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El adolescente de Fiódor Dostoyevski


Enviado por   •  21 de Diciembre de 2015  •  Ensayos  •  1.670 Palabras (7 Páginas)  •  200 Visitas

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ESCUELA SUPERIOR POLITECNICA DEL LITORAL

Ensayo

“El adolescente”

de

Fiódor Dostoyevski

Nombre: César Alejandro León Cedeño

Paralelo: 312


La autobiografía del hijo legítimo de Makar Ivanov Dolgoruki, del mismo nombre, y que era normalmente era confundido como un príncipe, pues los Dolgoruki representaban parte de la nobleza de Rusia y fundadores de grandes imperios duraderos.

Más que un relato, era su autobiografía, un escrito que para cualquier hombre demostraba vergüenza por los acontecimientos que se contarían, todos los secretos que se revelarían, y que, vivo o fallecido el autor de esa pieza de arte incomprendido, representaría la bajeza de su vida. En varias partes se fusionarían hechos del pasado y de un futuro incierto, pues estarían interconectados por la extensión de personajes que intervienen con este joven de veintiún años, bachiller que comenzaba a realizar su vida como un trabajador.

No conoció a su madre, pues habría entendido por relatos de su padre que ella habría fallecido, era sierva de la familia Versilov, pero el trato consistía en que su alma tenía título de propiedad y pertenecía a esa familia poderosa.

Parecía ser que cada persona que llegaba a conocer su nombre, al principio demostraba cierto temor al acercarse, pero luego lo tomaban como un simple individuo, más allá de eso, abusaban de la condición en que se hallaba de ser para sentirse superiores a él. Cada vez que respondía, lo hacía de la manera más simple, poco a poco pudo notar que su verdadera descendencia carecía de veracidad, su padre era sombrío y muy respetado, además de temido por la mayoría de personas que lo conocían de cerca.

Los relatos que tenía sobre como su padre, cuarenta años mayor que su madre, pero que era normal que estos actos se den en la servidumbre, solo era necesario la autorización de los patrones. Recuerdos que vagan ciegamente en su memoria y que lo mejor que hacen es memorizar porque sentía una molestia profunda hacia él, odio no era capaz de sentir, pues era su padre.

Al regreso de esas vivencias pasadas, el día diecinueve de septiembre de ese año ansiaba poder disponer de su primer salario como trabajador, pero este sería esquivo hacia él. Quizás tuvo la agilidad mental como para deducir que la promesa de pago quedaría en el aire, su jefe grosero y mal genio no tendría la delicadeza de ofrecerle la información necesaria, y si la tuviera no se la daría. Los ánimos por protestar no faltarían, pero contra el noble príncipe Sokolski ante el cual se levantaría, sería una estupidez pedirlo de esa manera, incluso un peligro.

Lo más sorprendente que pudo apreciar fue como el viejo príncipe, siendo un poderoso personaje dentro y fuera de cualquier asunto de importancia entre las nobles familias rusas, sufría de cierto temor ante Andrés Petrovitch, más conocido como Versilov, alto funcionario, razón que conocería mientras la descripción de su historia avance, pero que comprende tal relevancia que parecerá absurdo, pero es nombrado seguidamente por Dolgoruki.

El respeto que todavía guardaba ante Versilov se trastornaba en temor y viceversa, asunto que era de extrañeza para él, pues si tanto era el miedo que sentía ante esta autoridad, los rumores de la inmoralidad provocada por Versilov ante las relaciones de los actantes en ese disturbio tan polémico y que sería muy difícil que los allegados a él pudieran olvidar, aquellos compañeros se transformaron en sus jueces y jurados, cada persona que sabía de este asunto sentía repugnancia hacia él.

Dolgoruki había sido ingresado a este trabajo por parte de Tatiana Pavlovna, una mujer espléndida, que a ojos de Versilov era su esclava, literalmente, pues ella lo veía con aires de superioridad, de santidad en algunos instantes de cercanía y reflexión. Su objetivo era simple, siempre y cuando tuviera tiempo libre, se acercará al viejo príncipe para al menos distraerlo o alegrarlo, pues este había cambiado seriamente. Sus miradas ante la gente eran profundas y paralizadoras, las demás personas no podían mirarle, los más cercanos tenían la ventaja de mirarle cabizbajos o sin verlo a los ojos.

Cada vez que se disponía a realizar el “encargo” al que había sido asignado y contratado, este era menor o simplemente no era lo que tenía que realizar, bastantes veces pasaba sentado pensando la razón de su ingreso y porque Tatiana habría escogido a un hombre como él para desempeñar esta tarea. Su empleo habría cambiado al cuidado del ahora estupefacto príncipe, a quién atribuían la sabiduría suficiente como para ser consejero y caballero de misiones lejanas, fuera de Rusia.

¿Tan mortificante fue el trauma que recibió que tenía que quedar de esta manera? Sus ataques no eran lo bastante fuertes como para paralizarlo, era un viejo luchador. Ese problema debió producirle el cambio brutal que ahora como consecuencia, reside sentado en la silla de su despacho y sin criterio alguno de su familia y su trabajo, sería inverosímil que pudiera dar consejos conociéndolo como ahora ha quedado, prácticamente un vegetal que habla con su mirar e instigando que todos son sus enemigos, tanto que vio a Dolgoruki con tanta desconfianza la primera vez que se acercó a reconocerlo.

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