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El totalitarismo en el poder


Enviado por   •  7 de Diciembre de 2015  •  Resúmenes  •  1.492 Palabras (6 Páginas)  •  161 Visitas

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El totalitarismo en el poder

Hitler y Stalin  formularon promesas de estabilidad para ocultar su intención de crear un Estado de inestabilidad permanente.

El dirigente totalitario se ve enfrentado con una doble tarea: establecer el mundo ficticio del movimiento como una realidad tangible y operante, y por ptra parte, tiene que impedir que ese nuevo mundo desarrolle una estabilidad. Debe impedir que a cualquier precio que la normalización alcance un punto en el que pueda desarrollarse un nuevo estilo de vida distinto a las naciones de la tierra.

El poder significa un enfrentamiento directo con la realidad, y el totalitarismo en el poder está constantemente preocupado por hacer frente a este reto.

Cada migaja de información que se filtra es un peligro para la dominación totalitaria.

El objetivo de un estado totalitario es la dominación global. El asenso al poder significa el establecimiento de una sede oficial para el movimiento y la adquisiscion de un tipo de laboratorio para experimentar.

El totalitarismo en el poder utiliza la administración del Estado para su fin de conquista mundial a largo plazo, establece a la policía secreta como ejecutora y guardiana de su experimento doméstico de constante transformación de la realidad en ficción, y finalmente, erige los campos de concentración como laboratorios para realizar su experiencia de dominación total.

Los movimientos totalitarios deben tratar de destruir todas las estructuras, estos movimientos, representan a aquellas masas que ya no deseaban vivir en ningún tipo de estructura fuera cual fuese su naturaleza.

La jefatura dentro del aparato de dominación totalitaria desplaza constantemente el centro real del poder a otras organizaciones, pero sin disolver ni denunciar públicamente, a los grupos que han sido así privados de su poder.

Una de las diferencias técnicas entre el sistema soviético y el nacionalsocialismo es que Stalin, donde desplazaba el poder de un aparato a otro, tendía a liquidar al aprato junto con su personal, mientras que Hitler se mostraba deseoso de continuar con ese mismo personal aunque fuera en otra función.

La multiplicación de organismos resultó extremadamente útil para el constante desplazamiento del poder.

LA Gestapo utilizaba fachadas  en institutos universitarios para que descansara el centro real de la autoridad, división de la Gestapo.

La fachada del gobierno soviético de igual forma se apoyaba en la constante creación de nuevos organismos para colocar a la sombra a los antiguos centros de poder.

En Rusia el poder ostensible de la burocracia del partido contra el poder real de la policía secreta corresponde a la duplicación originaria del partido y del Estado.

En Alemania existía una red complicada y ramificada de agentes, dentro de la cual a un departamento se le asigna una tarea de supervisar y espiar al otro.

En la unión soviética existe una policía secreta dentro de la policía secreta. Todos los informes de estas organizaciones policiacas acaban en el comité central de Moscú. Allí se decide cual de los informes es el decisivito y a que división policíaca se le confiarán las respectivas medidas policias. Hoy puede ser la división especial de la NKVD, mañana, la red de agentes del partido; al días siguiente pueden ser los comités locales o alguna de las organizaciones regionales. La única certidumbre es que, eventualmente, uno de ellos será elegido para encarnar la voluntad de la jefatura.

La única regla de la que todo el mundo puede estar seguro en un Estado totalitario es que, cuanto más visibles son los organismos del gobierno, menor es su poder, y que cuanto menos se conoce una institución, más poderosa resultará ser en definitiva.

La autoridad no va desde arriba abajo. Existe confusión de jerarquías. Multiplicación de organismos que destruyen el sentido de responsabilidad y competencia, volviendo improductiva la administración y obstaculizando la productividad, porque las ordenes contradictorias retrasan el trabajo real.

El fanatismo de los dirigentes es esencial para el funcionamiento del movimiento, y esta mentalidad gradualmente penetra a la población.

Los intereses globales siempre se imponen a los locales.

La población se presenta como simpatizantes, mientras que la clase priviligiada es limitada. La maquina del estado es transformada en una organización frontal de burócratas simpatizantes, cuya función doméstica es difundir la confianza entre las masas  y en los asuntos exteriores es engañar al mundo no totalitario.

Los gobiernos totalitarios aspiran a conquistar todo el mundo. Estiman a cada país como su territorio potencial.

El trato de un conquistador totalitario respecto a su población como si también fueran extranjeros.

El poder del totalitarismo descansa exclusivamente en la fuerza lograda a través de la organización.  Los bienes, los tesoros y la riqueza, han quedado disuelta en un género de mecanismo desmaterializado en el que cada acción genera poder, el poder de las posesiones materiales es despreciable y solo existe en la forma del desarrollo del poder organizador. Para Stalin, el constante crecimiento y desarrollo de los cuadros de la policía era incomparablemente más importante que el petróleo, carbón  y hierro. Misma mentalidad la de Hitler que consideró perdida la guerra cuando supo que ya no podía confiar en la SS.

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