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L hombre en busca de sentido


Enviado por   •  22 de Mayo de 2016  •  Ensayos  •  3.496 Palabras (14 Páginas)  •  207 Visitas

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INTRODUCCIÓN

En este relato el Dr. Viktor E. Frankl, nos platica como fue para el vivir en los campos de concentración de Alemania durante la época de la Segunda Guerra Mundial.

No se concentra tanto en las experiencias de lo que sufrió, sino en analizar la mente del prisionero al estar viviendo en situaciones en las cuales nos aptas para ninguna persona. La motivación que tenían algunos de ellos para seguir luchando por sobrevivir, a pesar de no saber si algún día podrían liberarse de todo lo que por desgracia les había tocado vivir.

Y como algunos otros, en su desesperación por querer ser libres llegaban a suicidarse, pues no le encontraban sentido al seguir viviendo en un lugar donde solo eran torturados.

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

VIKTOR E. FRANKL

PARTE PRIMERA

Un psicólogo en un campo de concentración

Nos relata los hechos personales que vivió uno de los supervivientes de los campos de concentración, pero no concentrándose de manera esencial en esa parte, sino en explicar cómo es que influía el vivir en un campo de concentración en la vida de los prisioneros, es decir, en las personas comunes que no gozaban de ningún privilegio a diferencia de otros que vivieron mejor como prisioneros en los campos de concentración que en la vida que tenían fuera de ellos. Estos prisioneros con privilegios muchas veces golpeaban mal a los demás que ellos consideraban gente común solo por el hecho de ser quienes tenían más poder en estos lugares.

  • Selección activa y pasiva

Se les daba a conocer que cierto grupo de prisioneros sería trasladado a un nuevo campo de concentración, lo que todos se imaginaban es que ese pequeño grupo terminaría en una cámara de gas. Para las selecciones que se hacían eran de los prisioneros que se encontraban más enfermos, agotados, los que no tenían la misma resistencia al trabajo, y eran enviados a los campos que se encontraban en el centro que estaban equipados con cámaras de gas y crematorios.

Cuando se daba a conocer que el proceso de selección se iniciaba una lucha interna entre compañero o entre grupos, pues para ellos lo más importante era que se eliminara un nombre de la lista ya que por cada persona que fuera condenada se salvaba otra.

En los traslados que se hacían, tenían que haber un número determinado de prisioneros sin importar quien fuera, pues eran considerados solo un número más. Al ingresar al campo de concentración de Auschwitz, eran despojados de todos sus documentos y objetos personales, después cada prisionero tenía la oportunidad de escoger un nombre o una profesión falsos, pero esto no era importante para las autoridades, para ellos lo único importante era el número de prisionero que se les era asignado que en ocasiones se les tatuaba en la piel y lo llevaban cosido en alguna parte visible de su ropa.

El pensamiento que hacía que los prisioneros se mantuvieran con vida era el poder ver a sus familias de nuevo y poder salvar a sus amigos, por esto hacían ciertas cosas para que fuera otro prisionero el que tomara su lugar en el transporte que los llevaría hasta su muerte.

Existía otro tipo de selección en el que se mantenía con vida a los prisioneros que después de estar tanto tiempo siendo trasladados de un campo de concentración a otro perdían la sensibilidad, los que hacían lo que fuera necesario (sea bueno o malo) con el objetivo de sobrevivir.

  • El informe del prisionero n.° 119.104: ensayo psicológico

Este relato nos indica las experiencias que vivió un prisionero común, que trabajo como médico en las últimas semanas de su vida. Nos dice que era considerado un prisionero más el número 119.104, que durante el tiempo que estuvo en el campo de concentración cavaba y colocaba los rieles para el ferrocarril.

En el año de 1944, se le asignó el trabajo se cavar un túnel sin ayuda de ningún prisionero para instalar una cañería debajo de la carretera, por lo que antes de navidad de ese mismo año la empresa le dio lo que se consideraba “cupones de premio”, que podían cambiarse por 6 cigarros y en algunos casos semanas después perdían su valor. Pero lo que el trata de explicarnos es que cuando cambio sus 2 cupones por los 12 cigarros que valían, estos podían cambiarse por 12 raciones de sopa que era muy importante en las dos semanas que pasaba sin comer.

El autor nos confiesa que al iniciar la escritura de este libro quiso hacerlo de manera anónima, solo dando a conocer su número de prisionero, pero que al terminar de redactarlo comprendió que no sería considerado un escrito con un valor significativo, por lo que al dar a conocer su nombre también perdió el miedo que le tenía al exhibicionismo, pues: “la valentía de la confesión eleva el valor de los hechos”. (Frankl E., 1991)

PRIMERA FASE: INTERNAMIENTO EN EL CAMPO

En esta primera etapa nos relata cómo se vivía el traslado en los trenes que los llevaría a un nuevo campo de concentración, como se paralizaban con solo escuchar el nombre del campo de concentración ubicado en Auschwitz, pues todos conocían lo que había en ese lugar: “cámaras de gas, hornos crematorios, matanzas indiscriminadas”. (Frankl E., 1991)

Luego nos habla de la primera selección que se les hizo delate de un oficial de la SS, donde al bajar del vagón del tren los formaban en dos filas una de hombres y otra de mujeres, después este oficial los observaba detenidamente e indicaba con su dedo hacia la derecha o la izquierda. En el transcurso de la tarde, se dieron cuenta de lo que significaba ese pequeño señalamiento: la derecha eran los trabajos forzados y a la izquierda se encontraban las cámaras de gas; en esta primera selección a la que fueron sometidos el 90% de los pasajeros de ese tren murió, pues fueron enviados hacia la izquierda al crematorio.

Los que fueron enviados a la derecha durante la primera noche que pasaron en el campo de concentración, los hicieron recorren el camino desde la estación atravesaba una cerca electrificada y el campo hasta llegar al pabellón de desinfección, donde fueron llevados a un baño. En ese preciso momento fue que se dieron cuenta de porque los oficiales de la SS eran tan ambles con ellos, eso era porque todavía poseían sus relojes y actuaban de esa forma para persuadirlos y que se los entregaran.

Los hacían esperar en una pequeña sala antes de ingresar a la cámara de desinfección, donde momentos después aparecieron los oficiales de la SS con unas mantas para que dejaran todas sus pertenencias, pero Viktor quería conservar un manuscrito científico en el que había trabajado durante toda su vida, pero la persona a la que le confió lo que pensaba hacer dijo una palabra que produjo todo un caos en ese lugar; los oficiales volvieron, gritándoles órdenes y empujándolos a otra sala que precedía a los baños. Cuando estuvieron todos dentro, el oficial de la SS que se encontraba con ellos les dijo: “Os daré dos minutos y mediré el tiempo por mi reloj. En estos dos minutos os desnudaréis por completo y dejaréis en el suelo, junto a vosotros, todas vuestras ropas. No podéis llevar nada con vosotros a excepción de los zapatos, el cinturón, las gafas y, en todo caso, el braguero. Empiezo a contar: ¡ahora!” (Frankl E., 1991); al terminar de decirles esto, todos comenzaron a desnudarse.

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