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El mercader de venecia.


Enviado por   •  22 de Marzo de 2016  •  Ensayos  •  1.354 Palabras (6 Páginas)  •  359 Visitas

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EL MERCADER DE VENECIA

POR: ADRIANA VERÓNICA CHÁVEZ GARCÍA [pic 4]

Obra de Shakespeare, a finales del siglo XVI, época en que comenzaba el auge de los banqueros y prestamistas, en Venecia, famosa ciudad y puerto comercial del norte de Italia. Cuenta la historia de un mercader Bassanio, (personaje principal) que pide un préstamo a su queridísimo amigo Antonio, dinero que le servirá para competir con los pretendientes de Porcia su amada, así como para financiar la petición de mano de la dama, rica heredera a la que ama y que vive en el castillo de Belmont.

Pero Antonio (mejor amigo de Bassanio) no dispone de efectivo porque toda su fortuna está en alta mar, pero sí tiene crédito en Venecia. Por lo que Bassanio le pide un préstamo a un usurero judío llamado Shylock, con Antonio como fiador.

Shylock odia a Antonio porque es cristiano, pero sobre todo porque presta dinero gratis, haciendo así descender la tasa de la usura en Venecia. Antonio y Shylock discuten acerca de la legitimidad de cobrar intereses; Shylock recuerda a Antonio que le ha escupido e insultado en público.

El judío le presta el dinero, le propone al mercader que firme ante notario su pagaré, con la condición de que si no devuelve la suma en el tiempo convenido (tres meses), Antonio  deberá entregar a Shylock una libra de la carne de su cuerpo cortada a placer por Shylock.

El odio que el judío Shylock siente hacia Antonio, refleja el antagonismo entre las religiones judía y cristiana. La maldad de Shylock desencadenará un clímax en el que estará en juego la vida de Antonio.

Mientras tanto Porcia platicando con su doncella Nerissa. Lamenta que su padre, al morir, dejase tres cofres: de oro, de plata y de plomo, para poner a prueba a sus pretendientes.

El de oro lleva una inscripción que dice: “Quien me escoja ganará lo que muchos desean”. El de plata, “Quien me escoja obtendrá tanto como merece”. Y el de plomo: “Quien me escoja debe dar y aventurar todo lo que tiene”. Uno de los tres cofres contiene el retrato de Porcia y el que lo encuentre será su marido.

Los candidatos son:

  1. un vacuo príncipe napolitano;
  2. un ceñudo conde palatino;
  3. el proteico francés Le Bon;
  4. el extravagante barón de Inglaterra Faulconbridge, cuyo idioma Porcia no entiende;
  5. un lord escocés, enemistado con el inglés;
  6. y un alemán borracho, sobrino del duque de Sajonia.

Los seis caballeros rechazan la prueba de los cofres, por lo cual Porcia se alegra. Ella prefiere a Bassanio.

Llegan noticias de la próxima visita de otro pretendiente: el príncipe de Marruecos. El príncipe de Marruecos ha de escoger entre los tres cofres del castillo de Porcia. El príncipe elige el de oro y halla dentro una calavera con un mensaje que le recuerda que “no es oro todo lo que reluce”.

Launcelot, sirviente de Shylock, planea dejar la casa de su amo para servir a Bassanio. El padre de Launcelot, Gobbo, desea entregar un presente a Shylock, pero su hijo le aconseja dárselo a Bassanio, que acepta. Tanto el padre como el hijo son personajes cómicos representantes de las clases bajas y confunden las palabras al hablar.

Graciano, un amigo de Bassanio de carácter brusco, le pide viajar con él al castillo de Porcia. Por otro lado Lorenzo, también amigo de Bassanio, pretende raptar a Jessica, la hija de Shylock, para casarse con ella y convertirla al cristianismo. Se prepara un banquete en casa de Bassanio al que invitan a Shylock. Mientras, Lorenzo va a buscar a Jessica, que disfrazada de muchacho escapa de la casa de su padre llevándose el dinero y las joyas.

Shylock descubre la huida de su hija y lamenta amargamente la pérdida de su dinero. Bassanio se embarca con Graciano al castillo de Porcia.

Mientras, allí llega el príncipe de Aragón, que tiene que hacer el juramento de todo pretendiente, con sus tres condiciones: no revelar qué cofre eligió; no pretender en matrimonio a ninguna doncella en toda su vida si se equivoca de cofre; y marcharse en ese caso de allí. Opta por el cofre de plata y se encuentra con el retrato de un idiota. De nuevo el mensaje es que no se ha de escoger por la apariencia.

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