LA CASA DE CARTON
virgi_200819 de Junio de 2015
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TABLA DE CONTENIDOS
INTRODUCCION 2
I. ASPECTOS BIOGRAFICOS 3
II. MOMENTO HISTORICO 4
III. ESCUELA O MOVIMIENTO LITERARIO QUE PERTENECE LA OBRA 5
IV. GENERO DE LA OBRA Y FORMA DE EXPRESION LITERARIA 5
V. MOTIVOS QUE LLEVARON AL AUTOR A ESCRIBIR LA OBRA 6
VI. ARGUMENTO 6
VII. ESTRUCTURA 7
VIII. PERSONAJES 8
IX. CALIDAD LITERARIA Y ESTETICA DE LA OBRA 10
X. APRECIACIONES FINALES 11
BIBLIOGRAFIA
INTRODUCCION
I. ASPECTOS BIOGRAFICOS
MARTIN ADAN
(Rafael de la Fuente Benavides; Lima, 1908 - 1985) Poeta y narrador peruano considerado uno de los fundadores, junto a José María Eguren y César Vallejo, de la poesía moderna en su país, así como un innovador en la prosa de ficción.
Hijo de Santiago de la Fuente Santolalla (que falleció cuando Rafael tenía seis años) y Rosa Mercedes Benavides, hizo sus estudios en el Colegio Alemán de Lima (1916-26), donde tuvo como profesores al gramático español Emilio Huidobro y al poeta Alberto Ureta. En 1927 ingresó a la Universidad de San Marcos para cursar letras y derecho.
Ese mismo año aparecieron en la revista Amauta (firmados con el pseudónimo de Martín Adán, que mantendría toda su vida) algunos fragmentos de su libro La casa de cartón, publicado el año siguiente, y el poema Navidad. Durante los siguientes años publicó poemas y ejerció la crítica literaria en diversas revistas, principalmente Amauta y Mercurio Peruano, además de frecuentar las tertulias literarias de José María Eguren y José Carlos Mariátegui. En 1931 entró a trabajar en el departamento legal del Banco Agrícola del Perú, donde permaneció pocos años.
Martín Adán fue cayendo luego progresivamente en el vértigo de una honda crisis intelectual y emocional que lo llevó a una vida de autodestrucción por el alcohol. Escribía en servilletas o pedazos de papel con una caligrafía temblorosa; la protección de unos pocos amigos salvó parte de esos materiales heterogéneos y a veces incoherentes. En 1935 sufrió un primer internamiento en el Sanatorio de Magdalena, pero es a partir de 1937 cuando su residencia en sanatorios se hace más frecuente a causa del alcoholismo crónico. Durante su primer internamiento en el Hospital Larco Herrera (entre 1937 y 1941), finalizó De lo barroco en el Perú, su tesis doctoral en letras (1938).
A esta reclusión siguieron otras en el mismo hospital (de 1943 a 1946, de 1947 a 1949), hasta que alrededor de 1963 fue internado definitivamente en una clínica particular, que sólo abandonó en marzo de 1983 para volver a alojarse en el Hospital Larco Herrera, y a partir del año siguiente en el albergue Canevaro, que acabaría siendo la última morada del poeta.
Entre las distinciones que mereció se encuentran el Premio Nacional de Fomento a la Cultura en el área de poesía los años 1946 y 1961 y el Premio Nacional de Cultura de Literatura correspondiente al bienio 1973-1974. En 1956 fue elegido miembro de la Academia Peruana de la Lengua.
La obra de Martín Adán
Martín Adán publicó en prosa La casa de cartón (1928) y De lo barroco en el Perú (1968), y los poemarios La rosa de la espinela (1939), Travesía de extramares (1950), Escrito a ciegas (1961), La mano desasida (1964), La piedra absoluta (1966) y Diario de poeta (1975). Parte de su obra se encuentra desperdigada en diarios y revistas: algunos fragmentos del poema "Aloysius Acker", destruido por el autor, los trabajos "Autores del primer siglo de la Literatura Peruana" (1939-40) y "Una primitiva bibliografía amazónica" (1942), el romance "La campana Catalina" y el poemario "Mi Darío".
Bajo el cuidado de Ricardo Silva-Santisteban se publicaron dos volúmenes que comprenden casi toda su producción literaria: Obra poética (1980) y Obras en prosa (1982); pero falta rescatar la gran cantidad de manuscritos inéditos que se encuentran en la colección de papeles personales de Martín Adán que se encuentra depositada en la Universidad Católica del Perú.
La obra de Martín Adán se ubica con claridad en una actitud que cuestiona abiertamente la tradición literaria y representa, al mismo tiempo, un caso radical de marginalidad o exilio interior en las letras peruanas. Desde La casa de cartón (1928), su temprana novela poemática, dejó traslucir un apego por la experimentación vanguardista. Sin abandonar nunca su aspiración antiliteraria, su poesía tomó sin embargo otro rumbo, pues la construyó con elementos culteranos que otorgaron un carácter de hermetismo místico a su búsqueda del absoluto y a la angustia con que el poeta expresó la incapacidad del lenguaje para aprehender el misterio de la existencia.
II. MOMENTO HISTORICO
Siendo casi un adolescente, Martín Adán publicó esta novela en el contexto de la dictadura de Augusto B. Leguía y el acercamiento comercial del país con Estados Unidos. La década de 1920, vale decirse, culminó con una crisis económica que se hizo, especialmente, palpable en Lima. El sector construcción se vino abajo y redujo su personal en un 70%, constituido sobre todo por inmigrantes rurales. “En respuesta, el gobierno urgió a muchos de ellos a que regresaran a sus hogares en el interior” (Klarén 2004: 329). Se vivía un clima de tensión social en el que las masas populares jugaron un rol definitivo. Como consecuencia de ello, solo un par de años después de la publicación de La casa de cartón, después de cometer un golpe de Estado, el comandante de origen andino, Luis Sánchez Cerro, “fue recibido en Lima como un libertador por multitudes estimadas en cien mil personas, la más grande demostración espontánea de masas en la historia peruana” (Klarén 2004: 329). Gran parte del público que apoyaba a Sánchez Cerro lo conformaban “humildes vendedores ambulantes y de mercado, obreros de construcción, barrenderos y trabajadores de industrias artesanales. Muchos eran inmigrantes recientes, caracterizados como grupo por su elevado grado de pobreza y desempleo”. Según Peter Klarén, estos se identificaban con Sánchez Cerro, porque “era un cholo como nosotros” (Klarén 2004: 334). Las masas, en efecto, estaban fuera de control y suponían un potencial agente de cambio social.
III. ESCUELA O MOVIMIENTO LITERARIO QUE PERTENECE LA OBRA
En La casa de cartón Martín Adán se distingue por la radicalidad con que asume una nueva estética de la escritura: emprende una disolución de lo novelesco en la subjetividad lírica, en la discontinuidad, en el fragmentarismo y en la contextualidad disonante. Su mismo título, emblema de la estética vanguardista, alude a la fragilidad del mundo fenoménico y a la desconfianza ante una realidad objetiva. Si en la ficción realista la casa es un espacio protector, recinto mítico de la intimidad y de la identidad que sostiene la existencia de los personajes, aquí se convierte en un espacio deshabitado y de contornos evanescentes, producto de la imaginación. El autor construye explícitamente un simulacro, una arquitectura de papel, reducida a su condición de lenguaje, que no extrae sus andamios de la observación directa de la realidad, sino de lecturas literarias.
La casa de cartón se escribe en un momento fresco y creativo de la prosa del idioma. Es imposible tomar en serio las clasificaciones que proponen algunos profesores –vanguardismo, creacionismo, futurismo, ultraísmo– pero no cabe duda que una cierta inocencia atraviesa una parte de la literatura de esa época, una deliberada audacia en la invención de imágenes, un placer en introducir al lenguaje literario términos científicos, técnicos, insolentes. La generación de los años veinte sonreía ante los excesos de los modernistas pero hoy sus postes de luz eléctrica, sus aeroplanos, su helioterapia (“Las baldosas sometidas a la helioterapia del mediodía...”) nos recuerdan, tanto como los cisnes y las princesas, una época pasada. A pesar de esos juegos que la envejecen La casa de cartón ha resistido.
IV. GENERO DE LA OBRA Y FORMA DE EXPRESION LITERARIA
Inclasificable en un género concreto, La casa de cartón ha suscitado diferentes y encontradas opiniones entre la crítica, que fluctúan entre su definición como novela poética o como extenso poema narrativo. Al margen de esta controversia, en la que aquí no podemos entrar, nos encontramos ante un libro de adolescencia que Martín Adán fue componiendo como ejercicios en el Colegio Alemán desde 1924; una prosa que le permitió recrear poéticamente el ambiente de aquel balneario de Barranco que en los años veinte conservaba sus calles empedradas, sus carretas y su sonido de campanas. La creación de un alter ego transido de insatisfacción, inacción y narcisismo, como eje estructural de la obra, diluye la posibilidad de distinguir una trama argumental. Las constantes interrupciones del discurso, la sutilidad del hilo conductor o la inexistencia de desenlace revelan que la intención literaria no se encuentra en la narración de una historia. El objetivo más bien se dirige hacia la descripción del entorno: el balneario de Barranco en un rincón de la urbe que, frente al caos social y político del Perú desde comienzos del siglo XX, experimentó sorprendida
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