración, el nerviosismo, las dudas sobre sí mismo, la excesiva autocrítica y sobre todo el exceso de preocupación por los resultados de las acciones que afectan la imagen de nosotros mismos, y no permite que logremos la concentración necesaria para permanecer en ese estado de relajación que nos hace valorar el momento presente, sin preocuparnos por lo que deberíamos hacer.

Lo que se trasmite de las inseguridades no es llamativo para los demás , lo que lleva a ocultar todas las virtudes que podamos poseer, es allí cuando recalco la relevancia de las enseñanzas que el libro el juego del tenis me deja, cuando muestra la importancia de tener nuestra mente en silencio y dejar que la acción fluya libremente para generar momentos de verdad plenos llenos de poder y precisión.

El libro explica que dentro de cada persona existen dos “yo”, el primer “yo” que da órdenes, y el segundo “yo” que ejecuta o actúa. Dentro de cada persona existe una relación entre el “yo” número 1 y el “yo” número 2, pero lamentablemente esta relación no tiene la sincronía necesaria, pues el yo No 1 no valora el potencial del yo No 2 y no permite que logremos encontrar nuestro juego interior. La cuestión es olvidarnos del rol de cada uno de los “yo” adquiriendo la capacidad para ver la verdadera naturaleza de lo que está sucediendo, reaccionando apropiadamente. El estrés del “yo” número 1 es un ladrón que, si lo dejamos, nos robara la capacidad para disfrutar nuestras vidas.

Nos liberamos del estrés en la medida en que actuamos desde nuestro verdadero ser y dejamos que cada momento sea una oportunidad para que el “yo” número 2 sea lo que es y disfrute del proceso. Se trata de un proceso de aprendizaje que dura toda la vida, solo depende de nosotros lograr el estado de concentración adecuado para aprovechar cada momento, dejando de lado los juicios que no dejan que logremos sacar espontáneamente todo nuestro potencial.

Las enseñanzas más grandes en mi vida, me las han dejado las personas que me han llevado a aprender a través de las imágenes, creo que esto ha quedado grabado en mi mente con mayor claridad que las palabras, en ocasiones el exceso indicaciones de nuestros jefes, nos lleva a no tener claridad de las metas y los objetivos, y por ende hace que nuestras acciones produzcan resultados negativos e ineficientes; esto lo veo claramente cuando mi supervisor envía y envía correos de alarma a cerca del no cumplimiento de indicadores, y no muestra la manera de mejorarlos mediante ejemplos y acciones. Esto me lleva a pensar en que es muy fácil dar percepciones pero demostrarlas es tan difícil, sobre todo cuando no tenemos un equilibrio entre mis dos “yo”.

Tenemos que aprender a observar y la forma más adecuada de hacerlo es observar sin suponer que existe una sola forma en que se pueden hacer las cosas, al igual que cuando un tenista observa la forma en que el profesional golpea la pelota, y lo percibe como un ejemplo y no como la verdad absoluta. Más bien centrar la atención en aquello que más nos haya interesado de los movimientos de ése profesional que observamos, es el secreto para plantear nuevas posibilidades, que nos puede llevar a ser mejores que nuestros maestros.

No es lo mismo que

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