El niño criminal

El niño criminal

Jean Genet

Luis Pedro Farruggio

El niño criminal es el texto de un discurso escrito por Jean Genet en 1948 por encargo de Fernand Pouey para el programa radial Carte Blanche. Su emisión fue prohibida por efecto de la censura de la Dirección General de Radiodifusión, a cargo de Wladimir Porche, por considerarlo de un violento contenido antisocial. Se trata de una contestación a las reformas de los sistemas de reclusión para jóvenes delincuentes. Es un texto mordaz y finamente agudo que en base a consideraciones relativas con la figura social del delito contrasta este imaginario, desde el lugar mismo del autor, con la hipocresía social que pretendiendo mostrar un rostro de comprensión y contención sólo niega su propia realidad como sistema que se desenvuelve en la figura desfigurada de lo mismo que pretende expulsar.

En este discurso, Genet sostiene que estos sistemas deben volver a sus formas más estrictas de reclusión y castigo –hasta físico. Genet (1948) afirma:

“El niño criminal es aquel que ha forzado una puerta que da a un lugar prohi- bido. Él quiere que esta puerta se abra sobre el paisaje más bello del mundo, exige que la cárcel que ha merecido sea feroz. Digna, en fin, del mal que él ha hecho para conquistarla” (p.283).

En estas consideraciones es autorreferencial. Fue ladrón, prostituto y presidiario desde muy joven edad. Conoce los pormenores de la vida del delito y sus consecuencias sociales. Cuando hace referencia a la censura de la emisión de su discurso por onda radial, dice: “En lugar de orgullo experimenté cierta vergüenza” (p.281) Orgullo porque ser censurado lo vuelve a colocar en el lugar de eso de lo que la hipocresía burguesa no quiere saber nada, pero vergüenza porque este discurso es un canto de reivindicación de aquello que él valora más, llegar a los oídos de los jóvenes delincuentes desde una mirada de delincuente –poner la voz en función de su propio ser para sí. En la experiencia de esa libertad de una existencia que se autoproclama y está en condiciones de reconocerse en su propia pertenencia.

Para Genet el niño criminal es héroe de su subjetividad, es una puesta en acto de una determinación que lo hace ser esa belleza que es -ese repudio, esa contestación precisa a las falsedades sociales que pretenden jugar el juego de la condescendencia. “El joven criminal rechaza la indulgente comprensión, y la solicitud, de una sociedad contra la que acaba de rebelarse cometiendo su primer delito” (Genet, 1948, p. 282). Estos jóvenes delincuentes reclaman que el signo que venga a definir su acto sea equivalente en valor, que no se deprecie en el rebajamiento o empobrecimiento del castigo ofrecido como bien de cambio. “Exigen que la prueba sea terrible. A fin de agotar una impaciente necesidad de heroísmo” (Genet, 1948, p. 283).

Genet se refiere a las transformaciones en Patronatos de la institución carcelaria para jóvenes delincuentes. Menciona los cambios de denominación de los personajes involucrados en ellas, las modificaciones del comportamiento con respecto a los reclusos, la relajación de la disciplina, la incorporación del juego y de la ‘sana’ competencia. Habla de las oportunidades que estos establecimientos ofrecen ahora para que los internos puedan desarrollar un oficio y con muy fina ironía hace reconoci-miento a los permisos con los que cuenta ahora la prensa para ingresar. Señala las mejoras de la alimentación y se incluye en el conjunto de los presidiarios diciendo: “Tenemos chocolate los domingos a la mañana” (Genet, 1948, p. 284). Pero, “el argot allí está proscripto” (ib.). Y deja bien claro que esta vida que se les ofrece es la más superficial de la que pudiera tratarse y que recibe el nombre de regeneración.

Genet les habla a los niños criminales desde el más profundo compromiso y los instiga a conservar toda la fuezra de su rebeldía; pero le habla también a otra audiencia, los encargados de llevar adelante las instancias institucionales encargadas de la crimi-nalidad juvenil. Los cuestiona en sus fundamentos. “Pero ustedes mismos, ¿sobre qué hacen descansar sus

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