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Ensayo Quien Se Ha Llevado Mi Queso

zaragozaglez7 de Junio de 2014

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INTRODUCCIÓN

Dedicado a mi amigo el doctor Kenneth Blanchard, cuyo entusiasmo por esta narración me animó a escribir este libro y cuya ayuda ha permitido que llegue a tantas personas.

“Los planes mejor trazados de hombres y ratones suelen salir mal.”

“La vida no es ningún pasillo recto y fácil que recorremos libres y sin obstáculos, sino un laberinto de pasadizos en el que tenemos que buscar nuestro camino, perdidos y confusos, detenidos de vez en cuando, por un callejón sin salida.”

“Pero, si tenemos fe, siempre se abre una puerta ante nosotros; quizá no sea la que imaginamos pero sí será, finalmente la que demuestre ser buena para nosotros.”

Me entusiasma contarles la historia de cómo se creó la narración de ¿Quién se llevó mi queso? Porque eso significa que el libro ya se ha escrito y todos podemos leerlo disfrutarlo y compatírlo con los demás.

Eso es algo que he deseado que sucediera desde que escuche por primera vez a Spencer y Johnson contar su magnifica fábula del “Queso”, hace ya muchos años antes de que escribiéramos nuestro libro el ejecutivo al minuto.

Recuerdo que en aquel entonces pense en lo buena que era esta historia y en lo útil que sería para mí a partir de ese momento.

¿Quién se ha llevado mi queso? Es una narración sobre el cambio que tiene lugar en un laberinto donde cuatro divertidos personajes buscan el “Queso" siendo ese queso una metáfora de lo que deseamos tener en la vida ya sea un puesto de trabajo, una relación, dinero, una casa grande, libertad, salud, reconocimiento, paz espiritual o incluso una actividad como correr o golf.

Cada uno de nosotros tiene su propia idea de lo que es el queso, y nos esforzamos por encontrarlo porque estamos convencidos de que nos hará felices. Si lo conseguimos, a menudo nos vinculamos a él. Y si lo perdemos o nos lo arrebatan podemos pasar por una experiencia traumática.

El ”laberinto” representa el tiempo que cada persona dedica a buscar lo que desea.

Esta narración tiene fama de haber salvado carreras profesionales matrimonios ¡y hasta vidas!

Estoy tan absolutamente convencido del poder de ¿Quién se ha llevado mi queso? Que entregue un ejemplar de una edición previa a todos los que trabajan en nuestra empresa.

Cuándo le cuento esta historia a la gente y luego leen ¿Quién se ha llevado mi queso?, Casi puede persivirse como empieza a producirse una liberación de energía negativa.

Créame, se necesita muy poco tiempo para leer esta pequeña parábola pero el impacto de la causa puede ser profundo.

Espero que disfrute con lo que se dispone a descubrir y expreso mis mejores deseos. Ah, y recuerde: ¡muévase con el queso!

Partes de todos nosotros

Los cuatro personajes imaginarios presentados en esta fábula, los ratones “Fisgón” y “Escurridizo”, y los liliputienses “Hem” y “Haw” pretenden representar las partes simples y complejas de nosotros mismos, independientemente de nuestra edad, sexo, raza o nacionalidad.

Hay veces que podemos actuar como:

Fisgón.

Que fisgonea y detecta pronto el cambio, o como

Escurridizo

Que se apresura hacia la acción, o como

Hem

Que se niega y se resiste al cambio, por temor a que conduzca a algo peor, o como

Haw

Que aprende a adaptarse a tiempo en cuanto comprende que el camino puede conducir a algo mejor.

Al margen de la parte de nosotros mismos que decidamos utilizar, todos compartimos algo en común: la necesidad de encontrar nuestro camino en el laberinto y alcanzar éxito en unos tiempos tan cambiantes.

Una reunión en Chicago.

En Chicago, varios antiguos compañeros de clase que habían sido buenos amigos en la escuela se citaron para almorzar después.

Después de unas pocas bromas y un copioso almuerzo iniciaron una interesante conversación.

Una de las alumnas más populares de la clase dijo que la vida le resultó ser muy diferente a como creía que sería cuando estaba en la escuela.

Nathan que formaba parte de la comunidad local desde que tenían uso de razón. Todos se sorprendieron al escucharlo preocupado cuando dijo: se dan cuanta de que no queremos cambiar cuando las cosas cambian.

Es porque nos resistimos al cambio porque tenemos miedo, dijo Carlos.

Todos se echaron a reír al darse cuenta de que a pesar de haber seguido direcciones muy diferentes, desde trabajar en casa hasta dirigir empresas, experimentaban unos sentimientos muy similares.

Todos trataban de afrontar los inesperados cambios que les estaba ocurriendo en los últimos años, y la mayoría admitía no conocer una buena forma de manejarlos.

A mí me daba mucho miedo cambiar, dijo Michael, cuando se presento un gran cambio en nuestra empresa, no supimos qué hacer. Así que no nos adaptamos estuvimos a punto de perderla. Pero entonces oímos contar un divertido y breve cuento que lo cambió todo.

La narración transformó mi forma de considerar el cambio de modo que en lugar de verlo como la posibilidad de perder algo.

Empecé a verlo como la oportunidad de ganar algo y comprendí cómo hacerlo después de eso todo mejoró con rapidez tanto en el trabajo como en mi vida personal.

Al principio me molestó la simplicidad del relato, parecía algo que pudiera habernos contado en la escuela y me di cuenta de que me sentía molesto con migo mismo.

Después se lo conté a algunas personas de la empresa y ellas se lo contaron a su vez a otras y el negocio no tardó en mejorar, fueron pocas las personas que dijeron no haber sacado nada en limpio de esta narración o que conocían las lecciones y las vivían o las ponían en practica o creían saberlo todo.

Cuando uno de nuestros ejecutivos que tenia problemas para adaptarse dijo que el relato solo era para él una pérdida de tiempo.

¿Cuál es el cuanto? Dijo Angela.

Se titula ¿Quién se ha llevado mi queso?

Te importaría contárnosla dijo Carlos

Pues claro, me encantaría.

Indice

partes de todos nosotros

la historia de la narración

una reunión en Chicago

la narración

Cuatro personajes

El hallazgo del queso

No hay queso

Los liliputienses, Hem y Haw,

Los ratones Fisgón y Escurridizo.

Mientras, de nuevo en el laberinto

Dejar atrás los miedos

Disfrutar de la aventura

Moverse con el queso

Las frases escritas en la pared

Probar el queso nuevo disfrutar con el cambio

Érase una vez, hace mucho tiempo, en un país muy lejano, vivían cuatro pequeños personajes que recorrían un laberinto buscando el queso que los alimentara y los hiciera sentirse felices.

Dos de ellos eran ratones y se llamaban fisgón y escurridizo y los otros dos eran liliputienses, seres tan pequeños como los ratones pero cuyo aspecto y forma de actuar se parecía mucho a las gentes de hoy. Se llamaban Hem y Ha.

Por su pequeño tamaño, sería fácil no darse cuenta de lo que estaban haciendo los cuatro. Pero si se miraba con la suficiente atención se descubría las cosas más extraordinarias.

Cada día, los ratones y los liliputienses dedicaban el tiempo en el laberinto a buscar su propio queso especial.

Los ratones que solo poseían simples cerebros de roedores, pero muy buen instinto, buscaban un queso seco y duro de roer, como suelen hacerlo los ratones.

En cambio los liliputienses tenían algo en común, cada mañana se colocaban sus atuendos y zapatillas de correr por el laberinto en busca de su queso favorito.

El laberinto estaba compuesto de pasillos y cámaras algunas de las cuales contenían queso delicioso.

Pero también había rincones obscuros y callejones sin salida que no conducían a ninguna parte. Cualquiera podía perderse con facilidad.

Sin embargo contenía secretos que permitían disfrutar de una vida mejor a los que supieran encontrar su camino.

Los ratones utilizaban sus instintos, el método de tanteo para encontrar el queso. Fisgón utilizaba su magnífica nariz para husmear la dirección general de donde procedía el olor a queso. Mientras que escurridizo se lanzaba hacia delante, se perdieron más de una vez seguían direcciones equivocadas y a menudo tropezaban con las paredes. Pero al cabo de un tiempo encontraban el camino.

Hem y Ha también utilizaban su capacidad para pensar y aprender de experiencias del pasado. No obstante se fiaban de su complejo cerebro para desarrollar métodos más sofisticados de encontrar el queso. En algunas ocasiones salía bien pero en otras ocasiones se dejaban dominar por sus poderosas convicciones y emociones humanas, que nublaban su forma de ver las cosas. Eso hacia que la vida en el laberinto fuese mas complicada y desafiante.

A pesar de todo Fisgón, Escurridizo, Hem y Haw terminaron por encontrar el camino hacia lo que andaban buscando. Cada uno encontró un día su propia clase de queso al final de uno de los pasadizos en el depósito de queso Q.

Desde entonces los ratones y los liliputienses se ponían cada mañana sus atuendos para correr y se dirigían al

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