El Juego Interior De El Parkour
bigjumps11 de Febrero de 2013
3.333 Palabras (14 Páginas)664 Visitas
El Juego Interior del Parkour (por Chris Rowat, mejor conocido como Blane)... Traducción por JP Romo
"El jugador del juego interior llega a valorar el arte de la concentración relajada por encima de toda otra habilidad... Aspira al tipo de desempeño espontáneo que ocurre sólo cuando la mente está calmada y es como una con el cuerpo, el cual entonces encuentra sus propias maneras sorprendentes para sobrepasar sus límites una y otra vez... El jugador del Juego Interior descubre una voluntad de ganar que desata toda su energía y a la que nunca desaniman las derrotas."
—Timothy Gallwey, Introducción al Juego Interior del tenis.
Recientemente, en Francia, tuve la oportunidad de leer un libro muy interesante llamado El Juego Interior del tenis. A pesar de que nunca he jugado tenis por más de 2 o 3 minutos en toda mi vida, aprendí varias cosas acerca de algunos aspectos mentales del deporte, de la presión y del concepto de dos yos que nunca antes había considerado. Este libro, combinado con algunas otras lecciones que aprendí en Tours, ha resultado en un cambio drástico en la forma en que abordo un nuevo salto que típicamente me asustaría. Quiero compartir este enfoque en este artículo para ayudar a otras personas a lidiar con las dudas y los miedos que enfrentan ante un nuevo obstáculo.
Mientras tratamos de subyugar nuestros miedos y dudas en un salto nuevo, todos tenemos nuestros propios métodos para lidiar con un ritmo cardiaco acelerado, dilatación de las pupilas, aumento de tensión en los músculos y respiración errática. Algunos tratan de aguantar la respiración, otros cuentan de cinco a cero, algunos cierran los ojos y otros se gritan a sí mismos palabras de ánimo. Pero no importa qué tan peculiar sea tu preparación para un movimiento nuevo, hay algo que todos tenemos en común cuando lidiamos con este miedo. Una batalla entre dos yosinvisibles empieza, y ésta es la razón de que sintamos tal conflicto interno ante un nuevo obstáculo.
Timothy Gallwey, autor de El Juego Interior del tenis, sugiere que hay tres tipos de jugadores de tenis, y yo creo que igualmente hay tres tipos de practicantes de parkour:
1) El jugador con pensamiento demasiado positivo, lleno de autoestima por su juego superior.
2) El jugador con pensamiento demasiado negativo, constantemente analizando sus defectos y los de su juego.
3) El jugador del Juego Interior, simplemente disfrutando y haciendo lo que le parece prudente.
Así que:
1) El traceur con pensamiento demasiado positivo, que cree que sus habilidades son superiores a las de las personas que lo rodean, se pone a sí mismo bajo una presión enorme. Antes de un salto nuevo su mente está llena de pensamientos sobre el costo del fracaso y lo que van a pensar las personas menos experimentadas si falla. Teme que la gente lo juzgue, empiece a dudar de su habilidad, se burle de él o hable a sus espaldas. Justo cuando necesita enfocarse y concentrarse, le cuesta trabajo porque lo distraen estos potenciales daños a su ego. La otra práctica potencialmente peligrosa en la que incurre regularmente este tipo de traceur es subestimar un salto, pensar que su superioridad implica que no tienen que poner al salto toda su atención.
2) El traceur con pensamiento demasiado negativo enfrenta un salto nuevo con dudas instantáneas y una destructiva falta de confianza. Antes siquiera de acercarse a enfrentar el salto ya está acordándose de la última vez que se cayó intentando un salto similar. Se preocupa de cuánto durmió la noche anterior y se pregunta si será ésta la oportunidad que se merece para voltear su entrenamiento y arreglarlo. Cuando finalmente ve el salto, duda de su habilidad para juzgar la distancia por experiencia, la mide usando sus pies, siente débiles las piernas, pesados los brazos, y se pone cada vez más nervioso. Al contrario que el traceur demasiado positivo, el negativo con frecuencia es culpable de sobreanalizar los saltos y subestimar su habilidad de realizarlos.
3) El "jugador del Juego Interior" se acerca a cada nuevo salto con un par de ojos fresco. Confía en que su entrenamiento y experiencia previos lo llevarán a completar el salto y no concede absolutamente ninguna consideración a su reputación, a su ego, a los costos a largo plazo del fracaso o del éxito, a "decirle a su amigo que hizo el salto", a filmarlo para su nuevo video o a lastimarse y estar inactivo por un mes. No hay negativo ni positivo, pasado ni futuro —sólo aquí y ahora y este reto que quiere superar. Es realista con respecto a su habilidad y puede darle al salto toda su atención sin sobreanalizarlo.
Si tú caes en alguna de las dos primeras categorías, entonces probablemente te sientes frustrado con frecuencia o incluso molesto cuando practicas, temiendo a más que sólo los obstáculos. En este artículo me gustaría ayudar a todos los que están atorados en esas categorías a cambiar su forma de pensar, si quieren.
La solución es simple cuando te das cuenta de que los problemas mencionados existen porque hay un conflicto: hay dos yos operando, y sólo uno puede ayudarte a realizar el salto.
Yo número 1, "el dictante", es responsable de decirle a tu mente y a tu cuerpo qué deben pensar y hacer. Es la voz interior que se usa para ponerte metas, advertirte del peligro y tomar decisiones. Él es el que te recuerda el costo del fracaso, del éxito, de las lesiones, de fallar el salto y de hacer el salto. Pero el Yo 1 también tiene problemas de desconfianza y el otro factor que trata de controlar es cómo nos movemos. Inunda la mente con pensamientos como "Asegúrate de doblar las rodillas", "Mantén la mano izquierda abierta hasta el último momento", "Usa mucha fuerza para hacer el salto" y "Si fallo voy a tener que salvarme de alguna forma". Puede decirte "Eres un inútil y nunca vas a ser un gran traceur" o decirte "¡Soy buenísimo! Puedo hacer lo que sea hoy".
Yo número 2, "el hacedor", es responsable de hacer lo que ha sido entrenado para hacer. No tiene interés en opiniones o asuntos externos, no tiene concepto de las cosas con las que el Yo 1 trata de distraernos. Simplemente es la acumulación de entrenamiento y experiencias pasadas. Desafortunadamente es raro que le permitamos salir a la superficie cuando nos enfrentamos a un nuevo salto, porque normalmente queda sometido por el Yo 1.
Cuando éramos niños, nos regía exclusivamente el Yo 2.
Cuando estábamos aprendiendo a caminar, nunca nos dijo el Yo 1: "Mantén el equilibrio, pon un pie frente al otro, mueve los brazos, sigue respirando... y mantén la espalda derecha", y no teníamos ego que nos advirtiera "Si me caigo, la gente se va a reír de mí. Los otros niños van a tener una mala imagen de mí porque no sé caminar".
En lugar de eso, confiábamos en el Yo 2 —simplemente veíamos a otra persona caminando, tratábamos de imitarla, probablemente nos caímos... pero en nuestro interior aprendíamos lecciones. Tal vez nos caímos hacia la izquierda, así que en el siguiente intento, sin pensarlo, nos inclinamos más hacia la derecha. Por este simple proceso de tratar, evaluar el resultado sin ego y decidir qué debía hacerse para mejorar, aprendimos a caminar, y si estás leyendo esto, probablemente eres muy hábil para caminar, todo gracias al Yo 2.
Entonces, ¿cuándo dejamos de confiar en esta increíble herramienta de aprendizaje?
Conforme crecemos, aprendemos lecciones de la vergüenza y del fracaso. El Yo 1 empieza a surgir y afecta todas nuestras acciones, no sólo en el deporte sino en todos los aspectos de nuestras vidas. De pronto toda acción tiene una cadena de consecuencias, y basados en el desenlace llamamos al resultado bueno o malo, positivo o negativo, correcto o incorrecto. Cuando estábamos aprendiendo a caminar no había bueno ni malo, sino simplemente lo que funcionaba y lo que no. No considerábamos que caernos fuera algo malo, era simplemente una parte natural de aprender cómo permanecer de pie más seguido en el futuro.
La solución, entonces, es encontrar una forma de lidiar con los problemas de desconfianza del Yo 1 y darle al Yo 2 un poco más de crédito... después de todo fue él quien nos enseñó a caminar. Pero recuerda que el Yo 1 también nos es útil porque tiene la habilidad de ponernos metas y nuevos retos, así como advertirnos del peligro. Así que idealmente el Yo 1 debe establecer una meta realista y después permitir que el Yo 2 la alcance con completa confianza en la habilidad de su otra mitad. Cuando ambos yos trabajan en armonía y hacen lo que les corresponde, el resultado es muy motivante.
Lo que he estado entrenando y explicándole a la gente con la que entreno es poner más confianza en el Yo 2 cuando me enfrento a un nuevo salto. Para hacer esto necesitas encontrar una forma de silenciar tu mente, distraer al Yo 1, y dejar que el Yo 2 tome el control completamente, como lo hacía con tanto éxito cuando eras niño. El Yo 2 no necesita pensar en distancias y alturas y darte palabras y números para describirlas, sólo se adapta al obstáculo basado en la experiencia y entrenamiento previos. No es necesario ningún cálculo específico de la potencia, la velocidad o las técnicas requeridas —el Yo 2 básicamente recibe una meta y hace lo que necesite hacer para alcanzarla.
La mayoría de las personas sienten cierta presión ante un nuevo salto, una tensión. Tratan de forzarse a sí mismos
...