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Ensayo Cartas A Un Joven Ingeniero

IsmaelIGC8 de Enero de 2015

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Contenido

Carta I: Sobre la verdadeira vocación 3

Carta II: Sobre la ética professional 4

Carta III: Sobre qué es la ingeniería 6

Carta IV: De cómo debe ser un ingeniero mexicano 8

Carta V: De la historia de la ingeniería mexicana 10

Carta VI: De la evolución tecnológica, herramienta fundamental de la ingeniería 14

Carta VII: Del área y de la función 15

Carta VIII: Del futuro de la profesión 16

Carta IX: De la cultura del ingeniero 16

Carta X: Del aprovechamiento del tiempo y la planeación 17

Carta XI: Del buen ingeniero y la educación permanente 18

Carta XII: Sobre los idiomas y la informática 19

Carta XIII: Del compromiso social del ingeniero 19

Carta XIV: Sobre la sustentabilidad y los antitecnologistas 20

Carta XV: De la perseverancia, la tenacidad y otros menesteres 21

Posdata. 21

Cartas a un joven ingeniero

Carta I: Sobre la verdadera vocación

La primera de mis reflexiones toca un aspecto delicado e importante, tu vocación, si seleccionas la actividad profesional que ofrezca la posibilidad de realizarte a plenitud, al goce pleno de tus facultades. Esa es la llave para que seas un profesional de excelencia, meta que debe tener toda persona que aspira a un título.

A menudo el momento de la elección está señalado con desinformación o con información insuficiente, o incluso con normas, costumbres y tradiciones que coartan la libertad.

Hace no mucho, las familias mexicanas aspiraban a contar entre sus miembros a un militar, un médico y a un sacerdote. Hoy, aunque se han modificado tales patrones, no hemos superado del todo esa consideración, continuamos “orientando” o tratando de orientar a nuestros hijos por los senderos que juzgamos más seguros, más dignos o más rentables. Conocemos a quienes se dedican a cosa diferente a la que estudiaron o, peor aún, se mecen en la hamaca de la mediocridad profesional y lamentar con amargura su mala eleccion, por ello, no tomes en consideración, si a tus padres o a persona distinta de ti les gustaría que fueras una cosa o la otra, pero que al final sean sólo tus intereses, tus gustos, tus aspiraciones, tus habilidades, tu sensibilidad, tu vocación, los que definan tu decisión. No se puede hacer felices a los demás si no se es feliz y la actividad profesional es muy probable el mejor vehículo para darse a los demás.

Dedícale a tu decisión un último examen de conciencia sobre la realidad de tu vocación; nunca será tiempo perdido y te servirá, además de para reafirmar o reorientar tu selección, para “Conocerte a ti mismo”. Así como Durand-Lasalle escribía en 1873 “interrogarnos a solas en el fondo de nuestras cavilaciones, llegando al fin a lo más íntimo del corazón; allí, el individuo, separado de los demás, exento de la influencia del amor propio, logra descubrirse tal como es.”

Muchas preguntas se agolpan en la mente de la juventud cuando debe imaginar horizontes de amplio y de largo plazo y al mismo tiempo escudriñar los rincones más profundos del propio ser. Curiosamente, te garantizo, cada nueva pregunta que te hagas te dará más seguridad, desaparecerá el miedo a preguntarte cosas trascendentes, y adquirirás la necesaria confianza de inquirirte, de buscar, de decidir.

El aprendizaje se logra con base en muchas preguntas y de una que otra respuesta, de búsqueda, de dudas más que de descubrimientos, más que de acatamiento.

Todo esto surge de una cierta deformación profesional de ingeniero que pide una última revisión de cálculo de la estructura antes de firmar la responsiva, para verificar que el edificio se mantendrá en pie independientemente de la magnitud de los sismos que lo sacudan, o que el sistema no fallará.

Resaltar la importancia de la libertad es fundamental para que entiendas nuestro siguiente punto. Tienes que tomar en cuenta que enfrentarás, la resaca de una vieja costumbre machista, que sugiere que hay carreras adecuadas para las mujeres y otras para hombres. Esto no quiere decir que ya se haya superado todo en forma definitiva y que vayas a encontrar el camino libre de obstáculos machistas. En todo caso, esas pruebas adicionales, no harán sino reafirmarla y ayudar a que cada vez sea más “normal”, lo que normal debiese ser: que en cualquier profesión el género no tenga influencia y sólo la capacidad marque las diferencias. Esto es lo mismo tanto para los hombres como para las mujeres.

Esto te será útil en tus reflexiones, como lo fueron para mí los consejos que recibí cuando pasé, hace ya muchos años, por esta situación.

Carta II: Sobre la ética professional

Para iniciar nuestra incursión en el vasto territorio de esa profesión tan antigua como la humanidad y tan llena de vericuetos, matices y posibilidades.

Emilio Rosenblueth, un distinguido ingeniero civil mexicano, repetía con frecuencia: “todo lo que parece estar más allá de la ingeniería, no es sino solo y pura ingeniería” y agregaba: “el ingeniero no puede estar hecho sólo de las ciencias de la ingeniería; la cultura, la sensibilidad social, la ideología, la economía, la política, la filosofía, el arte, son ropajes de los que no se puede desprender.”

La gran maestra y poetisa Chilena, nacida Lucila Godoy Alcayaga, escribió:

Todo el desorden del mundo viene de los oficios y las profesiones mal o mediocremente servidos: esas son nuestras calamidades verdaderas.

Es el latinoamericano quien ha hecho una cortadura traicionera entre oficio y moral, entre función pública y conducta individual. Hasta tal punto sube entre nosotros esta falta, yendo desde la culpa al delito, que ya el grado universitario o el título oficial dicen bastante poco, y son más bien aproximaciones que afirmaciones.

Y la universidad, dondequiera que exista, debe constituir una institución de calidad pura, de apretada selección.

Yo pediría a ustedes que mediten sobre este asunto. En primer lugar será pensar la profesión lo mismo que un pacto que obliga terriblemente a nuestra alma, y después de ella a nuestra honra mundana. En segundo lugar será organizar las corporaciones o gremios profesionales donde no existen y donde ya se fundaron, depurarlos de corrupción y de pereza, vale decir, de relajamiento. Y por último será obligar a la sociedad en que se vive a que vuelva a dar una consideración primogénita a las profesiones que desdeña y rebaja.

Esta aseveración, debe impulsarnos por la dignificación del individuo, de la profesión y del gremio, y a insistir en cada función, en cada responsabilidad, en cada foro, en la obligación de los profesionales, desde que inician su formación académica, de trabajar por la excelencia en la disciplina que su título ampara u en la magnitud de su compromiso social.

Considerar la actividad profesional dentro de un marco ético único, indivisible e inquebrantable, implica postular como valores dedicación, estudio, calidad, lealtad, verdad, equidad, congruencia, y debiera ser consubstancial al individuo.

No siempre se actúa en forma correcta y ello afecta la confianza en los profesionales y en la profesión. Esto es inaceptable. En la excelencia profesional no hay pero que valga. Todo en la profesión es discutible, excepto el comportamiento ético.

Así como dijo Emmanuel Kant:

Ética. La filosofía moral […] tiene el destino peculiar de tomar la apariencia de la ciencia y un aire de profundidad. […] La causa es esta: la distinción entre el bien y el mal en las acciones, y el juicio sobre la rectitud moral pueden ser fácil y correctamente reconocidos por el corazón humano a través del llamado sentimiento y pueden ser conocidos directamente […]. De manera que podamos saber qué perfección le es propia en el estado de simplicidad pura y cuál en el estado de simplicidad sabia.

Lo ético es fácil de reconocer, por eso el análisis filosófico, necesario para el conocimiento y para el esclarecimiento de dudas sobre el comportamiento del individuo y sus respuestas vitales, es un apoyo y no una ley inmutable. La moral propia, la que nos convierte en jueces de nuestros actos, la que se resuelve en el único juicio, que es el que cada quien hace de sí mismo.

Así mismo la ética no puede enseñarse de modo temático, como una asignatura más, sino que debe ejemplarizarse en todas las actividades.

Muchos de los conceptos que expongo se riñen con los valores que propone la modernidad materialista en atractivos spots radiofónicos, en videos musicalizados. Pero sé que también es fundamental para los ingenieros tener claridad en estos conceptos

La educación superior ha de emprender la transformación y la renovación de forma que la sociedad contemporánea, que vive una profunda crisis de valores, pueda trascender las consideraciones meramente económicas y asumir dimensiones de moralidad y espiritualidad más arraigadas.

Así, la selección de una profesión debe ser “por amor al arte” pero considerando las posibilidades del mercado para vivir bien de ella, pero solo si tu ambición en lo material no desborda los límites de lo razonable y se ubica en los terrenos éticos a los que me he referido, el “amor al arte” es el que te dará más satisfacciones y te asegurará, como dice el dicho “un buen pasar para irla pasando”.

Carta III: Sobre qué es la ingeniería

Lo expresado hasta aquí es válido para cualquier oficio o profesión, pero en algunos como la ingeniera adquiere una importancia mayor.

Sería interesante que, sin pensarlo mucho, trataras de

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