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El poder de la paciencia


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2012  •  Tesis  •  1.783 Palabras (8 Páginas)  •  719 Visitas

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Dispuesto a esperar

El poder de la paciencia

por Charles F. Stanley

En medio de la rutina y en los momentos difíciles, al final del sufrimiento o del cumplimiento de nuestros sueños— la vida no nos da otra alternativa, sino esperar. Sin embargo, la paciencia se está convirtiendo en una cualidad poco común en el mundo actual. ¿Cuántas veces nos quejamos cuando algo no sucede en el momento que tenemos en mente, o cuando algún obstáculo imprevisto nos impide avanzar?

Para quienes invocamos el nombre de Jesucristo, la paciencia es una virtud que debemos cultivar. No se nace con ella —¡basta con ver a un bebé recién nacido! Por el contrario, la paciencia es el fruto espiritual que se desarrolla con el tiempo (Gá 5.22, 23). Sin ella, nunca llegaremos a ser las personas que Dios desea que seamos, ni lograremos lo que Él tiene dispuesto que hagamos.

LA PACIENCIA ES ESENCIAL PARA TODOS LOS ASPECTOS DE LA VIDA.

Demoras. Dios quiere que respondamos con calmada aceptación a los períodos de espera, confiando en su soberanía sobre cada situación. A pesar de que la demora puede parecer molesta y sin sentido, el Señor utiliza estos tiempos para ayudarnos a madurar. Una de las primeras lecciones que aprende un niño es cómo esperar. Nuestras demostraciones de irritación y enojo son, en realidad, versiones adultas de las rabietas infantiles. Cada vez que sienta que está guardando enojo en su corazón, recuerde que esta es una oportunidad para elegir una respuesta madura en vez de actuar como un niño.

• Deseos. La capacidad de aplazar la satisfacción es un aspecto importante de la paciencia. El Señor quiere que sigamos los principios bíblicos para la vida, y que armonicemos nuestros deseos con los de Él. La próxima vez que usted sienta la tentación de buscar la satisfacción inmediata, deténgase y pregúntele al Señor qué quiere Él para usted. Luego espere hasta que le dé una dirección clara.

Relaciones. Longanimidad es una de las palabras que utiliza la Biblia para referirse a la paciencia, y a veces eso es exactamente lo que necesitamos cuando lidiamos con algunas personas. Nos gustaría encontrar un versículo que nos exima de tener que aguantar a gente difícil, pero no hay ninguno. Sin embargo, hay una excelente descripción del amor en 1 Corintios 13.4-7 (NVI), y comienza así: “El amor es paciente”. Una parte integral del amor es mostrar paciencia para con los demás. Cada vez que usted sienta la tentación de responder con irritación o enojo, recuerde las veces que el Señor ha sido amorosamente paciente con usted.

Adversidades. La mayoría de nuestros períodos de espera son triviales, pero a veces se presentan en situaciones de enorme importancia. ¿Cómo reacciona usted cuando su problema de salud no mejora, cuando una relación sigue tensa, y cuando sigue sin empleo? Una señal de madurez espiritual es la capacidad de mantener la calma bajo estrés, adversidades o sufrimiento. Esto no significa necesariamente que nos sentimos menos presionados, sino que en medio de la dificultad sabemos que Dios está obrando para nuestro bien, ensanchando nuestra fe y moldeándonos a imagen de su Hijo. No es resignación fatalista, sino la fe firme en el buen propósito del Señor al permitir la prueba.

Oración. Dios rara vez obra de acuerdo con nuestra agenda. En nuestra desesperación, podemos ponerle plazos, y si Él no cumple en el momento en que esperamos que lo haga, tomamos el asunto en nuestras propias manos. Me pregunto cuántas veces nos perdemos las bendiciones de Dios porque nos negamos a esperar en Él. Cada vez que Dios se demora, recuerde que Él es siempre fiel y que nos dará lo que necesitemos de la mejor manera posible y en el momento perfecto.

¿CÓMO ES LA PACIENCIA?

Tal vez la manera más fácil de entender la paciencia, es verla demostrada en la vida de alguien. David era un hombre que aprendió a esperar. Cuando era apenas un adolescente, Dios lo escogió para ser el futuro rey de Israel (1 S 16.13). Pero cuando el rey Saúl tuvo celos y trató de matarlo (1 S 19.9, 10), David se vio obligado a vivir como un fugitivo, huyendo para salvar su vida. Aunque el Señor le había prometido el reino, pasó muchos años escondido en el desierto.

Durante ese tiempo, David tuvo dos oportunidades para tomar el asunto en sus propias manos. Saúl y su ejército siguieron una pista que ubicó a David en la región de En-gadi. En cierto momento, Saúl eligió una cueva como lugar para hacer sus necesidades, sin darse cuenta de que David y sus hombres estaban escondidos en la misma. Esta parecía ser la ocasión perfecta para que David asesinara a Saúl y se apoderara del reino. De hecho, sus hombres pensaron que esa era la manera como el Señor finalmente le daría el trono a David. Pero David se acercó sigilosamente a Saúl, y simplemente le cortó el borde su manto; después dijo a sus hombres que no podía matar al rey ungido del Señor. Cuando Saúl finalmente salió de la cueva, David lo llamó a gritos, y utilizó el pedazo de su manto como evidencia para demostrar que seguía siendo leal a él (1 S 24.1-22).

La segunda ocasión está registrada en 1 Samuel 26.1-25. Esta vez, David y uno de sus hombres entraron en el campamento de Saúl, mientras éste y su ejército dormían. Una vez más, parecía que Dios le había entregado a David

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