Emergencia de una nueva sensibilidad erótica
Rodrigo Isaias Villavicencio HuanilaEnsayo22 de Octubre de 2023
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———— Eros Liberado
EMERGENCIA DE UNA NUEVA
SENSIBILIDAD ERÓTICA
“No hay que reír ni llorar ante
el mundo: hay que entenderlo”
Walter Benjamin
Estamos llegando a avizorar algunos resultados interesantes que han venido surgiendo y sugiriéndose a lo largo del trabajo, más allá del propósito inicial. Aquellos que busquen verdades no las encontrarán. Se ha querido mostrar, interpretar y comprender el itinerario que viene siguiendo la sexualidad y el amor en nuestra sociedad, bajo la forma de aproximaciones. Si hay algunos logros son sólo iniciales, algunos lineamientos de solución. “Ninguna cosa cumplida es perfecta, la perfección es algo que puede vivirse solamente en la búsqueda”, bien nos recuerda Alberoni.
En los capítulos III y IV se ha descrito los hechos y efectuado una interpretación inicial. Toca ahora precisar y profundizar algunas consideraciones. Antes quisiera aclarar algunas inquietudes sobre la lógica que acompaña la investigación. Como sabemos los estudios cuantitativos separan los momentos de recolección de datos del momento del análisis, mientras los cualitativos los toman como una sola pieza, en unidad interactiva entre dato y teoría. Lo efectuado en este trabajo si bien tiene una lógica cualitativa, se ubica en el tránsito. Síntoma de haber salido de la tradición positivista sin lograr aún superarlo de manera definitiva.
Si se presenta de este modo es para graficar cómo la manera en que se plantea el problema de investigación al inicio y cómo se fijan los objetivos, influye decisivamente en los pasos subsiguientes. Prácticamente, tal como muestra el resultado, es un contrapunteo entre ambas perspectivas metodológicas que de ningún modo llega ser una triangulación, porque no son complementarios y van entrelazados, sino aclaratorios. Producto de la impureza de ambas. El capítulo VI, será la parte final donde procuraremos dar términos a este entramado.
Para presentar los resultados alcanzados de modo ordenado, se divide este capítulo en tres partes. La primera referida a lo que significa sociológicamente los hostales en el terreno de la sexualidad. La segunda, el vivir de la sexualidad y el erotismo dentro de esos espacios. Y la última dedicada a comentar la relación entre amor y género, de manera breve.
-5.1 HOSTALES COMO ESPACIO ESENSIBILIDAD ERÓTICA
Un hostal es un lugar temporal para el acoplamiento de los cuerpos. Una especie de thasis, sitio donde se rinde culto a Dioniso. Tiene un espacio, un tienpo y un ritmo que permite crear un nuevo tipo de comunidad emocional gozosa, de fusiones. “El espacio es una forma que en sí mismo no produce efecto alguno (...) Lo que tiene importancia social no es el espacio, sino el eslabonamiento y conexión de las partes del espacio, producidos por factores espirituales”; dice Simmel.
Lo que significa que los hostales. coma figura espacial están determinados por ocupaciones anímicas de sus usuarios, por la necesidad de los individuos de contar con un lugar donde realizar una necesidad de reunión corporal-sexual entre dos. “La acción recíproca convierte el espacio, antes vacío, en algo, en un lleno para nosotros, ya que hace posible dicha relación. La socialización ha producido, en las distintas clases de acción recíproca. entre dos individuos, otras posibilidades de convivencia (en el sentido espiritual)...” Los cuerpos llenan un espacio a la vez que llena en nosotros un vacío. Es con la presencia de las parejas y la manera como en ese espacio se relacionan, que se expresarán las energías reales, constituyéndose los espacios en tales.
Bien valdría señalar que la relación que se establece entre la persona y el espacio-habitación no se reduce a ese trozo. El contenido de las acciones de ellos se inscribe dentro con repercusiones fuera, más allá de los mismos implicados, influyendo en sus círculos correspondientes y éstos a la vez en los círculos mayores, configurándose de este modo un encadenamiento de la vida sentimental y los goces eróticos de las personas en y con la ciudad. Espacio y persona en relaciones de reciprocidad. El ser humano otorga sentido a la figura espacial en forma de hostal y la expande.
Dentro de las interacciones de uno y otro, el espacio tiene un límite, mientras la del hombre no; por eso mismo resultan interesantes los usuarios y sus usos. Bien podríamos decir con Simmel: Tel límite) no es un hecho espacial con efecto sociológico, sino un hecho sociológico con una forma espacial” 17 En el hostal, sus usuarios no son fijos ni el espacio es exclusivo para ellos. si i ara similar propósito. Un punto de rotación para las relaciones entre los usuarios que hace que formen una comunidad más allá del mismo espacio, más allá de compartir vivencias y emociones eróticas en los límites del espacio-hostal trascendiéndolo.
Pero a la vez en el hostal se centralizan, se condenan las energías sensuales y eróticas antes sueltas en las calles y las pieles aisladas. De modo que desde ambas direcciones se hace común en la ciudad el sexo y el erotismo; haciendo brotar, despertar, en otros los deseos asolapados, dormidos. La conciencia del sexo se presenta como hecho social, y ya no sólo como propio de la intimidad y lo privado individual. De este modo, en la ciudad se cristaliza una vida común interior, que tiene repercusiones en las diferentes dimensiones de la vida social. La figura del punto de rotación es ilustrativa, por cuanto sugiere que hay tráfico. y en el tráfico un momento que se encuentra con otro equivalente sin necesidad de que sean encuentros hostiles, sino más bien de alternancia de potencia, de energía.
Como espacio y lugar copulatorio, tiene un significado psicológico. El hostal no puede reducirse a su solo lugar de ubicación, sino que su esfera de acción, de influencia significativa, se extiende por diversas ondas más allá de su límite, a través de la ciudad, la sociedad y la cultura, de modo que podemos ubicarlos formando un todo, Así el hostal pasa a ser efecto a la vez que consecuencia.
El hostal es un lugar de consumo, conde la energía excedente, aquella que no se necesita para vivir ni para el trabajo, se gasta placenteramente. Para ello un cuerpo se conecta a otro cuerpo. En la medida en que los sujetos pares, en la mayoría de los casos, están premunidos de un espíritu de contingencia, sus conexiones son no represivas: liberadas al deseo de los cuerpos. Pero no sólo es consumo de energía física, sino también producción simbólica: produce sentimientos, renueva, nace o renace valores. Produce una intimidad. Así pasa a ser lugar de producción y consumo.
Los hostales son edificaciones, tipo casas, pero reducidas a un solo espacio funcional: el dormitorio, la cama. A un solo propósito: el goce. El uso de los hostales es señal de que la intimidad se individualiza cada vez más a la vez que la sexualidad se hace pública. Se ha con- vertido en escenario de goce erótico en dúo; de contemplación y autocontemplación narcisista de sí mismo, y de la pareja, en la esplendorosidad de su desnudez, Los espejos ubicados en paredes o techos, cumplen esta función sensual”.
En este espacio se expresa, de un modo particular el erotismo y el proceso de la desacralización y sacralización del cuerpo. Se la adora pero también se la sacrifica, se la posee. Las relaciones sexuales de pareja de algún modo están relacionadas al culto, ala pleitesía de las formas sensibles y sensuales. Se expande el principio hedonista. El deleite acompasado, lento, exploratorio de los pliegues más recónditos del cuerpo amado desnudo es uno de los rituales más espléndidos del ser humano que lo diferencia del animal, y que por ello mismo se constituye en erotismo: imaginación, transgresión, creación ceremoniosa.
108 Como afirma Ibáñez, “un interior -'intus'- Refleja un “alma” ”, Ver Ibáñez, Jesús, La casa en la sociedad de consumo. El cuerpo expulsado, en, Por una sociología de la vida cotidiana, Ediciones Siglo XXI, Madrid, 1994, pp. 14.
109 Solamente tomando en consideración algunos gestos y actitudes en los lugares que de algún modo forman parte del itinerario lúdico de la ciudad, como por ejemplo las discotecas, con sus grandes espejos colocados en las paredes de las pistas de baile en donde las parejas y las personas individualmente se contemplan en sus movimientos sensuales, ondulantes, provistos de falditas cortas, ceñidas, y blusitas pequeñas que muestran el ombligo, en un andar acompasado, podemos comprobar ese proceso de narcisismo in crecendo.
En la actualidad es la casa copulatoria de la sociedad. Sucter es ambivalente. En tanto diversos sujetos entran y salen, fondo es espacio vacío; pero a la vez es altamente significativo el sujeto por los inmensos juegos simbólicos que en su espacio vacío; pero a la vez realizan la mayoría de las veces Se sueltan fuerzas terribles, deseos que buscan ser cada vez más audaces en su realización. Tiene algo de los carnavales: además de sexo, está presente la violencia, la comida y la bebida.
Girando en torno al encuentro sexual, se consume bebidas espirituosas y se come para acondicionar y reacondicionar el cuerpo a seguir con el juego erótico iniciado. Lo más relevante de esa ambivalencia es que, como hemos señalado anteriormente, forma una comunidad emocional en tanto su individualidad se funde en el plano de la sensualidad con una unidad mayor formada por los otros concurrentes, con quienes comparte los mismos fines y viven similares emociones.
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