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Estudio comparativo entre Cid y Roldán , por LH


Enviado por   •  26 de Agosto de 2019  •  Monografías  •  2.487 Palabras (10 Páginas)  •  555 Visitas

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Estudio comparativo entre Cid y Roldán

Introducción

En el siguiente trabajo nos proponemos establecer una relación entre dos obras literarias de la edad media: el Cantar de Mío Cid y la Chanson de Roland.

Lo haremos desde la perspectiva teórica de la Literatura Comparada donde “«la literatura» posee la consistencia que debería corresponder a la presencia ideal de un patrimonio común a las distintas civilizaciones”. (Gnisci, 2002, p. 10)

El tema guía del recorrido por el que vamos intentar llevar este trabajo es el de la traición. A partir de dicho tema iremos a algunos temas relacionados, como por ejemplo el honor, el combate, el vasallaje. Consideramos que el tema de la traición es uno de los llamados “«universales temáticos»” (Gnisci, 2002, p. 156), donde lo moral se entrelaza con lo personal, ya que, como veremos en el desarrollo de nuestro trabajo, las afrentas muchas veces son a las personas a través de su honor, otras veces a través de la representación de lo que ellas son, y a veces lo que se ataca es el vínculo entre las personas.


De los traidores

La comparación que estableceremos pondrá en el centro del foco al personaje antagonista antes que al protagonista. Es por eso que las figuras que más mencionaremos del Cantar de Mío Cid serán García Ordóñez y los infantes de Carrión, mientras que de la Chanson de Roland nos enfocaremos principalmente en Ganelón y Marsil.

Tenemos por un lado a García Ordóñez, conde castellano que Ruíz Díaz venció en Cabra. En el discurrir del poema aparece mencionado repetidas veces, y se menciona que en el mismo poema aparecía la derrota de este personaje, que era quien acusaba de robo al Cid y lograba que lo condenen al destierro.

Al mismo nivel que García Ordóñez tenemos la figura de Ganelón, el padrastro de Roldán. Ambos son los antagonistas que funcionan como eje en la mayor parte de ambas obras.

Pero existen otros antagonistas, también traidores, que aparecen según la constitución de cada obra. En el Cantar de Mío Cid los infantes de Carrión son advenedizos que piden, por intercesión del rey Alfonso, casarse con las hijas del Cid, atraídos por las victorias, la fama y la riqueza que éste había acumulado, ahora que se encontraba congraciado nuevamente con el rey. La traición que ellos realizan se encuentre en el Cantar Tercero: La afrenta de Corpes; esto es, en la última parte del Cantar de Mío Cid.

Por otra parte tenemos la presencia de los otros antagonistas traidores de la Chanson de Roland, que aparecen en la primera parte, aún antes de que haga acto de presencia Ganelón. Y usamos el plural porque si bien es Marsil quien organiza con Ganelón el plan de atacar la retaguardia donde se va a encontrar Roldán, también está su consejero Blancandrín en este inicio, sugiriendo la traicionera oferta de rendirse con la que da comienzo al debate del consejo de Carlomagno, que terminará con la disputa de Ganelón contra Roldán y los suyos. De esta actitud traicionera dan cuenta estos fragmentos, el primero, donde Blancandrín aconseja al rey Marsil (tirada 3):

Enviad a Carlos, orgulloso y altivo, palabras de servicio fiel y de gran amistad.

Más adelante, cuando llega ante Carlomagno la propuesta de paz, Roldán recuerda que ya antes Marsil había faltado a su palabra, matando a los anteriores embajadores.

Entonces el rey Marsil llevó a cabo una gran traición [...] uno era Basan y el otro Basilio; cerca de Altamira, en pleno monte, cortó sus cabezas.” (tirada 14)

Cuando nos referimos a “primera parte” es tanto por ser el comienzo de la obra como por la separación que establece Martín de Riquer en Los cantares de Gesta Franceses “El cantar se deja dividir perfectamente en cuatro partes, trabadas la una con la otra, de las cuales a la primera corresponde la cuarta, y a la tercera, corresponde la segunda.” (2009 p. 119)

La traición de los infantes es la más explícita forma de traición que aparece en el Cantar de Mío Cid, ya que los infantes tienen una combinación de actitudes cobardes y deshonrosas. Se los menciona planeando la traición de asesinar al amigo moro del Cid, Abengalbón, para robarle:

“Mientras que estaban urdiendo los infantes su traición

un moro que el castellano sabía los entendió

y sin guardar el secreto se lo dice a Abengalbón.” (serie 126)

Más adelante sucede la afrenta que da título al Cantar tercero, donde los infantes maltratan a las hijas del Cid porque son a las únicas a las que pueden atacar, y el juglar directamente canta:

Espuelas llevan calzadas los traidores de Carrión,” (serie 128)

El subrayado es nuestro, y más allá de que es sólo un cambio de epíteto podemos ver cómo en ese momento es crucial la descripción que se hace de ellos, que faltaban con su compromiso a sus esposas, y por relación directa al Cid, pero también al rey, quien era quien se las había otorgado.

Ganelón es el gran traidor, central en la Chanson de Roland, a quien Auerbach le dedica muchos pasajes de su capítulo cinco:

“Para algunos autores representa la paz, al contrario que Roldán, que representa la guerra; para otros ejemplifica al vasallo dispuesto a olvidar la causa de su señor por seguir sus intereses personales. Este terrible error le costará la vida, pues la falta de solidaridad hacia su señor y compañeros es una contradicción en el mundo feudal y épico.”

Y queremos destacar que si hay una diferencia entre Ganelón y el resto de los traidores mencionados es su concepto de honor. Marsil tiene una actitud poco honorable de no respetar a los mensajeros. Ganelón no teme a la muerte, y aún en medio de la corte del rey sarraceno lleva la mano a la espada, indicando claramente que no temía morir en combate. Esto lo contrapone en relación a los infantes de Carrión, quienes no se atreven a combatir junto al Cid. Pero más deshonroso que ese momento de temor, es la vergüenza querer hacer suyas victorias en la batalla, como destaca Pedro Bermúdez cuando desafía a Fernando González:

De aquella muerte del moro ante el Cid y los demás

como de proeza tuya bien te supiste alabar,

y todos te lo creyeron, que ignoraban la verdad.“ (serie 143)

Enseñanza moral de los cantares de gesta

Si bien los cantares de gesta estaban para entretener al pueblo, y es por esa razón que se los cantaba en la lengua vernácula y no en latín culto, además de entretención contenían mensajes de los valores morales de la época, como el culto religioso, el respeto a la autoridad del rey y otros similares.

Tanto en el Cantar de Mío Cid como en la Chanson de Roland se hace exhortación en contra de la traición, en ambos poemas se la menciona cerca del final de los mismos, cuando  los traidores son castigados.

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