Resumen Cartas A Un Joven Ingeniero
mryogo23 de Enero de 2015
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Carta I
-Sobre la verdadera vocación.
Tu decisión de estudiar ingeniería, me lleva a algunas reflexiones que plasmo en esta carta.
La primera de mis reflexiones toca un aspecto delicado e importante, que es el de tu vocación para la profesión que has elegido, en los detalles que le dan sentido y contenido a la vida profesional.
Quiero expresarte que estaré satisfecho, si seleccionas la actividad profesional que te ofrezca la posibilidad de realizarte a plenitud, esa es la llave para que seas una profesional de excelencia, meta que debe tener toda persona que aspira a un título.
Lamentablemente, no siempre ocurre que se analice a qué te vas a dedicar profesionalmente el resto de tus días. Todos conocemos al padre que exige a su hijo, quien pretende ser torero, futbolista, violinista o pintor, que antes de dedicarse a “eso”, le traiga su título de arquitecto o de doctor. Y conocemos también al licenciado, al ingeniero, al médico o al odontólogo que estudiaron sin vocación, lanzados a esas profesiones sólo porque en su familia, alguien las ha estudiado o porque lo hicieron su padre o su madre, a quienes admiran o creen que admiran en lo profesional.
Y la actividad profesional es el mejor vehículo para darse a los demás; y no sólo a “los demás” cercanos y conocidos, sino también a quienes, lejos de nuestra vista o de nuestros afectos, resultan beneficiarios de una profesión bien atendida.
A cada pregunta surgirán muchas más, y a mayor profundidad en el análisis, brotarán nuevas dudas, pero también nuevas expectativas. Curiosamente, cada nueva pregunta que te hagas te hará más segura, el aprendizaje se logra con base en muchas preguntas y de una que otra respuesta, de búsqueda más que de descubrimientos, de dudas más que de acatamiento.
Por otra parte recuerda las sabias palabras del Quijote: “La libertad, sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos: con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre. Por la libertad, así como por la honra, se puede o se debe aventurar la vida.”
Pero por esa libertad, y con esa libertad, tienes que tomar en cuenta que enfrentarás.
Ya no te tocará, en el caso de que estudies ingeniería, ser solitaria pionera, como mi compañera de la generación del 54, pero sí seguir pisando fuerte, para ratificar las capacidades del “sexo débil” reafirmarla y ayudar a que cada vez sea más “normal”, lo que normal debiera ser: que en cualquier profesión el género no tenga influencia y sólo la capacidad marque las diferencias.
Mis reflexiones, con las acotaciones que ahora hago, porque se trata de una realidad vinculada con nuestra idiosincrasia, serían igualmente válidas si tú fueras varón.
Carta II
-Sobre la ética profesional.
Considerar la actividad profesional dentro de un marco ético único, indivisible e inquebrantable, implica postular como valores dedicación, estudio, calidad, lealtad, verdad, equidad, congruencia, y debiera ser consubstancial al individuo.
Lamentablemente, no siempre se actúa en forma correcta y ello afecta la confianza en los profesionales y en la profesión. Se llega por ello a decir: “Es un ingeniero excelente, pero…” (Cobra en demasía, sugiere un equipo por conveniencia personal, se sobreprotege…). Esto es inaceptable. En la excelencia profesional no hay pero que valga. Aquí sí, la expresión shekespeariana: “Ser o no ser”, tiene validez absoluta. Todo en la profesión es discutible, excepto el comportamiento ético, en el que deberíamos ser intransigentes.
Los decálogos éticos, los juramentos profesionales, son útiles como llamadas de atención, como guas sociales, siempre limitadas y lamentablemente siempre interpretables, pero no pueden sustituir a la única norma inalterable, que es la moral propia, la que se arraiga en el alma, la que se resuelve en el único juicio indestructible, que es el que cada quien hace de sí mismo.
A la pregunta de si la selección de una profesión debe ser exclusivamente “por amor al arte” c hay que considerar las posibilidades del mercado para vivir bien en ella, respondo que deben considerarse ambos aspectos; pero señalo también que, si como espero, tu ambición en lo material no desborda los límites de lo razonable y se ubica en los terrenos éticos a los que me he referido, el “amor al arte” es el que te dará más satisfacciones y te asegurara, como dice el dicho: “un buen pasar para irla pasando”.
Carta III
-Sobre que es la ingeniería.
La flexibilidad que permite irte formando y adaptándote a la profesión de acuerdo con tus deseos, preferencias, aptitudes y de conformidad con las oportunidades que la vida te vaya ofreciendo, tiene en la ingeniería altos grados de libertad, lo que es un atractivo que se debe aprovechar, pues abre horizontes a veces insospechados y obliga a estar listo para cambiar, para adecuarse, para “reciclarse”, como hoy se dice.
Thomas Tredgold (1828): La ingeniería es el arte de dirigir las grandes fuentes de poder de la naturaleza para el uso y convivencia del hombre.
Henry G. Scott (1907): Ingeniería es el arte organizar y dirigir hombres y controlar las fuerzas y materiales de la naturaleza para el beneficio de la raza humana.
Alfred W. Kiddle (1920): Ingeniería es el arte o ciencia de utilizar, dirigir o instruir a otros, en la utilización de los principio, fuerzas, propiedades y sustancias de la naturaleza, para la producción, manufactura, construcción, operación, y uso de cosas […] o de medios, maquinas, implementos y estructuras.
J.A.L. Wadell, Frank W. Skinner, y H.E. Wessman (1933):La ingeniería es la ciencia y el arte de manejar eficazmente materiales y fuerzas […] comprende el diseño y la ejecución más económicos […] asegurando, cuando se logra adecuadamente, la más ventajosa combinación de precisión, seguridad, durabilidad, rapidez, simplicidad, eficiencia y economía pasibles, para las condiciones de diseño y servicio.
No hay acuerdo sobre si es ciencia, arte, técnica, practica, actividad, oficio… sencillamente porque la ingeniería suele mezclarse todo en diferentes proporciones, según el propósito, el objetivo, el fondo y la forma, el momento, la idiosincrasia… incluso el “estilo”.
Por eso, todas las definiciones nos parecen incompletas; la que no olvida a la persona como fin, la ignora como medio fundamental; la que da énfasis al aspecto técnico, minimizar el impacto social o el económico; y asi como las definiciones de años atrás hacían caso omiso de lo que hoy se llama sustentabilidad, solo las muy recientes contemplan evoluciones tecnológicas y su impacto, como pudiera ser la relativa a la ingenieria genética, y pocas incluyen el componente ético.
Carta IV
-De cómo debe ser un ingeniero mexicano.
He aquí una más de las responsabilidades de la profesión: convencer a la sociedad de la trascendencia vital de su existencia, de modo que quienes tienen a su cargo las decisiones estratégicas del país, den a la ingeniería y al desarrollo tecnológico la prioridad que merecen.
Te darás cuenta de que nuestro país requiere competir en el mundo para sobrevivir, y requiere antes, sobrevivir para poder competir en el mundo; la ingeniería juega en ambos asuntos un papel de primera importancia.
La función del ingeniero mexicano se ubica en tres planos; atender las necesidades del pequeño México subdesarrollado para incorporarlo al bienestar que no conoce, y al mismo tiempo restaurar la propia casa profesional, que ha quedado maltrecha por las inclemencias de los malos tiempos.
Afortunadamente, contamos con importantes recursos, particularmente energéticos, que deben ser, como reza la mayoría de las definiciones de la profesión, usados con eficiencia y honestidad, explotados racionalmente y empleados para el bienestar de la sociedad, y desde luego, contamos con los propios mexicanos, que tenemos un enorme potencial, tanto en los renglones de la productividad y la creatividad, como en el del mercado.
Además del conocimiento profundo y permanentemente actualizado de su disciplina, los atributos de honestidad, cultura, gratitud, compromiso, amor, generosidad, solidaridad, son esenciales en los ingenieros mexicanos.
Los ingenieros de mañana, deben ser capaces de atender y provocar los cambios requeridos; de enfrentar los riesgos y la incertidumbre de un mundo que se hace más complejo cada hora; de discutir sin contrapisas las tendencias que orientan los pasos de la humanidad; de cuestionar las contradicciones que parecen bloquear nuestras hipótesis y nuestros deseos; de polemizar sobre las paradojas que oponen a las sociedades actuales, y dentro de ellas a sus diferentes sectores. Los ingenieros deben ser magníficos especialistas en su disciplina, pero al mismo tiempo sensibles en todo lo demás.
Carta V
-De la historia de la ingeniería en México.
“la historia es la forma en que una cultura rinde cuentas de su pasado”; Decía Huizinga. La construcción en el lecho del lago, el Templo Mayor, las colosales pirámides, observatorios y castillos, el albarradón de Nezahualcóyotl, el acueducto de Chapultepec, los juegos de pelota, los diques-calzada, los caminos mayas, las plazas extraordinarias, los centros ceremoniales, los sistemas hidráulicos, son muestras de la extraordinaria habilidad y del conocimiento de nuestros antepasados, y magníficos antecedentes de nuestra ingeniería.
El ingeniero de los mesoamericanos para encontrar soluciones adecuadas a los problemas de su vida
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